El whitewashing es una práctica que ha generado debates en diversas industrias, desde el cine hasta la historia y el ámbito corporativo. Se trata de una estrategia en la que se ocultan, modifican o tergiversan aspectos culturales, históricos o sociales para hacerlos más aceptables o atractivos para ciertos públicos. Este fenómeno no solo distorsiona la realidad, sino que también perpetúa desigualdades y limita la representación de comunidades históricamente marginadas.
A lo largo del tiempo, el whitewashing ha adoptado múltiples formas, afectando la percepción de la sociedad sobre el pasado, la identidad y la equidad. Desde la representación errónea en el entretenimiento hasta la manipulación de hechos históricos y estrategias empresariales engañosas, cada tipo de whitewashing tiene consecuencias profundas. Entender sus formas y efectos es crucial para combatir su impacto y fomentar una mayor transparencia y diversidad.
3 tipos de whitewashing
1. Whitewashing en la industria del entretenimiento
El whitewashing en el entretenimiento ocurre cuando actores blancos son elegidos para interpretar personajes de otras etnias, o cuando las historias de minorías son alteradas para adaptarse a un público mayoritario. Esto puede suceder en películas, series de televisión, novelas e incluso videojuegos.
Las consecuencias de este tipo de whitewashing son significativas. No solo borra la representación de grupos históricamente excluidos, sino que también refuerza la idea de que ciertos actores y actrices no son viables para roles protagónicos. Además, priva a las audiencias de historias auténticas y diversas, promoviendo un imaginario cultural distorsionado.
Evitar este tipo de whitewashing es esencial para garantizar una representación justa y precisa en los medios. La industria del entretenimiento tiene la responsabilidad de reflejar la diversidad del mundo real y ofrecer oportunidades equitativas para todos los artistas, independientemente de su origen étnico.
Ejemplos:
- Ghost in the Shell (2017): Scarlett Johansson interpretó a un personaje originalmente japonés, eliminando una oportunidad de representación asiática.
- Doctor Strange (2016): Tilda Swinton asumió el papel de un maestro tibetano, cambiando su origen cultural.
- Prince of Persia: The Sands of Time (2010): Jake Gyllenhaal fue elegido para el papel de un príncipe persa, minimizando la identidad del personaje.
- Aloha (2015): Emma Stone interpretó a un personaje de ascendencia asiática y hawaiana, lo que generó controversia.
- The Last Airbender (2010): La adaptación live-action blanqueó a los protagonistas, eliminando la representación asiática e inuit.
2. Whitewashing histórico
El whitewashing en la historia se da cuando se omiten, minimizan o tergiversan hechos históricos para hacerlos más favorables a ciertos grupos o narrativas dominantes. Esto ocurre en libros de historia, discursos políticos y producciones audiovisuales.
Las consecuencias de este tipo de whitewashing son graves, ya que impiden el reconocimiento de injusticias pasadas y dificultan la reparación histórica. También perpetúan una visión distorsionada de la historia que beneficia a los sectores dominantes y minimiza las luchas de las comunidades oprimidas.
Para evitar este problema, es fundamental promover una enseñanza de la historia basada en hechos verificables, con un enfoque inclusivo y crítico. Reconocer los errores del pasado es esencial para evitar que se repitan en el futuro.
Ejemplos:
- Minimización de la esclavitud en libros de texto estadounidenses, presentándola como un sistema benigno.
- La glorificación de colonizadores europeos sin abordar el genocidio indígena.
- Omisión del papel de las mujeres y personas racializadas en la historia.
- Relatos distorsionados sobre la conquista de América que ocultan la violencia sufrida por los pueblos originarios.
- La narrativa eurocéntrica que minimiza los logros de civilizaciones africanas y asiáticas.
3. Whitewashing corporativo
El whitewashing corporativo ocurre cuando las empresas ocultan o maquillan prácticas cuestionables para mejorar su imagen ante el público. Esto puede manifestarse en campañas de diversidad superficiales, iniciativas de responsabilidad social engañosas o estrategias de relaciones públicas que buscan distraer de problemas reales.
Las consecuencias incluyen la desinformación de los consumidores, el debilitamiento de iniciativas legítimas de diversidad e inclusión y la pérdida de credibilidad de las empresas. Cuando una compañía se enfoca más en aparentar que en generar un impacto real, erosiona la confianza del público.
Para evitar este tipo de whitewashing, las empresas deben comprometerse con una verdadera responsabilidad social corporativa, implementando políticas genuinas de inclusión y transparencia en lugar de solo enfocarse en el marketing.

Ejemplos:
- Empresas que celebran el Mes del Orgullo sin políticas reales de inclusión LGBTQ+.
- Marcas que utilizan campañas de diversidad sin contratar personal diverso.
- Empresas que promueven la sostenibilidad sin reducir su impacto ambiental real.
- Compañías que destacan iniciativas benéficas mientras explotan a trabajadores en su cadena de suministro.
- Grandes corporaciones que apoyan movimientos sociales públicamente, pero financian legislaciones que los perjudican.
¿Cuál es el impacto del whitewashing en la sociedad?
El whitewashing es una práctica que se ha extendido en diversas áreas, influenciada por factores económicos, políticos y culturales. Su impacto no solo afecta la percepción pública de ciertos temas, sino que también perpetúa desigualdades sistémicas. La globalización y la digitalización han facilitado la visibilidad de estas prácticas, permitiendo que los consumidores exijan mayor transparencia.
Además, el auge de movimientos sociales como Black Lives Matter y #MeToo ha incrementado la presión sobre la industria del entretenimiento, el ámbito académico y el sector corporativo para que adopten medidas más auténticas e inclusivas. Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer para garantizar que la representación y la verdad histórica no sean manipuladas en beneficio de unos pocos.
La educación y la conciencia crítica son herramientas fundamentales para combatir el whitewashing. Es necesario fomentar espacios de diálogo y exigir estándares más altos en la representación mediática, la enseñanza de la historia y las políticas corporativas para evitar que esta práctica continúe distorsionando la realidad.

Una responsabilidad compartida
El whitewashing es una problemática que afecta la representación, la historia y la ética empresarial. Sus distintas formas tienen consecuencias profundas en la percepción social y en la construcción de narrativas equitativas. A medida que la sociedad avanza hacia una mayor conciencia sobre la diversidad y la inclusión, es crucial cuestionar estas prácticas y exigir transparencia en todas las áreas.
Combatir el whitewashing requiere un esfuerzo colectivo de consumidores, creadores de contenido y empresas. La autenticidad y la representación genuina son fundamentales para construir un mundo más justo, donde todas las voces sean escuchadas y valoradas sin distorsión ni omisión.
Si bien el camino hacia una mayor equidad y transparencia es largo, la creciente demanda por una representación justa indica que el cambio es posible. Con mayor educación, conciencia y responsabilidad, podemos contribuir a erradicar el whitewashing y promover una sociedad más honesta e inclusiva.