La desigualdad de género es uno de los desafíos más persistentes en todo el mundo. A pesar de las iniciativas globales por cerrar esta brecha, muchas naciones todavía enfrentan profundas disparidades en áreas como la educación, el empleo, la salud y los derechos políticos de las mujeres. Según el Informe Global de Brecha de Género 2024, se necesitarán aproximadamente 134 años para cerrar la brecha global en igualdad de género al ritmo actual. Este retraso pone en evidencia la magnitud del desafío, afectando a millones de mujeres que ven limitadas sus oportunidades de desarrollo personal y profesional.
Este fenómeno no solo perpetúa la discriminación, sino que también tiene impactos negativos en el crecimiento económico y la estabilidad social. Naciones con alta desigualdad de género tienden a experimentar mayores niveles de pobreza, violencia y exclusión social.
En un mundo que aspira a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para 2030, la equidad de género es un componente crucial para garantizar sociedades más justas y resilientes. A continuación, te decimos cuáles son los países con mayor desigualdad de género en el mundo y los retos que las mujeres enfrentan en cada uno de ellos. ¡Entérate!
¿Qué es la desigualdad de género y por qué debe erradicarse?
La desigualdad de género es una problemática estructural que afecta a todas las sociedades, manifestándose en disparidades de poder, acceso a recursos, oportunidades y derechos entre hombres y mujeres. Este concepto hace referencia a la discriminación basada en el género, que se traduce en una menor participación de las mujeres en la economía, la política, la educación y otras esferas de la vida pública.
Esta desigualdad se exacerba en contextos de pobreza, conflicto armado o crisis, donde las mujeres y niñas suelen ser las más afectadas. Además, factores como la violencia de género, la falta de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, y las barreras legales agravan las condiciones de las mujeres, perpetuando su vulnerabilidad y exclusión.
Erradicar la desigualdad de género es crucial para alcanzar un desarrollo sostenible y garantizar la equidad social. No se trata únicamente de una cuestión de derechos humanos, sino también de mejorar los resultados económicos y sociales a nivel global. Cuando se empodera a las mujeres y se eliminan las barreras que enfrentan, las economías tienden a prosperar, y se fomenta una sociedad más justa y equitativa. Conscientes de que resolver este desafío es un asunto que compete a todas y todos, y de que un paso fundamental para acabar con un problema es visibilizarlo, te presentamos enseguida algunos de los países con mayor desigualdad de género en el mundo.
12 países con mayor desigualdad de género
1. Yemen
Yemen encabeza la lista de los países con mayor desigualdad de género, situándose en el último puesto del Índice Global de Brecha de Género. En este país, las mujeres tienen un acceso extremadamente limitado a la educación, empleo y servicios de salud, y la tasa de participación femenina en la fuerza laboral es de las más bajas del mundo. Las mujeres yemeníes tienen una esperanza de vida más baja que los hombres debido a la falta de acceso a servicios de salud básicos y a la mortalidad materna elevada, con apenas el 55% de los partos atendidos por personal cualificado.
La situación se ve agravada por las restricciones legales y sociales que enfrentan las mujeres. Están sometidas a leyes discriminatorias en lo referente a matrimonio, divorcio y herencia, que refuerzan su dependencia económica de los hombres. Además, el conflicto armado en el país ha exacerbado las condiciones de vulnerabilidad, con las mujeres expuestas a violencia sexual y desplazamiento forzado. Las niñas suelen ser obligadas a casarse a temprana edad, impidiendo su desarrollo educativo y perpetuando el ciclo de pobreza.
2. Afganistán
La situación de las mujeres en Afganistán ha empeorado desde el regreso del régimen talibán en 2021. Actualmente, el acceso a la educación superior y al trabajo está prohibido para las mujeres, lo que ha incrementado drásticamente la desigualdad de género en el país. Según el Banco Mundial, menos del 17% de las mujeres afganas participan en la fuerza laboral, y las restricciones impuestas limitan severamente su movilidad y derechos. Afganistán tiene una de las tasas más altas de mortalidad materna del mundo, con 638 muertes por cada 100.000 nacidos vivos.
Las mujeres afganas sufren numerosas violaciones de derechos humanos. El código de vestimenta obligatorio, que incluye el uso del burka, y la prohibición de salir de casa sin la compañía de un hombre son ejemplos de cómo se restringe su libertad. Las leyes del país no protegen adecuadamente a las mujeres de la violencia de género, y las víctimas de abusos a menudo enfrentan castigos en lugar de recibir apoyo. La situación es especialmente crítica en las zonas rurales, donde los matrimonios forzados y el analfabetismo son comunes.
3. Pakistán
Pakistán es uno de los países con mayores brechas de género, con una participación femenina en la fuerza laboral de solo el 22%, según datos del Banco Mundial. Además, el país ocupa los últimos lugares en indicadores como la salud y la educación de las mujeres. A pesar de algunos avances en la educación primaria, las niñas siguen abandonando la escuela en tasas elevadas, especialmente en las áreas rurales.
