En los últimos años han surgido interesantes alternativas al capitalismo más puro, que reinó en la década de los ochenta. La economía colaborativa o la economía del compartir, la popularidad del crowdfunding en línea y del emprendimiento social, entre otros fenómenos, se abren paso para proponer formas distintas de ganar dinero al tiempo que se hacen buenas aportaciones al ambiente y la sociedad.
Sin embargo, ninguna de ellas ha sido tan disruptiva y popular como para lograr un cambio radical en todo el mundo. Según un artículo reciente del portal Inc., el año 2016 podría ser clave para esta transición hacia una economía más inclusiva y enfocada en el propósito. Aquí sus siete razones:
1. La competencia:
Apenas se publicaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible, las compañías comenzaron a alinear sus estrategias de RSE a éstos y a anunciar ambiciosas metas sociales. En París, también intentaron opacar a sus competidoras con sus compromisos medioambientales, ganándose la buena voluntad de muchos activistas.
2. La cadena de valor:
Para ser considerada sostenible, una empresa debe tener una cadena de valor responsables. Por lo mismo, las grandes compañías hacen exigencias a sus proveedores, y éstos a sus proveedores, creando una red de prácticas responsables y transparentes que se extiende a todo el mundo.
3. Los riesgos a la reputación:
Los riesgos, especialmente aquellos relacionados con la reputación corporativa, se han convertido en una prioridad, porque los consumidores esperan que las compañías se comporten de forma ética, haciendo que los CEO se tomen en serio la magnitud de su responsabilidad.
4. Las regulaciones
Los reguladores están aumentando los requisitos ambientales, sociales y de gobierno corporativo, de forma que las empresas deben rendir cuentas por temas como contaminación y respeto a los derechos humanos. Por ejemplo, en Reino Unido y California, ya es un requisito legal eliminar cualquier clase de mano de obra esclava de la cadena de valor.
5. El deber fiduciario:
Tanto los CEO como los consejos de dirección tienen un deber fiduciario más amplio, ya que diversos documentos han recalcado que el alcance de la influencia en materialidad va más allá de los temas económicos tradicionales, llevando a que los consejos de dirección reevalúen su responsabilidad fiduciaria para incorporar información no económica a su estrategia y toma de decisiones.
6. El incremento de los reportes:
Ya que todas las compañías quieren ser parte de la élite responsable, está aumentando el número de reportes de sustentabilidad voluntarios, lo que a su vez significa que los marcos de trabajo como GRI, IIRC y CDP (antes Carbon Disclosure Project) se están alineando.
7. Los inversionistas:
Los inversionistas institucionales, respondiendo a presiones de sus clientes, prefieren invertir en empresas con buenos programas de responsabilidad, lo que a su vez lleva a las compañías a preocuparse por comunicar sus esfuerzos.