Las personas que eligen el emprendimiento como una forma de vida necesitan estar siempre dispuestas a andar un camino sumamente difícil, pero quienes se enfocan además en el sendero social se han impuesto además una misión particularmente complicada: generar un impacto positivo en el mundo a través de los negocios.
La dificultad de recorrer este camino no radica únicamente en tener una enorme paciencia y disciplina para alcanzar la meta propuesta, conseguir financiamiento y encontrar un espacio para trabajar, sino también en las dudas y el estrés que puede generar querer cambiar al mundo y toparse con un millón de obstáculos.
El portal Entrepreneur encontró algunos obstáculos psicológicos que enfrentan los emprendedores especialmente al inicio de un nuevo proyecto y que tienen mayores probabilidades de afectar su desarrollo personal y profesional, ya que interfieren con su capacidad de tomar decisiones y a menudo dañan la confianza que tienen en sus propias acciones e incluso la pasión que sienten por el proyecto. ¿Quieres conocerlas?
1. Incertidumbre
Cuando estás desarrollando un primer proyecto, la incertidumbre se encuentra a la vuelta de nada esquina. No sabes si la investigación de mercado es exacta, si pueden surgir competidores nuevos en los próximos meses, si conseguirás el financiamiento que estás buscando o si tu plan de negocios funcionará tan bien como se ve en el papel. Para los emprendedores sociales, esto puede acentuarse al pensar en las posibles respuestas de las comunidades a las que apoyan.
Los empresarios exitosos han estado dispuestos a aceptar esta incertidumbre y arriesgarse porque se dan cuenta que tras ella puede haber una recompensa.
2. Inestabilidad
Al igual que todos los emprendedores, quienes comienzan un proyecto social necesitan estar preparados para cierta inestabilidad en sus primeros meses. Aumentos repentinos en el interés de los consumidores, largos periodos sin movimiento y diversos gastos que a veces parecen surgir al azar. Algunos miembros de tu equipo posiblemente abandonen el barco, pero tal vez tengas ganancias pequeñas que harán que todas esas cosas valgan la pena.
El hecho es que esa montaña rusa se ve reflejada también en las emociones de todo emprendedor, y para quienes sienten que eso es demasiado, basta recordar que la rutina y la estabilidad pueden resultar bastante aburridas cuando tienes la necesidad de hacer algo para cambiar el mundo.
3. Responsabilidad
Ser empresario significa siempre invertir en cosas nuevas y enfrentarse a situaciones que jamás has experimentado para tomar decisiones sobre asuntos de los que con frecuencia no tienes la menor idea. Cada una de estas elecciones tiene la capacidad de cambiar el rumbo de tu proyecto y, por consecuencia la vida de quienes se encuentran ligados a él, como tus socios, colaboradores, inversionistas y la comunidad en que tu organización se desarrolla.
Esta clase de responsabilidad puede generar altos niveles de estrés y no existe una forma sencilla de superarlo, excepto tratar de controlar tus emociones y buscar apoyo de expertos cuando lo consideres pertinente.
4. Equilibrio
Dejarse atrapar por el trabajo diario es sencillo, sobre todo cuando eres un apasionado por la causa en la que estás trabajando, tu proyecto se convierte en tu bebé y es natural que busques invertir todo el tiempo posible en impulsarlo, pero debes tener mucho cuidado de no descuidar otras áreas de tu vida, ya que es esta misma pasión la que puede conducirte a entregar 100 horas por semana y pasar noches sin dormir mientras dejas de lado cualquier otra cosa en la vida, como a tu familia y amigos.
Este desequilibrio invade la vida de muchos empresarios que a veces no se han dado cuenta de ello y puede verse reflejado incluso en su salud física, así que ten mucho cuidado de mantener un balance.
5. Soledad
Ligado a este desequilibrio encontramos uno de los problemas más grandes del emprendimiento social y del mundo corporativo en general: la soledad.
Este sentimiento puede acentuarse en quienes emprenden un proyecto social debido a que con frecuencia se sienten incomprendidos por los emprendedores tradicionales. Se trata de personas que a menudo reprimen sus tensiones, preocupaciones y temores como un mecanismo de defensa y llegan a mostrar su ansiedad únicamente en la confianza de su equipo de trabajo, lo que en ocasiones puede desestabilizar a su organización.