Las normas culturales y religiosas restrictivas limitan la autonomía de las mujeres. En Pakistán, el honor familiar sigue siendo una justificación para prácticas como los «crímenes de honor», donde mujeres son asesinadas por decisiones que se consideran deshonrosas para su familia, como elegir a su pareja o trabajar fuera del hogar. Aunque el gobierno ha implementado leyes contra estas prácticas, su cumplimiento es deficiente. Además, la violencia doméstica sigue siendo endémica, y las víctimas tienen acceso limitado a la justicia.
4. Chad
Chad es otro de los países con mayor desigualdad de género en África. Las tasas de alfabetización femenina son extremadamente bajas, con solo el 14% de las mujeres sabiendo leer y escribir. La falta de acceso a la educación se combina con altas tasas de matrimonio infantil: más del 70% de las niñas se casan antes de cumplir los 18 años, según UNICEF.
Las mujeres en Chad son vulnerables a la violencia sexual, especialmente en las regiones rurales. La mutilación genital femenina (MGF) sigue siendo una práctica común, afectando a más del 40% de las mujeres. A pesar de la existencia de leyes que prohíben estas prácticas, el cumplimiento es escaso. La falta de acceso a servicios de salud reproductiva y el alto índice de mortalidad materna reflejan el abandono de los derechos de las mujeres.
5. Sudán
En Sudán, las mujeres enfrentan grandes barreras en la vida económica y política, con una participación femenina en la fuerza laboral de solo el 25%. Las leyes del país permiten la discriminación contra las mujeres, particularmente en relación con los derechos de propiedad y herencia. A pesar de la reciente transición política en Sudán, la violencia de género y la discriminación legal persisten.
Las mujeres sudanesas están sujetas a leyes de tutela masculina que restringen su libertad. El acceso a la educación superior para las mujeres es limitado, especialmente en las áreas rurales. Además, Sudán tiene una de las tasas más altas de mutilación genital femenina, afectando a más del 85% de las mujeres, lo que pone en evidencia las barreras culturales y sociales que enfrentan para ejercer sus derechos básicos.
6. República Democrática del Congo (RDC)
La RDC es uno de los países con los peores índices de desigualdad de género, ubicándose entre los más bajos en el Índice Global de Brecha de Género. En este país, las mujeres enfrentan una elevada vulnerabilidad, con un acceso muy limitado a la educación y al empleo formal. Solo el 36% de las niñas asisten a la escuela primaria, y la mayoría abandona antes de llegar a la secundaria. Además, la violencia sexual es una crisis severa, especialmente en las regiones afectadas por conflictos armados.
En la RDC, las mujeres son víctimas constantes de violaciones de derechos humanos debido a la violencia de género y a la cultura patriarcal que prevalece en el país. Los conflictos prolongados han exacerbado estas situaciones, y los grupos armados utilizan la violación como arma de guerra. Las víctimas suelen tener poco o ningún acceso a la justicia, y el estigma social les impide denunciar los abusos. La falta de infraestructura adecuada y la poca representación femenina en los espacios de toma de decisiones también agravan la situación.
7. Mali
Mali se encuentra entre los países africanos con mayores índices de desigualdad de género, ocupando los últimos puestos en educación y acceso a la salud para mujeres y niñas. Las tasas de mortalidad materna son extremadamente altas, con 562 muertes por cada 100.000 nacidos vivos, según la OMS. Además, el 71% de las mujeres adultas en Mali han sido sometidas a la mutilación genital femenina, una práctica profundamente arraigada en las tradiciones del país.
Las mujeres en Mali enfrentan fuertes restricciones sociales y legales, especialmente en lo que respecta a la participación en la vida pública. El acceso a la justicia para las víctimas de violencia de género es muy limitado, y las mujeres casadas son legalmente consideradas subordinadas a sus esposos en temas de herencia y propiedad. La práctica del matrimonio infantil es común, con una de cada dos niñas casándose antes de cumplir los 18 años, lo que limita sus oportunidades educativas y de desarrollo.
8. Níger
Níger es uno de los países con mayor desigualdad de género, con una tasa de alfabetización femenina de solo el 15%, según datos del Banco Mundial. Las mujeres tienen un acceso mínimo a la educación, y las tasas de abandono escolar entre las niñas son extremadamente altas debido a la pobreza y las normas culturales que priorizan el matrimonio temprano. La tasa de fecundidad en Níger es una de las más altas del mundo, con un promedio de 6,8 hijos por mujer, lo que genera desafíos adicionales en la salud materna.
