Todos hemos visto, y muchos también han sufrido, los efectos de la crisis financiera del 2008. Ahora estamos viviendo la crisis financiera de nuevo en Europa y los Estados Unidos, y es obvio que los problemas son más persistentes de lo imaginado. Mucha gente en España, Europa y el resto del mundo está pagando un alto precio por la falta de medidas económicas a tiempo. La discusión pública gira en torno a cómo los responsables deberían haber previsto la profundidad de la crisis, y cómo se debe restaurar la “normalidad” lo más pronto posible.
Ermst Ligteringen, director ejecutivo del Global Reporting Initiative (GRI)
Este último objetivo supone la restauración de la estabilidad financiera y la generación de condiciones que favorezcan el desarrollo de la actividad económica. Esto sí es urgente.
Recientemente acudí a una reunión junto a representantes de grandes empresas españolas, incluyendo BBVA, en la que se discutía sobre los resultados de un estudio impulsado por la Fundación Bankinter, el Instituto de Empresa y Accenture. El estudio indicaba que la ayuda y la creación de condiciones favorables para los emprendedores representan una estrategia con gran potencial de generación de empleo. Las empresas presentes llegaron a la conclusión de que sería importante que todas incluyeran información sobre cómo están apoyando a estos nuevos emprendedores en sus memorias de sostenibilidad. Así, el reporting se convertiría en una herramienta que ayudaría a las empresas a hacer más visible este impacto colectivo. Desde mi punto de vista, se trata de una práctica que puede ayudar a las empresas en esta iniciativa tan importante como es la creación de nuevas empresas y generación de empleo, lo cual es fundamental en este momento.
Pero, ¿volveremos con esto a la “normalidad” de la que hablábamos?
Esto depende de lo que se entienda por normalidad. Lo cierto es que hay otra crisis que no estamos viendo tan claramente. Es una crisis potencialmente mayor, que se viene desarrollado lentamente a lo largo de las últimas décadas. No se aprecia tan claramente, porque la manera convencional de medir y reportar resultados económicos, tanto a nivel macro como a nivel corporativo, deja importantes vacíos. El PIB y las memorias financieras nos informan sobre los niveles de gasto, ganancias y pérdidas financieras, pero nos cuentan muy poco sobre cómo fueron generados estos resultados. Así hemos llegado a una situación de destrucción colectiva del medio ambiente y el tejido social, sin preocuparnos seriamente sobre sus consecuencias económicas. La predominancia de la información financiera ha condicionado nuestro pensamiento económico de tal manera, que nos preocupamos solamente cuando algo nos va a costar dinero hoy, pero nos preocupa poco cuánto nos va a costar en unos años.
De este modo, hemos llegado a una situación en la que todavía mucha gente prefiere fingir que el cambio climático no amenaza a la economía, o ignorar el hecho de que, desde hace más de dos décadas, consumimos los recursos naturales renovables a un ritmo mayor que la capacidad que el planeta tiene para regenerarlos. Las consecuencias inmediatas afectan sobre todo a los sectores más pobres y vulnerables de nuestra sociedad. No obstante, las consecuencias a largo plazo nos afectarán a todos.
De este modo, el reporting de sostenibilidad puede ayudar a llenar esos vacíos tan peligrosos que existen en nuestro pensamiento económico, y lograr así identificar cómo se puede volver más sostenible la economía mundial, nacional y corporativa, evitando riesgos que son previsibles, e identificando oportunidades para generar nueva actividad económica beneficiosa a largo plazo.
La buena noticia es que muchas empresas líderes en España y el resto del mundo ya están informando sobre su gestión en materia de sostenibilidad. Han encontrado que esta práctica les ayuda significativamente, y prácticamente ninguna de las empresas que ha adoptado esta práctica ha dejado de realizarla. A nivel mundial, son más de 3.000 compañías las que reportan en materia de sostenibilidad, entre las cuales se encuentran 160 corporaciones españolas.
La mala noticia es que los mercados financieros todavía encuentran difícil integrar la información generada por esas memorias en sus análisis, debido a la falta de masa crítica de estos informes. Aunque muchas empresas ya han adoptado esta práctica por voluntad propia, aún existen muchas compañías que no han tomado esta decisión. Esto significa la carencia del volumen adecuado de información sobre la sostenibilidad de las empresas, que permita un análisis profundo. Sin esta masa crítica de información, será difícil para los analistas de mercado llegar a integrar datos de sostenibilidad como parte de su análisis de valoración de las empresas; es decir, analizar cómo se han generado los resultados financieros de las empresas, con qué beneficio o coste para la sociedad y el medio ambiente, y cuáles son las ventajas y riesgos asociados a estas acciones. Esta clase de análisis es imprescindible para el desarrollo de una economía sostenible. La falta de análisis de las dimensiones social y medioambiental de nuestra economía puede suponer el riesgo de no estar preparados para una economía mundial en la cual, para lo bueno y para lo malo, la sostenibilidad se volverá un criterio fundamental.
Las empresas líderes que sí están publicando sus memorias de sostenibilidad representan una oportunidad para todos. Ellas han demostrado la importancia de este reporting para el negocio o el “business case”, es decir, nos demuestran cómo esta práctica puede ayudar a una empresa, a sus clientes e inversores.
Pero también tenemos que reconocer el hecho de que muchas empresas no están publicando datos de sostenibilidad, y que esto está afectando al interés común; perjudica al mercado, y hace más difícil que se produzcan los cambios necesarios para que la economía y las empresas se vuelvan sostenibles y competitivas en la economía del futuro. Por lo tanto, las políticas que aceleren el crecimiento de una masa crítica de información sobre sostenibilidad, han de requerir que todas las empresas grandes y medianas publiquen información sobre sus resultados e impactos en esta materia, y si no lo hacen, deberían explicar públicamente porqué no quieren o pueden hacerlo. Cuando estas políticas fueron adoptadas en Dinamarca, el número de memorias de sostenibilidad disponibles aumentó considerablemente. Esto es exactamente lo que necesita el mercado español y mundial, una masa critica de memorias de sostenibilidad que permita un análisis de las actividades económicas a medio y largo plazo en este sentido. Esto supondría que las empresas, los empleados, los desempleados, los consumidores y los inversores españoles tendrían acceso a esta información y podrían conocer así el beneficio o coste para la sociedad y el medio ambiente generado por las distintas empresas que operan en el mercado.
La ley de la economía sostenible, recientemente adoptada, ofrece una buena base para el desarrollo de este tipo de economía. Una política que establezca el compromiso para todas las empresas de publicar sus datos en materia de sostenibilidad, o de explicar públicamente porqué no lo están haciendo todavía, lo cual ayudaría a acelerar los efectos que esa ley intenta generar: una economía española más competitiva y sostenible. La pregunta ahora es, ¿quién tomará el liderazgo en España para construir ese acuerdo?
Fuente: Comfia.info
Publicado: 1 de septiembre de 2011.