Unos 900 años más tarde, alrededor de 50 millones de personas perdieron la vida por causa de la llamada peste negra.
Esta pandemia se extendió por Europa entre 1347 y 1351 y causó una mortandad mayor que cualquier guerra o epidemia conocida hasta la época afectando también China, parte de Medio Oriente y del Norte de África.
La peste negra, la plaga que EE.UU. no ha podido erradicar
Ambos eventos provocaron la muerte de más de 10% de la población mundial de entonces, por lo que entrarían en la categoría de catástrofe global, según la definición utilizada por la Fundación de Retos Globales (GCF, por sus siglas en inglés).
Esta organización, con sede en Estocolmo, se dedica al análisis de las grandes amenazas mundiales.
Ahora, en su informe sobre Riesgos Catastróficos Globales 2016, la GCF destaca que pese a que ningún evento en el siglo XX logró llegar a esa categoría, el riesgo de que una calamidad de este tipo se produzca no debe ser menospreciada.
«Es fácil dejarse confundir por las aparentemente bajas probabilidades de que ocurran eventos catastróficos», apuntan para luego alertar que «las pequeñas probabilidades se combinan significativamente en el largo plazo».
El informe de la GCF hace un análisis de los 7 principales riesgos de una catástrofe global. BBC Mundo te cuenta cuáles son.
Cambio climático
Inundaciones y sequías son algunas de las consecuencias del calentamiento global, según los expertos.
El reporte sobre las amenazas de catástrofes globales aborda el tema del cambio climático y señala que «es imposible saber con exactitud cuál es el nivel de calentamiento de la atmósfera que puede derivar en una catástrofe global».
Sin embargo, citando al Panel Internacional sobre el Cambio Climático, señala: «Los riesgos del cambio climático oscilan entre alto y muy alto con un incremento de la temperatura media de 4ºC por encima de los niveles de la era preindustrial».
En el texto se asegura que, entre las consecuencias esperadas del aumento de la temperatura, se incluye el impacto severo sobre sistemas únicos o amenazados, la extinción sustancial de especies, y amenazas a la seguridad alimentaria.
Advierte que lo que puede parecer como un riesgo bajo en el corto plazo no lo es tanto en el largo.
«El informe Stern sobre los impactos económicos del cambio climático sugiere que cada año hay un 0,1% de probabilidad de que la humanidad se extinga (…) Esto implica una probabilidad de extinción de la humanidad de 9,5%, durante los próximos 100 años», indica.
Guerra nuclear
Una guerra con armamento atómico podría generar un «invierno nuclear».
Durante la crisis de los misiles en 1962, Estados Unidos y la Unión Soviética estuvieron al borde de una guerra nuclear por el despliegue de misiles soviéticos en Cuba.
Hablando de ese episodio, el entonces presidente estadounidense John F. Kennedy, señaló que estimaba que las probabilidades de haber llegado a la guerra atómica eran una de tres.
El informe del GCF señala que un conflicto de este tipo generaría dos tipos de daño:
El causado directamente por las explosiones, el fuego y la radiación
El llamado invierno nuclear, derivado del humo que llenaría la atmósfera como consecuencia del incendio de ciudades, fábricas y materiales inflamables.
El texto cita un informe del gobierno de Estados Unidos de 1979 en el que se estimaba que en un conflicto nuclear entre las dos superpotencias de la Guerra Fría habría fallecido entre 35% y 77% de la población
estadounidense; y entre 20% y 40% de la población soviética durante los primeros 30 días de enfrentamientos.
En la actualidad, la GCF considera que los efectos serían menores por cuanto el arsenal nuclear actual en manos de Washington y Moscú es una quinta parte de lo que llegó a ser en su punto máximo en 1986.
Sin embargo, el informe advierte que, por improbable que parezcan, los riesgos de una guerra nuclear son demasiado altos como para ser obviados.
Una pandemia natural
El temor a una pandemia ha llevado a extremar las precauciones ante la gripe aviar.
En los últimos 300 años se han registrado unas 10 pandemias de influenza en el mundo y ninguna ha causado la muerte de más de 5% de la población mundial.
Según el reporte de la GCF, las facilidades para que este tipo de enfermedades se distribuyan por el planeta han crecido por efecto de la globalización y del consiguiente incremento de la interacción entre los humanos y los animales.
Sin embargo, las mejoras en las prácticas sanitarias y de salud disminuyen su impacto.
El informe señala que, según estimaciones de las autoridades británicas, hay una probabilidad que oscila entre 1 de 20 y 1 de 2 de que se produzca en los próximos cinco años una pandemia que mate a 1% de la población de
Reino Unido.
Las probabilidades de que se produzca una pandemia catastrófica que tenga efectos globales, sin embargo, son menores.
