Robos, secuestros, extorsiones, asesinatos, actos de terrorismo, crímenes de odio, son algunas de las realidades que lamentablemente cada vez más, forman parte de nuestra cotidianidad. ¿En qué momento tener que usar la creatividad para guardar nuestras pertenencias o dinero en lugares impensables por temor a que nos lo arrebaten, saber cómo actuar en caso de recibir una llamada que simula el secuestro de algún familiar o sentir inseguridad al caminar por una calle solitaria, se volvió algo tan normal?
La inseguridad es una de las mayores debilidades de México. No se puede negar que atravesamos, desde hace algunos años, una crisis de violencia que nos afecta de alguna forma u otra a todos.
En 2016, 23 millones de personas en México fueron víctimas de algún delito. De acuerdo con información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) se cometieron alrededor de 57 homicidios, 3 secuestros y más de 470 robos diarios; y según el Reporte sobre delitos de alto impacto, el primer trimestre de este año, 2017, las cifras han ido en aumento, considerándolo el peor trimestre “no solo del sexenio, sino desde que se cuenta con información estadística”.
Las cifras son alarmantes y lo es aún más, no contar con soluciones o estrategias sólidas que garanticen la disminución de la violencia. La situación no solo nos afecta en un plano social, sino también económico; en 2015 el INEGI informó que el costo total por inseguridad representó a México un monto de 236, 800 millones de pesos, el equivalente al 1.25 por ciento del PIB; y en el mundo, el impacto económico de la violencia es de 14.3 billones de dólares, lo equivalente al 12.6 por ciento del PIB global.
La solución
El tema forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Dentro del objetivo número 16, “Promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas”, se tiene la meta de “reducir todas las formas de violencia y las tasas de mortalidad conexas en todo el mundo”.
La responsabilidad no es solo del gobierno, es importante que cada quien, desde lo individual, tome conciencia y sepa cómo contribuir a la formación de una cultura de paz y legalidad que beneficie a todos.
Las empresas son células sociales que al albergar y tener influencia sobre tantas personas, juegan un papel muy importante en la comunidad, es por eso que fomentar la paz y legalidad dentro y fuera de las mismas, no debe de ser un tema ajeno a ellas.
¿Cómo implementar una cultura de paz en la empresa?
Como parte de las acciones de responsabilidad social empresarial se pueden tener distintos esfuerzos al interior para promover una cultura de paz y legalidad, que logre a su vez, tener un impacto más profundo y llegar a más personas al exterior.
Trabajar en formar una cultura de paz es trabajar en la prevención de la violencia, pues no hay que perder de vista que la violencia se puede dar en todos los niveles y entornos, desde la calle, hasta en el trabajo y con la familia.
A continuación te presentamos el caso de una empresa mexicana que cuenta con una estrategia para integrar esta cultura al interior. Los resultados son sorprendentes.
Caso de éxito: Restaurantes Toks
Se trata de Restaurantes Toks, que cuenta con un programa llamado Yo vivo el respeto en mi unidad, que tiene el objetivo de concientizar a los colaboradores y sus familias para que propicien y se desenvuelvan en un ambiente libre de violencia, tanto en el trabajo como en el hogar.
Primera etapa
El programa, como primera etapa, se probó en dos restaurantes en la ciudad de México, donde se trabajó en alianza de la organización México Unido Contra la Delincuencia, y se llevó a los colaboradores información para que pudieran hacer conciencia y a través de un violentómetro supieran qué acciones propician la violencia y en qué nivel se encuentra cada uno.
Posterior a la sensibilización se llevaron a cabo reuniones de trabajo, donde además de identificar en dónde se encontraban, pudieron generar soluciones y se les ofrecieron talleres para que supieran cómo dejar de ser violentos y promover una cultura de paz.
Finalmente se hizo una campaña de comunicación interna para compartir los compromisos a toda la fuerza de trabajo con el objetivo de tener un restaurante más armónico e incluyente.
“La intención es que los líderes del negocio de los restaurantes, tanto chefs, como gerentes y personas del corporativo, conozcan lo que significa la violencia; que no solamente es un tema de agresión física, sino tiene que ver también con las acciones cotidianas que hacemos y cómo todos somos responsables de construir la paz y una sociedad más armónica e incluyente”. Afirmó Gustavo Pérez, director de responsabilidad social de Restaurantes Toks.
Segunda etapa
Recientemente se dio inicio a la segunda etapa del programa. Se invitó a gerentes de 25 restaurantes y líderes del corporativo, acompañados de algún familiar de su elección, a que tuvieran una sesión en el Museo de Memoria y Tolerancia, ubicado en el centro de la ciudad de México.
Además de tener un recorrido guiado al museo, los colaboradores tuvieron una plática al finalizar con la directora del recinto, en la cual les habló acerca de la tolerancia y la importancia de propiciar una cultura de paz al interior del trabajo.
Después de la sensibilización se harán sesiones de trabajo en los 25 restaurantes y se realizará el mismo proceso que en los dos primeros. Una vez completada esa etapa, se planea replicar el programa en los más de cien restaurantes de la cadena a lo largo de toda la República.
Resultados
Gustavo Pérez confía en los resultados positivos que traerá este programa a la empresa. Por lo pronto, asegura que en los dos restaurantes donde se implementó el programa se han notado grandes cambios:
- La rotación bajó casi un 50 por ciento.
- Aumentó la calidad de servicio al cliente en un 40 por ciento.
- Los colaboradores compartieron que llevaron esas buenas prácticas a sus casas y modificaron su dinámica familiar.
De esta manera la empresa contribuye desde su operación a la construcción de una sociedad más pacífica y libre de violencia.
Si aprendemos a construir un México más armonioso, más tolerante y más incluyente, ganamos todos.
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