Al imaginarnos lugares de trabajo extraordinarios pensamos en empresas multimillonarias, sedes enormes con muchos servicios y un ambiente de trabajo utópico. Tal vez algunas de estas características son reales, pero hay muchos mitos alrededor de lo que hace a un buen lugar de trabajo. Aquí cinco de ellos:
Todo el mundo es feliz todo el tiempo:
En los últimos años han surgido muchos estudios que destacan los efectos de la felicidad. Por ejemplo, se sabe que cuando las personas están de buen humor son más sociables, altruistas y creativas. Es por eso que muchas empresas han intentado aumentar los niveles de felicidad de sus colaboradores.
Sin embargo, también hay que saber que la alegría tiene un lado oscuro: si estamos eufóricos, somos menos cuidadosos, más ingenuos y más tolerantes de los riesgos. Además, hay emociones negativas que pueden ayudar a impulsar a las personas.
Es por eso que en lugar de imponer el optimismo a cualquier costo los líderes deben reconocer que un buen desempeño requiere de un balance entre emociones positivas y negativas.
Rara vez hay un conflicto:
Es fácil pensar que los desacuerdos son poco deseables, ya que generan tensión y distraen. Pero en muchos casos los desacuerdos son buenos para el desempeño.
Los conflictos en el trabajo suelen ser de dos tipos: problemas en una relación (choques de personalidad o valores muy distintos) o de tareas (que se centran en el trabajo y cómo se desempeña este). El segundo tipo de conflicto puede ser beneficioso porque produce una mejor toma de deciciones y mejores resultados financieros, ya que un buen debate obliga a los implicados a pensar de forma más profunda, analizar alternativas y evitar un concenso prematuro.
Los lugares de trabajo no deben evitar los desacuerdos por ser incómodos, porque es mejor crear un ambiente en el que se impulsa el debate y no se pone a la armonía por encima de todo.
Se cometen pocos errores:
En los años noventa, la investigadora de Harvard Amy Edmondson descubrió que en las unidades de enfermería con mejores relaciones entre las enfermeras y la administación se cometían más errores que en las que tenían una mala relación. Esto no porque las enfermeras fueran menos efectivas sino porque se sentían más cómodas admitiendo sus errores.
Para lograr un mejor desempeño primero hay que reconocer los errores y aprender de ellos. En un contexto laboral esto se traduce a que se necesita un ambiente en el que los colaboradores sientan que pueden tener un diálogo honesto en el cual aceptar que fallaron. Es por eso que las empresas no deben ver los errores como algo que debe evitarse a toda costa y deben transmitir que el objetivo es mejorar, no ser perfecto.
Se contrata según la cultura:
Ya son muchas las empresas que deciden basarse no solo en habilidades o experiencia para contratar, buscando a personas cuya personalidad y valores sean consistentes con la cultura corporativa.
Esto puede funcionar en trabajos operativos o simples en los que no se necesita mucha creatividad, pero en equipos creativos, según estudios, el desempeño mejora cuando hay diversidad. Una empresa que quiere ser innovadora debe apostar por tener distintos puntos de vista.
Sus oficinas son muy divertidas:
Twiter tiene una pared para escalar. En Zynga hay juegos de video en cada pasillo. Los empleados de Google cuentan con juegos de bolos, canchas de voleibol y muchas otras amenidades. ¿Es obligación que los buenos lugares para trabajar se conviertan en parques de diversiones? No. Los equipos no necesitan lujos, sino experiencias que llenen sus necesidades humanas, porque se desempeñan al máximo cuando se sienten conectados, autónomos y competentes.
Un buen lugar de trabajo no necesita un parque extravagante, sino satisfacer las necesidades emocionales de sus colaboradores y desarrollar las condiciones necesarias para que las personas produzcan los mejores resultados.
Como se puede ver, un buen lugar de trabajo se logra no con miles de dólares sino creando un ambiente de respeto a los colaboradores donde se puedan sentir seguros de cometer errores, disentir y resolver sus conflictos. Esto puede ser más responsable que un tobogán o una happy hour.
Fuente:
Harvard Business Review