De utilizar los desechos para obtener energía, hasta cobrar a los consumidores por su huella alimentaria. Estas son medidas drásticas para establecer nuevos hábitos sustentables.
La Comisión Europea recientemente ha dado marcha atrás en un ambicioso conjunto de propuestas legislativas en materia de reciclaje de residuos que contemplaba la eliminación gradual de la basura reciclable depositada en los vertederos y el compromiso de reducir el desperdicio de alimentos en un 30% para el año 2025.
Los detractores pertenecientes a gobiernos estatales y numerosas empresas argumentaron que los objetivos eran demasiado exigentes, pero entonces ¿cómo pueden tomarse medidas que realmente transformen el consumo y el acelerado proceso de desechos?
En un artículo de The Guardian, Oliver Balch propone una serie de retos por asumir a fin de reducir considerablemente el nivel de desechos en todo el mundo.
Replanteamiento circular
Si hay una cosa en la que todos los expertos en residuos están de acuerdo es en que el modelo de producción y desecho de materiales que hemos construido necesita ser abandonado por siempre. Todo es cuestión de formar procesos circulares que se adapten a nuestras necesidades de conservación actuales tejiendo nuestros sistemas económicos de forma armoniosa e interminable en torno al reciclaje.
Aunque se dice fácilmente, se trata de una tarea que no es nada sencilla, ya que para empezar significa una reestructuración masiva de cómo se conciben los residuos. Para lograrlo es necesario primero romper con el paradigma que rodea a esta palabra asociándola con material desperdiciado y comenzar a relacionarla con los bienes valiosos. Las empresas que estén listas para reconocerlo serán las primeras en generar valor a partir de estos materiales.
De acuerdo con Marcus Gover, director de un grupo de defensa de Reino Unido (WRAP) asegura que estas empresas se fusionarán con lo que él llama industria de reprocesamiento, cuyo papel central será devolver este valioso material a los fabricantes en lugar de enterrarlos o quemarlos como se hace en la actualidad.
Para lograrlo es necesario replantear el pensamiento de productores y diseñadores a fin de crear productos más duraderos y fáciles de reparar o desmantelar, lo que dará como consecuencia que los desechos de hoy se conviertan en las materias primas del mañana. La bombilla fácil de desmontar creada por Phillips es un caso ilustrativo de ello.
Transformar los residuos en energía
Aún logrando este cambio de paradigma, las empresas de residuos necesitarán modelos de negocio de los que puedan obtener un beneficio más claro. Una solución es convertir los desechos en energía. Según el analista de mercado de Grand View Research, se espera que el mercado global pueda transformar la basura en energía eléctrica suficiente para llegar a generar 37.64 billones de dólares en 2020.
Si bien la mayor parte del crecimiento de la energía renovable hasta la fecha proviene de tecnologías térmicas, las tecnologías biológicas podrían significar un enorme avance. Un defensor de esta teoría es Justin Keeble, director general de servicios de sustentabilidad de Accenture, quien apunta a una nueva generación de empresas que utilizarán materia prima 100% biodegradable.
La lista de Keeble incluye LanzaTech, una empresa de biotecnología con sede en Illinois que utiliza microbios patentados para convertir en combustible los residuos ricos en carbono a través de una tecnología de fermentación de gas. Otra es Novozymes, una compañía danesa que recientemente lanzó Eversa, solución basada en una enzima que convierte el aceite de cocina y otros de menor calidad en biodiesel.
Posibilidades de reciclaje
Otro obstáculo por superar son las posibilidades de reciclaje que ofrecen algunos materiales, principalmente los compuestos por dos o más materias primas. La reutilización de un metal básico, tal como el cobre es bastante fácil, mientras que el relacionado con plásticos y otros materiales más sofisticados o complejos es completamente distinto.
Stever Lee, director ejecutivo de Chartered Institution of Wastes Management, añade que será necesario implementar tecnología que permita la separación de materiales con mayor eficiencia y rapidez a fin de facilitar los procesos de reciclaje.
Procesos de consumo
Alrededor de la mitad de los alimentos que se producen en todo el mundo son desperdiciados al tiempo que millones de personas viven en condiciones de pobreza, y remediarlo no depende únicamente de las empresas. La adopción de hábitos más responsables de consumo juega también un papel fundamental en el proceso de reducir el índice global de desechos, rescatar a nuestro medio ambiente y generar un impacto positivo en nuestras comunidades.
El líder en investigación sobre medio ambiente y energía, Tim Fox sostiene que cobrar a la población por la cantidad de residuos alimentarios que producen podrían contribuir a transformar sus hábitos de consumo, un programa que ha sido comprobado en una prueba piloto en Seúl y que podría comenzar a extenderse pronto.
«Los residentes reciben tarjetas inteligentes que incluyen un chip con el nombre y dirección del titular. Al desechar sus residuos, las personas deben escanear esa identificación para disponer de una balanza que cobrará por los residuos correspondientes!, explica.
Minoristas
La responsabilidad de la adopción de hábitos de consumo más responsables no debe recaer únicamente en los consumidores, de acuerdo con Conrad MacKerron, director de RSE en As You Sow, los minoristas que venden productos en envases no reciclables también necesitan generar un cambio. «Las empresas responsables de estas ventas deben tomar fuertes medidas para recoger y reciclar los envases en etapa post consumo», aseguró, y señaló que menos del 14% de los envases de plástico se recicla actualmente en los Estados Unidos.
Fuente: The Guardian