Es el total de jugadores de piel negra que militan entre la Liga MX y Ascenso MX, en los últimos años se han registrado al menos 10 casos de racismo.
Felipe Baloy fue una de las primeras víctimas de racismo en el futbol mexicano que alzó la voz. Hace ocho años, el panameño acusó a un sector de los aficionados de Santos Laguna de realizar “sonidos de mono” cada vez que tocaba el balón, y desde entonces, los sucesos no se han detenido.
En ese periodo se contabilizan al menos 10 incidentes de discriminación relacionados con el color de piel en campos de Liga y Ascenso MX, pero según una declaración del presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), Ricardo Bucio, en el último año, 30% de las quejas de racismo que recibió proviene del ámbito del futbol.
La visión de la dirigencia de la Liga MX, sobre que México no es un país racista, contrastan con las declaraciones que hizo el defensa central en el 2006, al referirse al incidente que protagonizaron Rogelio Chávez y Darwin Quintero. “Nadie va a hacer nada, por más que digan que se va a investigar, porque no tienen cómo ver quién dijo qué”, comentó Baloy.
En un universo en el que hoy los jugadores de color representan 5.2% (32 futbolistas en Primera División y 17 en Liga de Ascenso), de los 939 jugadores inscritos en las categorías estelares del futbol mexicano, son ellos los objetivos de los actos discriminatorios.
Sólo en dos de los 10 casos registrados de racismo hubo castigo. Para Santos una multa de 268,000 pesos; mientras que Darío Verón y Marco Palacios participaron en una campaña de prevención sobre el tema. Ambas por incidentes contra Baloy.
La mayoría de incidentes no quedan registrados por el árbitro, principal motivo para desechar la investigación; en otros casos, para la Liga no existen los elementos suficientes para condenar las acciones.
En febrero de este año entró en vigor el Protocolo contra el Racismo, válido para los partidos de Liga, Ascenso y Copa, y que tiene al árbitro como responsable de determinar si se incurre en dicha falta. La medida llega ocho años después del primer viso de racismo en el futbol mexicano, cuando Kléber Boas se quejó de que en el estadio de Dorados de Sinaloa imitaban el ruido de un mono cada que tocaba la pelota.
Nadie tiene un color puro
A Walter Ayoví la sonrisa se le desvanece cuando se le pregunta su opinión sobre los casos de racismo que han existido en el futbol mexicano. El futbolista ecuatoriano de Pachuca explica que ese tipo de ofensas sí lastiman a un jugador, por lo que pidió a la afición que cuando asista a los estadios lancen todo tipo de insultos, pero menos los que tengan que ver con el color de piel. “Nadie tiene un color puro”, asegura.
Además, el mundialista en Brasil 2014 pidió a la Federación Mexicana de Futbol tomar cartas en el asunto, agradeció el apoyo que les ha brindado su directiva en este tipo de conflictos, y se sinceró al referir que si bien no ha sufrido un ataque de este tipo, desconoce cómo reaccionaría ante el mismo.
Por eso mismo Ayoví confesó que siempre deja claro a sus compañeros que con ese tema no lancen bromas en el vestidor. A continuación una charla con el mediocampista de Pachuca.
—¿Qué opinión te merece lo que sucedió con Ronaldinho, quien recibió comentarios muy desafortunados?
Se ha hablado mucho del tema, la gente a veces está para opinar, a veces no importa el color. Muchas personas piensan que tienen un color puro y en realidad no es así.
A uno sí le afecta mucho cuando hay ese tipo de comentarios, esperemos que no vuelva a suceder, que la Federación tome cartas en el asunto, que ya no se permita eso hacia un jugador, porque no solamente manchan la identidad del futbolista, sino de todo este deporte.
Creo que México ha evolucionado mucho, se me hace que es uno de los cuatro países con las mejores economías en el futbol y sería serio que por algo así decaiga.
—¿Tú te sientes respaldado por tu club? Recuerdo que el torneo pasado Enner Valencia tuvo un problema con seguidores de Atlante y Pachuca fue enérgico para pedir sanciones.
