La discriminación se entiende como aquella acción que daña los derechos de alguien simplemente por ser quien es o por creer en lo que cree. La discriminación es nociva y perpetúa la desigualdad por medio de la raza, etnia, nacionalidad, clase, religión, creencias, sexo, lengua, orientación sexual, identidad de género, características sexuales, edad, estado de salud u otra condición.
De acuerdo con un portal especializado, específicamente, la discriminación de género se basa en la creencia de que un sexo es superior al otro y que el sexo superior tiene talentos, derechos, privilegios y un estatus superior a los del sexo inferior. Esta es el resultado de un conjunto complejo de causas que interactúan. En ella se violan los derechos de las mujeres a causa de textos y enseñanzas religiosas, prácticas culturales y tradicionales y a causa de las diferencias en la educación (a menudo, las mujeres y las niñas reciben menos instrucción que los hombres y los niños).
La discriminación de género contra las mujeres también puede legitimarse a través de leyes nacionales como los derechos relativos a la herencia de tierras, la necesidad de permiso por parte de familiares masculinos para viajar, etc.
Tan solo en México, el 51.4% de la población históricamente ha sido víctima de exclusión por género en la escuela, en el trabajo, en el hogar, en las calles, en la política, en los medios, en la academia y en las actividades científicas y tecnológicas, entre muchos otros espacios.