He aquí cinco hábitos caseros con impacto positivo probado. Pequeñas grandes acciones que, viralizadas, pueden disminuir o, en el mejor de los casos, eliminar patrones negativos de consumo.
Hace apenas unos días, la eco-acción de Lauren Singer, una neoyorkina de 23 años, se volvió viral. Singer, que cursa estudios ambientales, llamó la atención y se dio a conocer a través de las redes sociales por llevar dos años ininterrumpidos reduciendo sus desechos a cero. En su página, la estudiante muestra un pequeño frasco que contiene aquello que no pudo reusar o reciclar en 24 meses de su reto personal. El resto de su basura la llevó a centros de composta y reciclaje. En el transcurso del proyecto aprendió a fabricar pasta de dientes y jabón, y eliminó los plásticos de su vida. Singer contó que emprendió el desafío al observar que su cesto repleto de residuos señalaba una contradicción entre sus valores y sus acciones. Además de funcionar como inspiración, la joven le ahorró al planeta tonelada y media de desechos sólo en ese tiempo, y mostró una vez más que las decisiones individuales con impacto son posibles.
Aquí, más hábitos caseros en pro de la sustentabilidad:
1. Tolerancia cero a los empaques superfluos
De acuerdo con cifras del INEGI, cada mexicano genera 769 gramos de basura al día (yen el DF el número se eleva hasta dos kilogramos). Diariamente se recolectan 86 343 toneladas en todo el país, de las cuales se trata 6.87 va a parar a tiraderos a cielo abierto (sólo 13 de los 1 882 sitios de disposición final, son rellenos sanitarios). Reducir, reutilizar y reciclar la cantidad de basura que se produce ahorra espacio, contaminantes, emisiones, agua y energía.
- Al reducir 10 la basura personal, se ahorran más de 500 kilos de C02 al año. Comprar alimentos a granel, no usar bolsas de plástico, preferir artículos sin envases ni moños e imprimir lo menos posible son algunas estrategias para lograrlo.
- En México se desechan 22 millones de toneladas de papel, que si se reciclaran ahorrarían 33 de la energía que se precisó para fabricarlo y 28000 millones de litros de agua.
2. Ser unplugged (en la medida de lo posible)
Secar la ropa al aire libre en lugar de usar la secadora durante seis meses disminuye en 320 kilos la emisión de CO2 al año. Al cambiar los focos comunes por lámparas de bajo consumo, que utilizan 60 menos electricidad, se reduce la emisión en 140 kilos de C02 al año. De los hábitos domésticos con impacto positivo, ésta es una de las medidas de las que los consumidores son más conscientes (probablemente porque un ahorro de energía también implica un ahorro económico).
- El INEGI indica que en nueve de cada 10 viviendas se reportan prácticas relacionadas con el ahorro de electricidad. 88 de los encuestados apaga la luz cuando no está en una estancia y 53 ya utiliza focos ahorradores.
3. Atención al agua
Una llave que gotea pierde casi 1900 litros de agua al mes (suficiente para bañarnos unas 100 veces). Dejar el grifo abierto al lavar los trastes puede gastar 120 litros de agua en una sola ocasión. Lavar el carro con una manguera desperdicia más de 300 litros.
En todos los hogares, el escusado es el mayor derrochador. Cuando se jala la palanca, se pierden hasta 10 litros (si no se puede adquirir uno de bajo consumo, introducir dos botellas llenas de agua en la caja logrará que se consuman cuatro litros menos en cada descarga).
- En México se consumen 364 litros de agua por persona al día; más del doble que en Europa, donde se usan alrededor de 150 litros diarios.
4. Comprar un filtro
Pese a que las autoridades insisten en que 98 de los municipios y delegaciones tienen servicio de agua potable, 73 de los hogares compra agua en garrafón o botella. Según el último estudio de la Beverage Marketing Corporation, realizado en 2010, México es el mayor consumidor de agua per cápita del mundo. Se compran 200 000 botellas de plástico cada hora, de las cuales sólo se recicla 21 (según la Asociación para Promover el Reciclado del PET); el resto va a parar a tiraderos a cielo abierto.
- Cada familia destina cerca de 2 000 pesos anuales a comprar agua embotellada, más del doble de lo que cuesta un filtro de agua de buena calidad que puede durar varios años.
5. Generar oxígeno
Un metro cuadrado de azotea verde atrapa un kilo de C02 y genera el oxígeno requerido por una persona en un año. Los jardines en los techos reducen el efecto «isla de calor» en las ciudades y absorben hasta 75 del agua de lluvia, lo que alivia la presión de los sistemas de drenaje. Funcionan también como aislantes acústicos y aportan varios beneficios para la salud (como reducir el estrés y la presión arterial, mejorar la atención y los índices de recuperación de enfermedades). Incluso, las plantas de interior son más que un objeto decorativo para las personas y el entorno: limpian el aire y reducen la contaminación en los espacios hasta en 80 (las mejores para este fin: la Sansevieria o Espada de San Jorge, las Dracaenas, las cintas (Spotiphyllum), la planta de bambú (Chamaedorea) y la hiedra (Hedera belix).
- Un estudio realizado por la American Chemical Society aseguró que si se reemplazaran por azoteas verdes los techos de todos los edificios de un área urbana del tamaño de Detroit, con una población de un millón de personas, lograrían capturarse 55 000 toneladas de C02, el equivalente a eliminar el emitido por 10 000 vehículos utilitarios deportivos de tamaño medio por un año.
Fuente: SZÉKELY, Agata. Tender la ropa al sol (y otras conductas domésticas que protegen el planeta). Crónica ambiental. Año 1, No. 8, febrero 2015, p. 19 – 20.