Si piensas por un momento en cuando eras niño e intentas recordar cómo era el mundo con el que soñabas, quizá vengan a tu mente escenarios diversos en los que tus amigos y tú podían inventar toda clase de realidades y aventuras; probablemente salvar el mundo era una misión que llegaba solo cuando pensabas en los grandes villanosde las películas o series infantiles que amenazaban con destruir la Tierra y todo lo bueno; así que imaginarte a ti mismo convertido en superhéroe siempre fue todo lo que necesitaste para restaurar tu mundo ideal.
Desafortunadamente las nuevas generaciones enfrentan algo mucho más peligroso que villanos de ficción, y los más pequeños del hogar parecen estar muy conscientes de ello. Hoy sabemos que los niños enfrentan realidades muy crudas y que no todos están capturando pokemones de mundos fantásticos. Sabemos de lo trascendente que es formar a las niñas más allá del mundo de princesas, empoderándolas para alcanzar sus sueños en el área que ellas quieran, incluso en aquellas que la sociedad no pensaba tradicionalmente para ellas.
Y sí, también sabemos que es necesario el apoyo de las empresas para poder extraerlos de algunas realidades para ofrecerles educación y posibilidades, como la compañía que hizo resurgir la escuela de un basurero o la que les ofreció sus primeras vacaciones a pequeños de escasos recursos.
¿Estamos logrando un cambio?
¿Es posible notar que algo se transforma en las nuevas generaciones? La buena noticia es que parece que algo estamos haciendo bien al menos en el tema de la educación y conciencia, pues algunos niños, además de identificar los problemas ambientales y sociales que afectan su entorno, también se han dado a la tarea de encontrar soluciones e invitar a las personas que los rodean a construir el futuro que quieren con pequeñas acciones.
Hace pocos días el equipo de Expok recibió la visita de un travieso pequeño de ocho años que compartió con nosotros varias horas de sonrisas y mucha diversión; aprovechando su presencia, le preguntamos su opinión acerca de lo que necesitaría el mundo para ser mejor. Sus respuestas fueron tan certeras como inspiradoras, así que juntos las convertimos en una lista de deseos y le pedimos que representara cada uno de ellos en un dibujo. ¿Adivinas el resultado?