En el Foro Económico Mundial se habló mucho sobre la importancia de un crecimiento inclusivo que incluya a la base de la pirámide. En este tema los expertos no son los CEO de las grandes empresas ni los líderes políticos, sino los innovadores sociales que usan las fuerzas del mercado y la disciplina de los negocios para proveer soluciones locales específicas para las comunidades de bajos ingresos.
Cada año, una delegación de emprendedores sociales asiste a Davos con apoyo de la organización Schwab Foundation for Social Entrepreneurship. En esta edición, los miembros de esta delegación presentaron tres sugerencias prácticas que pueden ayudar a los líderes mundiales a convertir su buena voluntad en acciones y a revertir la tendencia hacia la inequidad global.
Incluir claramente en la agenda al crecimiento inclusivo
El crecimiento económico por sí mismo no llevará a prosperidad para todos. Industrias como las de manufactura, construcción, servicios y comercio pueden generar empleo para millones de jóvenes que están entrando al mercado laboral, pero a pesas su inmensa contribución a la economía local, los trabajadores en muchas economías emergentes continúan vulnerables a salarios bajos y poco seguros, malas condiciones de vida y trabajo, puestos inestables, exclusión financiera y falta de seguridad social.
«El crecimiento sin trabajo, el crecimiento sin educación universal, sin acceso a agua limpia o a servicios básicos de salud es crecimiento no sustentable», dijo Anne Githuku-Shongwe, CEO de Afroes Transformational Games. «Las empresas y los gobiernos deben estructurar su inversión, capacitación y actividades de RSE de forma más deliberada para asegurarse de que las habilidades que se desarrollan y los trabajos que se crean puedan reducir la equidad de forma cuantificable.»
Equipos con actitud de «sí se puede»
Una característica de esta reunión anual fue la voluntad de los líderes tomadores decisiones de escuchar y aprender de los creadores de cambio social. Los emprendedores sociales por lo general pueden lograr más en una junta de 30 minutos en Davos que en varios años de trabajo. Todo se resume en la capacidad de hablar con CEOs y otros tomadores de decisiones que comprenden el valor mutuo de la colaboración y tienen influencia para lograr que las cosas sucedan.
«Normalmente, cuando nos acercamos a empresas, empezamos desde abajo y luchamos para llegar hasta arriba», dijo Tom Szaky, CEO de TerryCycle, que con la colaboración de 29 millones de personas ha reciclado 2.6 billones de unidades de desecho. «Pero todos en Davos están en posiciones de liderazgo. Vienen a la discusión con otra actitud. En lugar de expresar escepticismo sobre por qué no podría funcionar, preguntan cómo hacer que funciones. Eso acaba con muchas barreras y acelera las cosas.»
Contribuir con conocimientos
El sector privado puede y debe contribuir a crear sociedades más inclusivas. ¿Cómo pueden las empresas ser más creativas con sus recursos para ser parte del crecimiento inclusivo? Podrían crear programas de entrenamiento para start-ups, ofrecer oportunidades para colaboradores retirados que quieran aplicar su experiencia a organizaciones del sector social o comprometerse a contratar a cierto porcentaje de jóvenes desempleados que hayan sido capacitados por otras organizaciones.
También podrían asociarse con emprendedores sociales para crear impacto social en sus cadenas de valor u ofrecer conocimiento y tecnología, como ha hecho Hewlett Packard. Y si se sienten radicales, las compañías también pueden reinventar por completo su modelo de negocios, como Pearson’s se transformó de ser una editorial a una empresa de educación comprometida con mejorar el desempeño de los alumnos.
Sea lo que sea que la empresa decida, como sea que quiera comenzar, el momento es ahora. Las oportunidades son muchas y las ideas pueden probarse para después ser aplicadas a nivel global. El crecimiento inclusivo requiere de un compromiso de actuar por parte de todas las empresas del mundo.
Fuente:
Foro Económico Mundial