Una encuesta entre expertos señala que hay 15% de probabilidades de que ocurra una pandemia de H5N1, conocida como gripe aviar, en los próximos tres años.
Supervolcanes
Los supervolcanes emiten gran cantidad de material fragmentado.
Algunos expertos consideran que la erupción del volcán Toba en Indonesia, hace unos 70.000 años, puso a la humanidad al borde de la extinción.
Toba es considerado como un «supervolcán», por ser capaz de producir una gran cantidad de material fragmentado.
Se cree que el gran volumen de polvo y sulfatos arrojados a la atmósfera causó un enfriamiento de las temperaturas globales de entre 3ºC y 5ºC que duró varios años y derivó en una pérdida considerable de vida animal y vegetal.
El informe de la GCF señala que algunos expertos estiman que el efecto de la erupción de Toba redujo la población humana de unas 100.000 a unas 4.000 personas.
El texto cita un informe de la Sociedad Geológica de Londres, según el cual, basta con una capa de cenizas de un centímetro de espesor para acabar con la producción agrícola de un lugar.
No obstante, indica que es muy difícil hacer estimaciones sobre la posible erupción de un supervolcán, aunque de acuerdo con algunas estimaciones se producen en promedio una vez cada 30.000 a 50.000 años.
Asteroides y cometas
La NASA tiene ubicado a 90% de los asteroides con un diámetro mayor de 1 kilómetro.
Los científicos creen que hace unos 66 millones de años un asteroide de unos 10 kilómetros de diámetro cayó sobre una parte del territorio de México, en un lugar llamado Chicxulub, causando una masiva extinción de vida
sobre la tierra y poniendo fin a la era de los dinosaurios.
Según el informe del GCF, el impacto de un asteroide o de un cometa con un diámetro superior a 1,5 kilómetros podría matar a millones de personas. En gran medida, debido al enfriamiento de las temperaturas que causaría y a los daños sobre la agricultura.
El texto cita una investigación de 2015 que estima que la probabilidad de que durante los próximos 100 años un asteroide choque con la tierra y tenga un efecto global significativo es de aproximadamente 1 entre 1.250.
Conscientes de este peligro, la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés) dispone de un sistema de vigilancia que ya tiene ubicado a más del 90% de los asteroides con un diámetro superior a un
kilómetro.
Virus de laboratorio
En los últimos años se ha incrementado el número de laboratorios que realizan modificaciones genéticas.
En el año 2001, un grupo de investigadores en Australia que quería crear una vacuna anticonceptiva para los ratones, que sirviera para control de plagas, terminó creando un virus de laboratorio que mataba a cada una de sus víctimas al despojarlas de parte de su sistema inmunológico.
Este descubrimiento accidental recordó a la comunidad científica los riesgos de que los avances de la ciencia pudieran terminar siendo usados para fines destructivos.
«Existe una posibilidad real de que un peligroso patógeno de laboratorio podría ser liberado por accidente», señala en informe de la GCF, que recuerda las versiones según las cuales la cepa del virus H1N1, responsable de un número importante de enfermos y muertos entre 1977 y 2009, era el producto de un accidente de laboratorio.
El texto indica que hasta 2012 había al menos 42 laboratorios dedicados a la investigación con patógenos con potencial para causar pandemias.
«En el largo plazo, si la biotecnología madura lo suficiente y la síntesis genética no es bien regulada, va a ser cada vez más fácil para los estados y los grupos pequeños sintetizar y modificar patógenos peligrosos. Esto genera un riesgo grave de una catástrofe global», advierten.
Inteligencia artificial
Los expertos esperan que en 2050, ya haya sistemas de inteligencia artificial equiparables al hombre.
Aunque parezca un tema de ciencia ficción, la posibilidad de que el desarrollo de sistemas de inteligencia artificial (IA) que tengan efectos negativos está incluido en la lista de riesgos con potencial para causar catástrofes globales.
El informe de la GCF se hace eco de previsiones de expertos acerca de cuándo se producirá un sistema que sea capaz de realizar sus tareas tan bien como un humano, lo que –según los expertos consultados para elaborar el informe– tiene 50% de probabilidades de ocurrir para el año 2050.
Una vez que eso ocurra, los expertos creen que hay 5% de probabilidades de desarrollar un súper sistema de IA en los dos años siguientes y de 50% en los 30 años posteriores.
«Asumiendo que logre desarrollarse un sistema de inteligencia artificial que se equipare a los humanos, su impacto social a largo plazo es desconocido», señala el texto.
«Según la opinión promedio de los expertos consultados, hay en torno a 7% de probabilidades de que sería ‘extremadamente malo'».
Sin embargo, «la enorme incertidumbre que envuelve estas estimaciones debe ser destacada», indica.
Fuente: BBCMundo