En este mundo incierto y convulso que estamos viviendo, prácticamente todas las personas que conozco están convencidas de que no hemos avanzado como sociedad humana para resolver el grave problema del cambio climático.
Las noticias que vemos, oímos o leemos a diario dan cuenta de la falta de acuerdos entre las naciones del planeta para establecer un plan común que permita estabilizar la atmósfera con una concentración de 450 partes por millón de bióxido de carbono. ¿Porqué exactamente 450 partes por millón, y no 400 o 500?, te preguntarás, querida, querido lector. Y más aún ¿450 partes por millón son muchas, o son pocas? Pues bien, nuestro preciado aire se compone actualmente (desde que existen los mamíferos en la Tierra) de 79% de nitrógeno y 21% de oxígeno, lo que hace el 100%.
Pero hay unas pequeñas trazas de otros gases como el CO2, los óxidos de nitrógeno, el metano CH4, el ozono, el argón, el neón, que aunque en minúsculas cantidades, influyen fuertemente en la estabilidad de nuestra atmósfera. El más abundante de estos gases-traza es el CO2 (además de las nubes, que no son gas sino vapor de agua y que también tienen efecto invernadero). Las temperaturas promedio que hemos tenido durante millones de años, incluyendo las épocas de glaciaciones y las de temperaturas tropicales en casi todo el planeta, han fluctuado siempre entre límites que han permitido la vida terrestre, y esto se debió a una concentración de CO2 de alrededor de 390 partes por millón.
Los científicos atmosféricos más prestigiados del mundo, agrupados en el Panel Intergubernamental de Cambio Climático creado por las Naciones Unidas en 1988, han calculado que si la concentración de CO2 llega a 450 partes por millón, la Tierra se calentará en promedio entre dos y 2.4°C, lo cual derivará en alteraciones muy importantes, como el aumento en el nivel de los océanos, el incremento en la intensidad y frecuencia de huracanes, lluvias catastróficas, desertificaciones aceleradas, nuevas distribuciones de enfermedades infecto-contagiosas. Pero estas alteraciones pueden todavía ser manejadas por la sociedad humana.
Por encima de las 450 partes por millón, nos dice el IPCC, el clima se puede descontrolar por encima de cualquier predicción, poniendo en riesgo a gran parte de la vida en el planeta, causando una gran extinción de especies, desde luego incluyendo la nuestra. Por eso la importancia de la cifra mágica: 450 partes por millón de CO2. Calculando las tendencias actuales, esa concentración se alcanzará dentro de 15 años, para el 2025. Por eso la urgencia de empezar ya a reducir emisiones.
Hasta ahora, todo parecían malas noticias: La falta de acuerdos para lograr estas reducciones, el aparente egoísmo y miopía de algunos gobiernos, la prevalencia de intereses políticos y económicos de corto plazo que impiden ver el interés general de la humanidad frente a los intereses de unos pocos.
De pronto surgen luces al final de esta oscuridad: Una noticia del jueves pasado, 12 de agosto, proveniente de Alemania, querida, querido lector, nos da esperanzas bien fundadas para confiar en que el ser humano, a través de su recursividad y creatividad, podrá enfrentar exitosamente este enorme reto inédito al que nos enfrentamos:
El Instituto Alemán para las Energías Renovables, IWR, publicó que las emisiones mundiales de dióxido de carbono ( CO2) cayeron en 2009 un 1.3 por ciento a 31,3 millones de toneladas en el primer descenso año con año en esta década. Por primera vez, desde que se llevan registros de las emisiones mundiales de Bióxido de Carbono, se registra una disminución en el volumen emitido, a pesar del rápido crecimiento de las emisiones de China y la India. O sea que la curva ascendente llegó a un pico en 2008, y en 2009 inició un ligero descenso.
El prestigiado instituto basado en Muenster , asesora tanto a los ministerios como a las universidades y empresas alemanas, respecto de la crisis económica mundial y el aumento de las inversiones en energías renovables para la reducción de emisiones.
La inversión mundial en instalaciones de energías renovables de energía, calor y combustibles subieron el año pasado a 125 mil millones de euros (ciento sesenta y un mil millones dólares ) cuando fueron de 120 mil millones en 2008, dijo el IWR. Se invirtieron por lo tanto cinco mil millones de euros más en 2009 que en 2008. Esta inversión representa desde luego una forma de producir energía más limpia, y que emite por lo tanto menos gases efecto invernadero.
Sin embargo, Norbert Allnoch, director del IWR expresó que “dada la profundidad de la crisis, las reducciones de las emisiones de CO2 podrían haber sido mayores , pero debido a una producción más intensa en Asia y países del Medio Oriente, no se obtuvo una compensación debida a los ahorros obtenidos de las reducciones en Europa, Rusia, Japón y los EU.
“La energía inducida por las emisiones de CO2 en China debido a su crecimiento económico en 2009 ha aumentado a un nivel que ahora es tan elevada como la de los EU y Rusia combinados”, dijo.
Ya en 2009 China se encontraba en primera posición con 7,43 mil millones de toneladas, después de 6,810 millones en 2008, seguida por los EU con 5,95 mil millones ( 6,370 millones de 2008). Rusia estaba en tercera posición, justo antes de la India, y seguido por Japón. Estas cifras nos indican, querida, querido lector, que a diferencia de la percepción generalizada de que no estamos avanzando, y que además los Estados Unidos son los principales culpables de no llegar a acuerdos, los avances por parte de los países Anexo 1 del Protocolo de Kioto, en los números, no en los discursos políticos, son significativos y se empiezan a notar.
El IWR establece también en esta comunicación del jueves pasado, que las inversiones mundiales en energía solar y eólica se vieron beneficiadas por menores costos de equipo, a medida que la crisis ha originado la reducción de los precios de aerogeneradores, celdas fotovoltaicas y diseños industriales más limpios.
Sin embargo, el IWR reiteró la sugerencia anterior de que, a fin de poner freno a la utilización de combustibles fósiles y lograr la estabilización global del CO2, es recomendable que el gasto anual mundial en energías renovables se cuadruplique a 500 millones de euros (644.2 mil millones dólares).
Las emisiones mundiales de CO2 siguen siendo en este momento, mientras escribo estas líneas, 37 por ciento superiores a las de 1990, año base para el clima del Protocolo de Kioto. Se supone que para el 2012, dentro de dos años, deberíamos ya estar 5% por debajo de lo que emitíamos en 1990.
Pero el que hayamos empezado a bajar nos da mucha esperanza.
¿Habremos tocado fondo? La vida en nuestro planeta, la humana y la no humana, se lo merece.
Fuente: La Crónica – medio ambiente, .p. 39
Autor: Luis Manuel Guerra
Publicada: 15 de agosto 2010