Por: Leopoldo Lara Puente.
Esos son los planteamientos que mediante un desplegado periodístico hicieron hace unos días un grupo de 48 personajes públicos de nuestro país: académicos, políticos, artistas, activistas y líderes de opinión. Jorge Castañeda, Héctor Aguilar Camín, Juan Ramón de la Fuente, Marta Lamas, Gael García, Alejandro Martí, María Elena Morera, sólo por citar algunos de los firmantes.
Se los hicieron a los hoy flamantes candidatos a la presidencia de la república, aunque en entrevistas posteriores han considerado como “muy buena idea” que también los contesten las y los candidatos al Congreso de la Unión.
¿Qué esperan de ello?
Saber realmente cómo piensan la candidata y los candidatos en temas específicos. No rollos, no discursos tangenciales, sólo respuestas binarias: si o no. Si a su vez ellos quieren extenderse está bien, pero las preguntas son concretas y se pretende que lo pongan por escrito y en su momento que se debata desde ahí: desde el interés de la ciudadanía.
Por ejemplo, entre los temas y las preguntas planteadas, están los asuntos que ningún candidato quiere nunca tocar por “estrategia” en sus campañas, como es el caso del aborto; de la píldora del día siguiente; de Pemex; de la despenalización de las drogas; del aumento de los impuestos; de la reelección de alcaldes y diputados; de la transparencia y rendición de cuentas o de la seguridad pública, sólo por citar algunos.
La idea, es que los candidatos contesten y posteriormente se lleve a cabo un debate de esos puntos ante los mismos ciudadanos y académicos universitarios, ya sea que quieran participar los cuatro juntos o por separado.
También se les pregunta, ¿qué esperan que la ciudadanía realice para que se logren esos propósitos?
El ejercicio es interesante y motivador. No es nuevo ni innovador en su composición ciudadana (recordemos al Grupo San Ángel), pero dado su interés activo en los temas y las propuestas de gobierno, sin duda servirá para evitar que estas campañas se conviertan sólo en matracas, sonrisas, guerra sucia y promesas vanas. Queremos saber cómo piensa el o la candidata por la que vamos a votar. Razonable, ¿no?
Ya el PAN declaró que le suena congruente, el PRI por su parte lo hizo suyo y le propuso al IFE que este temario y el cuestionario sirvan de base para los debates entre candidatos.
Unos días antes, un grupo también ciudadano, fundamentalmente académico: la Red por la Rendición de Cuentas, integrado por casi de 60 organizaciones de la sociedad civil enfocadas en ese tema y auspiciadas por el CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económica), convocó a los partidos, con mucho éxito. Asistieron prácticamente los líderes de todos, salvo el PT. En ese ejercicio se manifestaron los compromisos de los partidos por articular más la rendición de cuentas del gobierno, por darle un sistema preciso y que no sea como ahora, un ejercicio que algunas dependencias realizan y otras no, un discurso que algunos lo dicen y lo entienden de una manera y otros distinto.
Sostienen quienes integran la red, que los gobiernos deben rendir cuentas de manera sistemática, oportuna y precisa, mediante una política estandarizada, de ser posible en los tres órdenes, porque mediante ese ejercicio los ciudadanos logran conocer las políticas públicas, entenderlas en toda su dimensión e incidir en ellas, es decir, modificarlas para que se rediseñen de acuerdo a la voluntad ciudadana: democracia participativa.
Estos ejemplos de activismo ciudadano, son una muestra de que nuestro país no aguanta más un régimen en donde todo se canalice a través de los partidos, en donde necesitemos de intermediarios para dar a conocer nuestra opinión y ejercerla.
Si continuamos con ese esquema, seguiremos padeciendo la opacidad en el manejo de las finanzas, la corrupción en el ejercicio del presupuesto y en la toma de decisiones vitales, las políticas que favorecen a los partidos pero no a los ciudadanos y la lejanía de un ambiente armónico en nuestras comunidades.
Ojalá que los partidos y sus candidatos tomen en serio este ejercicio, porque la sociedad lo merece y lo requiere, ya no queremos gobernantes lejanos, de discurso, de sonrisas, de fotografías, de obras y acciones fatuas, nada más.
México necesita líderes pero también una sociedad corresponsable e integrada a las decisiones públicas.
Sólo la confianza lo puede lograr y esa confianza sólo se puede obtener por la participación clara y directa de la sociedad en la toma de decisiones.
Hoy son 14 temas, esperemos que pronto los sean todos.
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