La acción climática debe ser independiente de los mandatos de cuatro años. Después de experimentar un apoyo irregular por parte del Gobierno a la acción climática, más marcas están ansiosas por acelerar los planes de reducción de las emisiones de carbono por su cuenta, y los consumidores también empiezan a esperarlo, por lo que conocer formas económicas de reducir la huella de carbono de la empresa es fundamental.
Fast Company comentó que los consumidores también desconfían del greenwashing, y que las marcas son cada vez más escépticas a la hora de poner en marcha iniciativas costosas con un impacto difícil de medir.
Dicho esto, no es tan desalentador como parece. Cualquier empresa puede tomar cartas en el asunto aprovechando soluciones basadas en la ciencia para eliminar las emisiones de carbono de forma significativa y medible, y no tiene por qué ser caro. Te contamos cómo hacerlo.
3 formas económicas de reducir la huella de carbono de la empresa
1. Aprovechar las herramientas y métodos de medición existentes
Si se trata de una empresa que crea productos físicos, el primer paso para reducir su huella de carbono es comprender realmente las emisiones, tanto su procedencia como su posible impacto en el medio ambiente.
La metodología internacionalmente aceptada para el análisis de las emisiones consiste en hacer un seguimiento de las mismas por alcance. Está el Alcance 1, que incluye las emisiones que podemos controlar, como los vuelos y los vehículos de flotilla.
Está el Alcance 2, que son las emisiones que no controlamos pero que afectan a las operaciones propias, como la electricidad de una oficina. Y luego está el Alcance 3, que son las emisiones producidas por toda la cadena de suministro.
Si una empresa ofrece servicios profesionales o productos digitales, sus emisiones caerán principalmente en los alcances 1 y 2. Por otro lado, las marcas que crean bienes físicos tendrán la mayoría de sus emisiones procedentes del Alcance 3.
Las empresas más grandes suelen contratar a consultores de sostenibilidad externos para que realicen una auditoría de su cadena de suministro, lo que aporta precisión y validación al proceso de medición.
Pero los costes fijos de estas auditorías no sólo son prohibitivos para las pequeñas y medianas empresas (entre 50,000 y 100,000 dólares), sino que también desvían los recursos monetarios de áreas en las que podrían tener un mayor impacto. De hecho, los costes de las auditorías suelen superar el coste de las mejoras en la cadena de suministro o las compensaciones de carbono para una marca.
El uso de la regla del 80-20 —también conocida como el Principio de Pareto— para medir las emisiones puede ayudar a las marcas a estimar su huella en función de los factores que más contribuyen, como los materiales, los modos de envío, el país de origen, las fuentes de energía y el volumen de producción.
El Estimador de Emisiones de Marca de Climate Neutral puede ayudar a orientar a las empresas en la dirección correcta, además de ser asequible y poder ser completado en aproximadamente un día por alguien que gestione la producción.
2. No subestimar el poder de los materiales reciclados
La producción de materias primas representa casi una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, de las cuales más del 75% proceden de la producción de acero, cemento y plástico —en ese orden— y, por lo general, de ahí proceden la mayoría de las emisiones de un producto.
El reciclaje puede evitar las emisiones generadas por la extracción de materias primas y los procesos de refinamiento que requieren mucha energía. Por ejemplo:
El uso de poliéster reciclado en lugar de plástico puede reducir las emisiones en un 50% y el uso de aluminio reciclado tiene la capacidad de reducir las emisiones en un 85%, ya que no es necesario extraer el petróleo crudo y el mineral, ni utilizar cantidades masivas de calor o electricidad para la separación.
Por lo general, las alternativas recicladas ya existen en las cadenas de suministro y pueden ser un sustituto de 1-1 en el caso de muchos metales y plásticos. En la industria textil, el poliéster reciclado es cada vez más barato y más duradero, hasta el punto de que es indistinguible del PET virgen.
3. Detener el transporte aéreo lo antes posible
Antes de la pandemia, las cadenas de suministro estaban totalmente agotadas y recurrían a métodos de envío insostenibles. En el sector de la confección, en concreto, muchas marcas recurrían al transporte aéreo para satisfacer las expectativas de la moda rápida.
La sobrecarga de aviones transoceánicos y la moderación de la demanda de los consumidores hicieron que las marcas recurrieran al transporte marítimo, lo cual es positivo en términos de emisiones. Los métodos de envío más rápidos no sólo son más costosos, sino que también pueden aumentar exponencialmente las emisiones.
Por ejemplo, el envío de mercancías de Asia a Norteamérica suele costar $1/kg en el caso del transporte marítimo y $3-4/kg en el aéreo para la misma ruta. Sin embargo, las emisiones de carbono son nueve veces mayores en el caso del transporte aéreo en comparación con el marítimo, porque los aviones, en términos sencillos, necesitan más combustible para mantenerse en el aire y volar rápido.
Afortunadamente, los proveedores de logística son expertos y pueden ayudar a las marcas a tomar las decisiones correctas. Transitarios como Flexport ofrecen múltiples opciones de velocidad y coste y un amplio análisis de las emisiones de los envíos (incluso tienen APIs, si se quiere ser realmente friki). UPS también ofrece opciones de compensación de emisiones calculadas con Carbon Neutral para los envíos directos al consumidor.
Comienza con un compromiso
Más allá de estos enfoques, las marcas pueden explorar otras opciones, como invertir en proyectos de compensación validados o aplicar mejoras fundamentales en la cadena de suministro de las fábricas, tal es el caso de la maquinaria de bajo consumo. Y las marcas que van más allá para compensar sus emisiones no reducidas pueden obtener la Certificación de Neutralidad Climática, creando conciencia para la acción climática a través de mejores productos y fabricación.
Si una marca se compromete realmente a aprender más sobre sus propias emisiones y asume la responsabilidad de investigar proactivamente las opciones disponibles para reducir su huella de carbono, se puede progresar y se hará.