«Los diamantes son los mejores amigos de las mujeres», «los diamantes son eternos» y otras frases por el estilo han sido parte de la cultura popular por décadas. La idea es que estas piedras preciosas son deseadas y apreciadas por todos. Sin embargo, en los últimos años también ha crecido la conciencia sobre cómo se obtienen los diamantes y la importancia de crear una cadena de valor más ética y sustentable
Sí, los diamantes valen mucho y son hermosos, pero esto no justifica las condiciones en las que son obtenidos, ni el daño ambiental que genera su búsqueda y producción. Recientemente, el ditio web A Practical Wedding realizó una entrevista con el joyero Bario Neal para conocer las formas más responsables de comprar diamantes. Aquí algunos de los tips que dio el experto.
No confíes por completo en el Kimberley Process:
El Kimberley Process o KP fue creado para prevenir el comercio de diamantes de sangre (es decir, piedras obtenidas en una zona de guerra, mediante el uso de esclavos o personas en régimen de semiesclavitud). Un diamante certificado por el KP es «libre de conflicto», pero según explica Neal, la definición de «conflicto» es muy estrecha en este caso, ya que «se limita a diamantes que financian conflictos contra gobiernos legítimos y no incluye la violencia perpetrada por los gobiernos» y tampoco toma en cuenta la destrucción ambiental causada por la industria.
El ejemplo que da el joyero es el de los campos de diamantes de Marange, en Zimbaue, donde se han documentado casos de violaciones, tortura y asesinatos, pero que todavía reciben la certificación. La Unión Europea y Estados Unidos boicotearon las piedras provenientes de este país africano, pero estas siguen en la cadena de valor.
Busca otras certificaciones:
Teniendo en cuenta que el KP no garantiza que el diamante sea totalmente libre de conflictos, se pueden buscar otras certificaciones. Bario Neal afirma que muchos diamantes incluyen una inscripción en láser y otros documentos que comprueban su proveniencia. Como consumidor, puedes preguntar a los vendedores por marcas específicas que son responsables respecto al origen de las piedras que crean. Algunas de estas son Kalahari, CanadaMark y Origin Australia.
Opta por las antigüedades:
Si las etiquetas y certificados no te convencen, otra opción es decidirse por las piedras que llevan muchos años en el mercado. Esto no apoya a las comunidades que trabajan en minería ni a las empresas que tratan de hacer más sustentable la industria, pero sí significa reciclar un objeto que ya ha sido usado por otra (u otras) personas. Para asegurarte de que tu diamante es en verdad reciclado, busca aquellos auditados por una tercera parte o cortes antigüos como el «vieja mina» o el «viejo europeo».
Ten en cuenta toda la cadena de valor:
Neal también advierte que la minería no es el único momento en el que ocurren abusos de derechos humanos: «para el pulido y la manufactura se subcontrata a proveedores en países pobres donde no existen leyes contra el trabajo infantil. Con frecuencia no tienen el equipo para evitar riesgos de salud asociados con cortar y pulir los diamantes.» Para evitar esto, el experto sugiere buscar a organizaciones que sí siguen la pista de las piedras desde la mina hasta los joyeros. Algunas de estas son The Jeweltree Foundation y Open Source Minerals.