Lo creas o no hace trece años que Pixar sorprendía al mundo presentando en la pantalla a un pez payaso con hambre de aventura y un padre preocupado que atravesó el océano ganándose el corazón de los espectadores mientras buscaba desesperadamente a su pequeño hijo Nemo. A lo largo de esta historia conocimos también a Dory, un pez cirujano cuya simpatía enamoró a niños y adultos a un nivel tal, que tras más de una década de espera los estudios la han llevado a la pantalla grande para protagonizar una nueva aventura submarina y atraer a miles de familias directo a las salas de cine.
Previo al estreno, muchas personas esperaron que tan como sucedió luego del éxito alcanzado por Buscando a Nemo, esta nueva entrega pusiera en peligro la conservación de toda una especie al despertar el deseo de niños y adultos de tener un ejemplar en cautiverio; aún es temprano para decir si esta predicción se ha cumplido, lo que sí sabemos es que Buscando a Dory también ha traído lecciones responsables a la vida de niños, jóvenes y adultos, con lo que se ha sumado a la lista de materiales con los que Pixar envía mensajes positivos al mundo entero.
1. Discapacidad, inclusión y habilidad
Desde el momento en que la conocimos Dory nos hizo saber que sufre de falta de memoria a corto plazo, una discapacidad mental que la llevo a atormentar a Marlin, el padre de Nemo, durante buena parte de su travesía para buscar a su hijo con la que él mismo pudo aceptarla e incluirla en la familia poco tiempo después.
En esta segunda aventura las complicaciones que esta discapacidad ha representado para Dory a lo largo de su vida y sus esfuerzos por superar los obstáculos que se le presentan día con día son mucho más claros. Ella se da cuenta de que ha perdido a su familia y que para recuperarla necesitará superar algunos retos y aprovechar al máximo todos los recursos que encuentre en el camino, porque más allá de sus deficiencias de memoria, ella se sabe que es capaz de conseguir su objetivo.
Marlin y Nemo por su parte, sienten la responsabilidad de cuidar de su amiga y se embarcan en una travesía para cumplir con este cometido justo antes de darse cuenta de que Dory había sido realmente útil en el pasado y no había razón por la cual no pudiera lograr sus metas. Es hasta entonces que se dan a la tarea de reconocer sus habilidades. ¿Será que nosotros hacemos lo mismo con cualquier persona con discapacidad?
2. Diversidad y más diversidad
Aún cuando la película no se desarrolla del todo en mar abierto, sino al interior del Instituto de Biología Marina de California, es justo este escenario el que nos permite encontrarnos con una gran variedad de especies que quizá no podrían convivir en ningún otro contexto natural.
A lo largo de sus respectivos caminos tanto Dory como Marlin y Nemo se encuentran con una gran variedad de animales de diferentes hábitats y con características distintas entre las que se incluyen capacidades y discapacidades; como la hembra tiburón con deficiencias visuales llamada Destiny, la ballena blanca que ha perdido su ecolocalización y las aves que ayudan a los peces payaso a salir de la inmensidad del océano. Todos ellos con sus propios obstáculos por superar y respeto por la vida del otro.
Estos animales adoptan con facilidad la causa de los amigos que encuentran en el camino y se esfuerzan por ayudar a alcanzar un objetivo común. Tienen respeto por la vida del otro y sus características únicas y encuentran valor en ellas.
3. Educar a los futuros líderes responsables
El interior del Instituto de Biología Marina de California no sólo nos presenta un espacio multicultural, también nos permite visualizar la forma en que los seres humanos interactúan con su entorno y exploran la naturaleza desde temprana edad, y cómo incluso los niños pequeños pueden representar una amenaza para otros seres vivos debido a la falta de orientación de los adultos a su alrededor.
No es que mirar, tocar, conocer y reconocer las maravillas del mundo marino o cualquier otro recurso natural sea un atentado contra su existencia o que los pequeños del hogar deban abstenerse de ello; sin embargo es necesario que los adultos ofrezcan orientación sobre el valor de la vida en nuestro planeta, así como del respeto y cuidado que los seres humanos debemos a ella.
Hacerles saber que las plantas y animales pueden sentir dolor igual que ellos y que es responsabilidad nuestra darles los cuidados que merecen y respetar su hogar es fundamental para que crezcan con plena conciencia del impacto que sus acciones tienen sobre el entorno y se conviertan en adultos capaces de crear un mundo más sustentable a partir de acciones que garanticen la supervivencia de la vida en nuestro planeta.
4. Los atentados contra el océano
Durante Buscando a Nemo, Pixar hizo referencia a la forma en que las aguas residuales afectan a la vida marina; ahora nos ha hecho a todos directamente responsables por el daño que la Gran Barrera de Coral y otros ecosistemas sufren a diario a causa de la contaminación y denuncia de una forma nada sutil que las empresas y los gobiernos no son los únicos responsables de ella.
Toneladas de residuos plásticos llegan a los océanos a diario, no sólo desde fábricas, sino de tu mesa y tu refrigerador. El popote que pediste en aquél restaurante, los arillos del paquete de cervezas en la fiesta a la que asististe la noche anterior y otros desechos se convierten en alimento tóxico y trampas para cientos de peces afectando su salud y sus posibilidades de supervivencia.
En la película, un instituto de investigación se hace cargo de rescatar a los ejemplares dañados, rehabilitarlos y devolver a su habitat natural a aquellos que son capaces de valerse por sí mismos, pero en la vida real, los esfuerzos de las distintas organizaciones no son suficientes. Los seres humanos todavía dañamos nuestro planeta más rápido de lo que podemos sanarlo. Invertir esta balanza depende de cada uno de nosotros.