Sí. En esa parte la directiva ha sido muy clara y leal en cuanto a la disciplina, eso es muy importante para uno, con ese tipo de respaldo el afecto hacia ellos siempre va a ser notable, pero la gente que va al estadio tiene que ir con otra manera, puede lanzar otro tipo de insultos, pero no ese tipo de agresiones porque sí molestan mucho, porque uno tiene familia, identidad.
Como jugador uno tiene ese orgullo de cuando sales a la cancha dar el mejor esfuerzo y rendir para una diversión sana.
—¿Tú has tenido algún problema en México?
Hasta ahora gracias a Dios no he tenido ningún problema, si lo llegara a tener no sé qué pueda pasar, pero hasta ahora no ha sucedido.
—Tú eres un jugador maduro, pero, ¿te preocupa más por lo que pueda sentir tu familia?
Yo siempre he sido un jugador alegre, extrovertido, pero cuando se trata algo de racismo yo creo que soy otra persona. A mis compañeros siempre les digo que soporto la broma que sea, pero no de racismo, porque sería otro Walter en ese momento.
Yo estoy enamorado de mi color
Pachuca es la institución que más atención ha puesto en la prevención del racismo en el futbol mexicano. Recientemente vetó a un sector de aficionados de Pumas y Atlante de asistir al estadio Hidalgo por emitir insultos racistas a sus jugadores.
Para Aquivaldo Mosquera, además del respaldo de su equipo, lo más importante para prevenir la discriminación es la educación. El carácter tranquilo y conciliador del capitán de los Tuzos le hacen pensar que el problema en México no es tan grave como en otros sitios. En charla con El Economista, el defensa colombiano analiza la situación del racismo en México, y considera que los responsables sólo quieren hacerse los graciosos.
—Sobre los últimos sucesos de racismo en el futbol mexicano, ¿cuál es tú posición respecto del tema?
No solamente de ahora, independientemente de que haya sido a un personaje tan reconocido en el mundo, eso es ignorancia, porque estamos en un mundo donde todos somos iguales, no importa el color, la raza. Yo siempre lo he pensado, eso es falta de educación.
Hay que ser más fuertes, no ser tolerantes y, obviamente, empezando con el respeto en casa, que es lo más importante, la familia y los valores que se enseñan siempre será lo más importante.
—¿A qué se debe que jugadores de color son los principales afectados por el racismo en el futbol?
Son muchísimas cosas que se dan para poder llegar al racismo, pero todo parte desde la educación que se da en casa. Ven a alguien de color a quien le va muy bien y hay otra persona que no es de color y que no le va tan bien, ahí empieza el conflicto.
—¿Cómo se previenen los actos racistas al interior de un equipo?
La verdad, como entre nosotros no hay esa clase de cosas, no es algo que hablemos mucho. La persona que me diga algo así, ni siquiera me ofendería, porque en realidad no lo siento. Yo siempre insisto con la educación desde la casa, ya si te dicen algo, pues qué vas a hacer, no te vas a poner a pelear ni nada de eso. Que recuerde, en toda mi carrera, nunca he vivido racismo o discriminación.
Entre nosotros tenemos una disciplina interna y somos personas mayores, profesionales, pensamos, pero sí estamos conscientes de que la gente te puede decir cualquier cosa en el estadio y no debemos tomarlo como si fuera para ti; obviamente, decirle a la directiva, exponerles el caso, pero en realidad toca a uno mismo comportarse en esos momentos.
—¿Qué tan grave es el problema del racismo en el futbol mexicano?
La verdad en México no lo es tanto, ha habido algunos casos pero es porque se quieren hacer los graciosos. En el momento de estar en el estadio se quieren hacer los chistosos por estar con sus amigos o en la barra del equipo contrario. Yo lo tomo así, aunque no está bien, quieren hacerse los graciosos.
—¿Cómo puede afectar recibir un insulto racista para un futbolista?
Me han gritado millones de cosas, en todos lados del mundo, y la verdad depende de tu personalidad. Yo estoy enamorado de mi color y me encanta, digan lo que digan yo siempre voy a estar enamorado de mi color.
Gracias a dios nadie de mi familia ha pasado por eso, quién sabe como vaya a reaccionar en esos momentos, sólo pedirle a dios que nunca pase.
Fuente: El Economista