El modelo de negocios sociales ha aumentado su popularidad entre consumidores y emprendedores en los últimos años porque además de ser rentable tiene un claro beneficio para la comunidad. Sin embargo, para alcanzar su máximo potencial, las empresas sociales necesitan del apoyo del gobierno.
En Reino Unido, una de cada cinco PyMEs son negocios sociales, contribuyendo más de 50 billones de euros anuales a la economía y empleando a más de 2 millones de personas, muchas de las cuales no encontrarían trabajo en el esquema tradicional. Es por eso que varios países que quieren impulsar este tipo de empresas han mirado a la nación europea para conocer sus políticas al respecto.
Aquí 6 cosas que reporta The Guardian que hace el gobierno británico para ayudar al éxito de sus emprendedores sociales:
Llegar a las masas:
En Reino Unido el apoyo a las empresas sociales ha llevado a una década de experiencia creando políticas que las impulsen, pero el sector es todavía de nicho. El objetivo del gobierno es infectar a la economía del país para que la economía social cambie la forma en la que se hacen negocios.
Hacer leyes y mejorarlas:
En 2013 se proclamó en Gran Bretaña la Social Value Act, una ley que requiere que se consideren temas ambientales y sociales al ofrecer servicios públicos. Según una encuesta reciente, la ley ha producido ahorros al reducir los desechos generados y también el gasto público. Esto ha influenciado a las empresas privadas a considerar también el impacto social de sus cadenas de valor.
Financiar:
El acceso a financiamiento es la principal barrera para el crecimiento de los negocios sociales en Reino Unido, y en otras partes del mundo. En el país europeo, se han tomado medidas para atraer más inversión, como reducir los impuestos a quienes invierten en este tipo de negocios y promover bonos de impacto, que recaudan capital para logran buenos resultados financieros y sociales. Estos bonos son considerados por la comunidad internacional como un modelo poderoso, que ya se está expandiendo a otros países, como Holanda.
Otra innovación de este país es Big Society Capital (BSC), el primer vendedor mayorista de inversión social, que cuenta con más de 600 millones de euros para invertir a través de una red de prestamistas sociales.
Crear estructuras de soporte:
Los negocios sociales pequeños con frecuencia carecen de los procesos o modelos de negocios que necesitan los inversores. Para solucionar esto se pueden crear estructuras de apoyo. En Reino Unido se creó el Investment Contract and Readiness Fund, que unía a empresas sociales con proveedores aprobados que los ayudaban a recaudar inversiones y a competir por contratos públicos.
También se requiere crear redes de gestores de fondos, abogados y otros especialistas que puedan apoyar la inversión social. Para crear mercados, el gobierno británico ayudó a armar un directorio que enlista a más de 10 mil empresas sociales y su oferta de productos y servicios.
Consultar, escuchar y hablar:
Una pregunta que tienen muchos gobiernos es cómo pueden cooperar con las empresas sociales. En ocasiones, las autoridades creen que saben qué necesitan estas compañías, pero están equivocadas. Es por eso que es importante que usen todos los medios a su alcance para escuchar a la mayor cantidad de voces dentro de la economía social.
Conversaciones con empresas pequeñas, redes y grupos de la industria apoyan un cambio hacia la economía social. También ayuda el que los gobernantes hagan declaraciones públicas para dar a conocer a estas empresas y las leyes que se han promulgado para impulsarlas.
Dar prioridad a la medición de impacto:
Existen varias herramientas para medir el impacto social. Es importante crear consenso sobre cómo medirlo, tanto para los inversionistas como para los funcionarios que deben evaluar el funcionamiento de las leyes pro-empresa social. Las grandes empresas también requieren de transparencia y métricas para unirse al movimiento.