Ante las fuertes crisis ambientales y sociales que enfrenta el mundo actual, la presión de los consumidores por la creación de mejores prácticas dentro del mundo corporativo se ha incrementado de forma acelerada. Las nuevas tecnologías de información y la accesibilidad que brindan a información relevante ha dotado a la cadena de suministro de una relevancia de la que antes carecía.
Vigilar de cerca el ciclo de vida del producto, considerando su paso a lo largo de la cadena de suministro e integrar prácticas responsables en cada una de las etapas involucradas ayuda a las empresas a mejorar su desempeño ambiental, económico y social, ahorrar recursos, optimizar procesos, incrementar la productividad, promover sus valores corporativos e incluso blindar su reputación.
Las consecuencias de no hacerlo pueden ser realmente desastrosas; pues una vez que surge una crisis de comunicación relacionada con prácticas cuestionables en la cadena de valor o una importante falta de transparencia, recuperar la confianza de tus stakeholders será un trabajo verdaderamente titánico y sin resultados garantizados. Así que ¿cómo saber si tu cadena de suministro está a salvo y cuales son tus áreas de oportunidad?
1. ¿Examinas los procesos a profundidad?
Dependiendo de la longitud de la cadena de suministro y la complejidad de cada uno los procesos que se llevan a cabo para que un producto sea posible, es probable que las compañías ni siquiera conozcan cada uno a profundidad, por lo que es necesario realizar un mapeo con el fin de identificar cada uno de ellos desde la extracción de materia prima hasta la distribución.
A partir de ahí, las compañías pueden conocer a detalle cuales son las actividades de sus proveedores, identificar las áreas de oportunidad y priorizar retos. En este punto puede ser importante la presencia de consultores especializados, para ayudarles a descubrir nuevas oportunidades y gestionar adecuadamente los recursos.
2. ¿Qué tan involucrados están tus colaboradores?
Aprovechar la experiencia de colaboradores y socios puede ser de gran utilidad para revelar recursos adicionales, ya que son ellos quienes se mantienen en contacto constante con cada uno de los procesos.
Contar con programas de capacitación que los involucren en el proceso de manera constante y les permitan participar activamente sin duda ayudará a comprometerlos a profundidad con el objetivo, y se convertirán en ojos, oídos y brazos de la organización para construir una cadena de suministro mucho más ética y sostenible.
3. ¿Estás midiendo tu impacto?
Saber qué tan sostenible es tu cadena de valor será imposible si no cuentas con indicadores de desempeño que te permitan medir adecuadamente el impacto que tus acciones están teniendo a nivel ambiental, social y económico. Es necesario que calcules el retorno de inversión de cada una de las prácticas y la cantidad de recursos que te tomará lograr cada objetivo.
4. ¿Tienes un respaldo?
Una cadena de valor sólida está siempre respaldada de forma responsable, por lo que las empresas deben procurar siempre contar con un proveedor alternativo que cumpla con sus lineamientos éticos y ambientales. Explicar cuáles son los objetivos y expectativas a través de un código de conducta para proveedores puede ser un excelente primer paso para involucrarlos.
5. ¿Estás comunicando adecuadamente?
Tus clientes quieren conocer tu historia y ésta forma parte fundamental de la forma en la que interactúan con tu marca. Para el 87% de ellos, las empresas deberían estar dando la misma importancia a los intereses de la comunidad que a sus intereses de negocio, así que no es suficiente decir que te importan, debes lograr que lo sientan.
