Esta columna es patrocinada por Kellogg, comprometidos con la nutrición.
A veces la hora de la comida se puede volver toda una batalla cuando se tienen niños; entre los papás, intentando que se coman todo lo que se les sirvió, incluyendo las verduras, y los pequeños haciendo todo lo posible por dejar lo que no les gusta.
Sin embargo no es necesario pasar por un calvario todos los días para lograr que los niños coman toda su comida y se mantengan nutridos con una alimentación completa y balanceada.
A continuación presentamos algunas recomendaciones para que ese momento se vuelva agradable para todos y genere convivencia.
1.- Dar el ejemplo: bien dicen que la mejor enseñanza es el ejemplo, y de nada sirve darles un discurso acerca de lo importante que es comer sano si los mismos padres no lo aplican. Si se desea implementar en los hijos hábitos saludables se debe de hacer deporte con ellos, comer balanceado y darles mensajes desde las acciones, para que ellos los adopten de manera natural.
2.- Involucramiento: hacer que los niños participen en el proceso de cocinar, con tareas fáciles y donde no peligren, puede servir para despertar su interés por probar nuevos sabores y comer todo lo que ellos mismos prepararon.
3.- No prohibir comida chatarra: tratar de eliminar por completo la comida chatarra, puede generar un efecto negativo y contrario en los niños, ya que se volverá comida “prohibida” y la comerán igual a escondidas. Este tipo de comidas se pueden acompañar o disfrazar con otras más saludables, sin que el niño lo note.
4.- Platillos vistosos: además de preocuparse por el sabor, a los niños se les cautiva con la presentación, y será más sencillo que coman un platillo vistoso e incluso acomodando ingredientes de manera divertida, a un platillo tradicional.
5.- Juegos: es importante relacionar sus juegos con actividades e insumos saludables, como frutas y verduras, de esta manera los niños identificarán esta comida como algo positivo relacionándola con diversión y la elegirán como primera opción.
Los niños que desde pequeños adquieren buenos hábitos alimenticios son menos propensos a desarrollar enfermedades y es más difícil que cuando crezcan cambien su dieta.