Más allá del fenómeno creciente del denominado cyberbullying, la laxitud, libertad y compleja expansión de las redes sociales dejan vulnerables a muchos usuarios ante diversas expresiones de invasión, acoso y contaminación social derivada de entrar en contacto con personas que ejercen diversos impactos negativos.
Las consecuencias de esas actividades van desde comentarios negativos, chismes, insultos y divulgación de material privado, pasando por el bloqueo de amigos y familiares, hasta el acoso telefónico, seguimientos, espionaje, robo de identidad, daños al hogar, rayones al carro, insinuaciones sexuales y extremas agresiones verbales y físicas. Todo ello con los efectos colaterales como insomnio, inestabilidad emocional, inseguridad, baja autoestima y disminución de la productividad, entre otros.
Aunque en redes sociales se presentan muchos de los comportamientos que reportamos en “Cómo identificar a las personas tóxicas y lidiar con ellas”, he aquí algunas de las tendencias y conductas ante las cuales debemos estar alertas.
La gente tóxica en redes sociales no respeta formatos, horarios ni privacidad, no saben distinguir entre lo que puede divulgarse o comentarse, ni el tono, contenidos o el tipo de relación en la que existen. Se permiten libertades y privilegios que nadie les concede y hasta suelen mostrar enojo cuando se les marcan límites. No falta quien te regañe, juzgue o te quiera dar consejos queriendo influir en tus relaciones familiares o personales, que se disgusta porque no le has contestado y que llega a amenazarte con decirle a todos tus contactos chismes o mentiras. No pasan ni 2 minutos que estás conectado cuando ya tienes una larga lista de mensajes, llamadas, correos, tweets y posts con los reclamos de ¿dónde andas?, ¿qué estás haciendo?, ¿con quién estabas? y/o ¿por qué no contestas?
Consejer@s, expert@s, gurús que te resuelven todo, el amante perfecto que sabe cortejar pero que es divorciado y no tiene novia, el director de la escuela de padres que jamás ha tenido hijos, ¡checa por favor¡ Aunque existen protocolos para bloquear y prevenir estas conductas, también se han desarrollado herramientas de acoso, por lo que debes estar muy atent@ a las actualizaciones y desde el inicio tomarte un tiempo para admitir a alguien en tus redes sociales.
La gente tóxica te invade con información y detalles que no pediste. Suelen saturar tu memoria con imágenes, noticias, comentarios, notas que no pediste. Además te exigen algún comentario o retroalimentación casi como hostigamiento. Son imprudentes, pues en muchas ocasiones el material es inapropiado, vulgar o hasta personal.
Corresponder a un saludo puede ser la entrada a cientos de frases, historias y detalles que no corresponden. Por cada palabra que escribes, recibes 140, y muchas son incongruencias, mentiras, exageraciones, doble sentido con connotaciones sexistas y muchos datos de actividades, espectáculos, deportes o personajes que, honestamente, no te importan.
La gente tóxica trata de tener acceso a tu información personal. Todo comienza con una secuencia de preguntas inocentes que van subiendo de nivel y profundidad; tratas de confiar y vas abriendo información sobre tu familia, amigos, finanzas, trabajo, actividades. Quienes fueron acosad@s reportan que de pronto se sintieron vigilad@s, que –sin haberlo notado– su teléfono celular, sus direcciones de e-mail y todos sus datos de contacto comenzaron a ser invadidos de publicidad, que en algún lugar o fiesta en que se divertían fueron sorprendid@s y abordad@s por “conocidos” de redes sociales, recibieron visitas, mensajes o llamadas inesperadas e inapropiadas en su hogar o trabajo; incluso, muchos de sus familiares y amigos pasaron por lo mismo. Delitos como el hostigamiento, robo de identidad, espionaje laboral, extorsión, agresiones y otros más extremos surgieron de esa excesiva confianza.
Ninguna precaución está de sobra. Aunque las redes sociales te dan una exposición, no te garantizan que todos los que te siguen tengan buenas intenciones.
La gente tóxica en redes sociales es pretenciosa y extremista. No olvides que las redes sociales impiden que puedas percibir por completo a una persona; no hagas interpretaciones superfluas, no adjudiques a otr@s personalidades que no tienen. Que alguien tenga cientos de fotos de fiestas y amigos no significa que sea divertido o popular.
¡Despierta! Carteles, frases y tarjetas no dicen nada de los buenos sentimientos, detalles, nobleza o romanticismo de una persona. Tampoco te enganches halagando o pretendiendo coquetear con un perfil falso de una belleza con figura de payasito malabarista de crucero.
La gente tóxica busca aislarte, disociarte o anexarte a sus intereses. Algo anda mal cuando todo lo que recibes de un contacto apunta a que debes cambiar de pareja, de trabajo, renunciar a tus amigos o desquitarte con tu familia.
“Las voces me dicen que debo incendiar esta casa.” “Detrás de la puerta y el espejo se esconden muchos secretos.” “¿Por qué no te conviertes en vampiro?”
En fin, hay de todo. Saber distinguir entre bromas y chistes es una habilidad necesaria; hay que reconocer que hay gente con capacidad persuasiva. El sello de amigo es algo personal; la amistad es algo que debe probarse en la realidad cotidiana. No renuncies a conocer la riqueza y valor de la gente real. Siente, escucha, percibe, conoce, interactúa, visualiza… Todavía no hay una interfaz para todos tus sentidos y la riqueza humana se expresa a través de ellos.
No dejes que encuentren tus flancos débiles, no busques consuelo o apoyo gratuito, ni dejes que otros derritan tu autoestima para colgarse y entrar a tu intimidad. L@s halagador@s, lambiscon@s y peticionari@s están en busca de quienes se las compren. Checa el lenguaje, orden, contenidos; no sabes quién o quiénes están del otro lado, qué pretenden o para qué te buscaron. Cuídate de quienes siempre son negativos, radicales, pesimistas, sombríos…, quienes describen complots, teorías de conspiración, ofertas comerciales y propagandistas políticos disfrazados.
Fuente: Forbes