La vida de las mujeres en Níger está marcada por prácticas culturales que refuerzan su subordinación. El matrimonio infantil está profundamente arraigado en las comunidades rurales, y casi el 76% de las niñas se casan antes de los 18 años. Esta práctica las aleja de las oportunidades educativas y las expone a riesgos de salud como complicaciones durante el parto y violencia doméstica. Además, las mujeres tienen poco o ningún acceso a recursos productivos como la tierra, lo que perpetúa su dependencia económica de los hombres.
9. Arabia Saudita
Aunque Arabia Saudita ha experimentado algunos avances en los derechos de las mujeres en los últimos años, como el derecho a conducir y la posibilidad de participar en actividades deportivas, sigue habiendo una profunda desigualdad de género. El Índice Global de Brecha de Género posiciona a este país en los últimos lugares, debido a las restricciones legales que impiden que las mujeres accedan a la plena autonomía. Solo el 21% de las mujeres saudíes participan en la fuerza laboral, y su representación en puestos de liderazgo es mínima.
Las mujeres en Arabia Saudita aún están sujetas al sistema de tutela masculina, que les impide tomar decisiones clave sin el permiso de un guardián masculino, como casarse, viajar o acceder a ciertos servicios médicos. Aunque algunas reformas se han implementado en los últimos años, estas no se aplican uniformemente en todo el país. Además, la violencia doméstica sigue siendo una problemática, y muchas víctimas no denuncian los abusos por miedo a represalias o por la falta de apoyo institucional.
10. Irak
Irak es otro país donde la desigualdad de género es prevalente, exacerbada por años de conflictos armados que han dejado a las mujeres en una situación extremadamente vulnerable. Según datos de UNICEF, solo el 12% de las mujeres en Irak están empleadas, y las tasas de analfabetismo entre las mujeres son considerablemente más altas que entre los hombres. Las barreras estructurales impiden que las mujeres accedan a servicios esenciales como la salud y la educación, especialmente en las zonas rurales y afectadas por la guerra.
La violencia contra las mujeres en Irak es un problema grave, con prácticas como los asesinatos por honor y el matrimonio forzado aún vigentes en algunas regiones. Además, las mujeres desplazadas por los conflictos armados enfrentan mayores riesgos de violencia sexual y explotación. Las leyes del país no ofrecen suficiente protección a las mujeres, y la impunidad para los perpetradores de violencia de género es generalizada, lo que desincentiva a las víctimas a denunciar los abusos.
11. Siria
El conflicto armado en Siria ha exacerbado la desigualdad de género, empujando a las mujeres a condiciones de extrema vulnerabilidad. La guerra ha destruido la infraestructura de salud y educación, lo que ha afectado particularmente a las mujeres y las niñas. Según la ONU, más del 60% de las niñas en edad escolar no están recibiendo educación, y la participación de las mujeres en la fuerza laboral ha disminuido drásticamente debido a la inseguridad y la falta de oportunidades.
Las mujeres sirias enfrentan una violencia constante, no solo debido al conflicto, sino también dentro de sus hogares. El matrimonio infantil ha aumentado significativamente desde el inicio de la guerra, ya que las familias buscan proteger a sus hijas de la violencia sexual o la pobreza. Además, muchas mujeres se han visto forzadas a convertirse en cabezas de familia tras la muerte o desaparición de sus esposos, lo que las coloca en situaciones de precariedad económica sin el apoyo adecuado del Estado o la comunidad internacional.
12. Sudán del Sur
Sudán del Sur, el país más joven del mundo, enfrenta una de las mayores desigualdades de género en África, en gran parte debido a los conflictos internos y la inestabilidad política. La participación femenina en la educación y el empleo es mínima; solo el 6% de las niñas completan la escuela secundaria, y las mujeres tienen acceso limitado a servicios de salud reproductiva, con una de las tasas más altas de mortalidad materna del mundo, según la OMS.
La violencia de género en Sudán del Sur es endémica, y las mujeres y niñas son víctimas constantes de violaciones y otros abusos por parte de las fuerzas armadas y grupos rebeldes. Además, el matrimonio infantil es una práctica extendida, con más del 52% de las niñas casándose antes de los 18 años. Estas prácticas, sumadas a la falta de acceso a servicios básicos, perpetúan un ciclo de pobreza y marginación que deja a las mujeres sin posibilidades de mejorar sus condiciones de vida.
¡No hay desarrollo sostenible sin igualdad de género!
Erradicar la desigualdad de género en el mundo es fundamental para garantizar el desarrollo sostenible y la justicia social. La marginación sistemática de las mujeres, como lo hemos visto en estos 12 países, perpetúa ciclos de pobreza, violencia y exclusión que afectan no solo a las mujeres, sino también a sus familias y comunidades.
Es necesario un esfuerzo coordinado entre gobiernos, organizaciones internacionales y la sociedad civil para crear políticas inclusivas que promuevan la igualdad de género y eliminen las barreras que impiden el desarrollo pleno de las mujeres. Solo entonces podremos construir un mundo más equitativo y próspero para todos.