Algunas empresas han logrado equilibrar sus metas financieras con las de sustentabilidad. Por ejemplo, Johnson & Jonhson destina 40 millones de dólares al año a un fondo especial que dirige el capital a proyectos de reducción de gases de carbono, ayudando a reducir su huella de carbono, además de probar que estos proyectos generan buenos retornos de inversión.
Claro, casos como éste todavía son la excepción y no la regla. Todavía muchas empresas luchan para alinear sus finanzas y su responsabilidad y aquí hay 4 ideas para lograrlo:
1. Establecer metas que integren las consideraciones ambientales las decisiones con las decisiones de negocio: esto se puede lograr incluyendo los beneficios ambientales al establecer tasas mínimas para proyectos que proveen a la compañía con experiencia importante en tecnologías bajas en carbono o cambios en procesos. Por ejemplo, UPS relaja su tasa mínima de retorno en ciertas pruebas de vehículos para sus flotas, porque estos vehículos tienen el potencial de reducir costos en el uso de combustibles.
2. Implementar mecanismos internos que aseguren que la sustentabilidad es valorada: apoyar políticas públicas que pongan un precio estable en externalidades como emisiones de gases de invernadero y otros riesgos ambientales Greif, empresa fabricante de empaques industriales, analizó el ciclo de vida de sus operaciones de negocios y su emisión de gases de invernadero para identificar cómo crecer y al mismo tiempo reducir las emisiones. Otras empresas se han unido a coaliciones que piden que se implementen políticas públicas para abordar el cambio climático.
3. Investir al Director de Sustentabilidad con mayor autoridad en decisiones presupuestarias e incluir a su equipo en planeación de proyectos: algunas empresas le han dado más autoridad a su jefe de sustentabilidad, lo que puede ayudar a asegurar que las aspiraciones de mejorar el desempeño ambiental se integren a la forma en la que la compañía invierte el dinero.
4. Establecer y manejar métricas que indiquen riesgos y oportunidades en la cadena de valor: las empresas que no miden el impacto ambiental de sus acciones en la cadena de valor se están perdiendo de notar riesgos importantes que deben ser mitigados, así como oportunidades que pueden mejorar su desempeño y ahorrar dinero. La tendencia de mirar a la cadena de valor se aprecia claramente en acciones de Nike, McDonald’s o H&M.
La buena noticia es que ya estamos aprendiendo de los líderes que están alineando sus metas de ganancias con la sustentabilidad ambiental. Hacer de uso común sus mejores prácticas e innovar otras puede ayudar a poner al mundo en el camino para lograr una economía ambientalmente sustentable.
Fuente:
GreenBiz
Traducción:
María José Evia Herrero