Muchas mujeres pasan toda su carrera laboral sin tener mentoras. Un mentor o mentora es una persona con cierto éxito profesional que apoya con consejos e insights sobre su carrera y hasta sobre su vida personal a individuos más jóvenes o con menor rango. Esta relación en la mayoría de los casos significa un beneficio mutuo que ayuda a ambas personas a crecer. Hay pocas mujeres que cumplan este papel y las razones son variadas: falta de tiempo, número menor de mujeres en altos puestos y también una cultura que enfrenta a las ejecutivas en lugar de recompensarlas cuando trabajan juntas.
La relación de mentoría es muy importante y puede ser clave para que sean más las mujeres que lleguen a puestos de decisión en sus empresas, o para que exista un mayor número de emprendedoras. No es indispensable que sean personas del mismo género las que impulsen a las jóvenes, pero hay un gran valor en esto, según explica la empresaria Amitha Singh en un artículo para LinkedIn:
Empatía:
Las mujeres suelen ser más empáticas que los hombres. Esto ayuda a enfrentar los problemas que se generan el trabajo por medio de una discusión que ayude a solucionar lo que está mal. Las mentoras pueden relacionarse con el problema y discutir soluciones específicas para el tema del que se está hablando, además de compartir sus propias experiencias personales. Los hombres son más propensos a sugerir planes genéricos.
Menos juicios:
Las mentoras que no tienen la necesidad de ser las únicas mujeres exitosas, sino que quieren ver a otras triunfar, tienden a ofrecer menos juicios de valor que sus contrapartes masculinos, quienes en ocasiones juzgan a sus colaboradoras cuando estas dan a conocer un problema por el que estén pasando. Las mentoras tienen la habilidad de pasar la página y no seguir pensando en un tema que ya fue solucionado.
Filosofía:
Cuando una mujer tiene que tomar una decisión importante respecto a su carrera quiere el consejo de alguien que la ayude a ver el panorama más amplio. Los mentorestienen a ver la decisión que los beneficiaría a ellos dentro de la organización. La autora comenta que en una ocasión una joven de la que era mentora le dijo que quería renunciar. Fue difícil dejarla ir, pero comprendió que esta joven estaba en el mejor momento para comenzar otra fase en su carrera. Si la hubiera convencido para que se quedara, no lo habría hecho pensando en sus mejores intereses. Esta decisión logró continuar la relación de mentoría, que no terminó a pesar del cambio de trabajo de la joven.
Se habla mucho de que las mujeres pueden ser las peores enemigas del avance de otras mujeres, pero es momento de demostrar que esto no tiene que ser así. Una relación de mentoría entre mujeres puede ayudar a que ambas crezcan y mejoren cualquier situación de trabajo mediante su colaboración.