Ser un líder responsable significa muchas cosas y no es nada sencillo. Además de pensar de forma innovadora e impulsar cambios positivos dentro y fuera de la compañía, se trata de mantener equipos de trabajo donde exista un ambiente de cordialidad y el respeto en el que sea más sencillo generar buenos resultados para la compañía.
Si sospechas que no eres un buen jefe, es momento de ser honesto y aceptar si alguna de estas señales aplica a tu estilo de liderazgo:
Tu equipo sufre de burnout:
Ser ambicioso y motivado es importante para un líder. Pero su estás pidiendo un ritmo excesivo de trabajo quiere decir que no estás usando tus recursos de forma efectiva. Tal vez te llena de orgullo tu productividad, pero esta puede estar poniendo en peligro la salud de la organización a largo plazo.
El manejo de crisis no debe ser el estado natural de las cosas en una oficina, ya que disminuye la moral efectividad hasta de los colaboradores más dedicados. En toda empresa hay momentos para «quemarse las pestañas», pero deben ir acompañados de espacios para que tu equipo recargue las pilas. Un jefe responsable sabe que el tiempo libre es importante.
Evitas tomar decisiones difíciles:
Si hay una decisión que debe ser tomada y tú estás evitando la situación, es una maña señal. Esta actitud se puede deber a una necesidad de tener certeza absoluta o a falta de confianza en las habilidades, lo que resulta en pedir más y más evidencias para tratar de decidir algo 100% correcto. Esto retrasa el trabajo que debe hacerse.
No provees de dirección adecuada:
Si tienes prisa por terminar un proyecto pero no sabes realmente qué resultado quieres, es posible que convoques a una junta, pienses en voz alta, te vayas por tangentes y tu equipo acabe confundido. Esta es una receta para un desastre caótico, en el que no se comunican metas claras y concretas y se toma un enfoque de «lo sabré cuando lo vea» que ningún colaborador aprecia.
Avergüenzas a tu equipo en público
Tratar mal o ridiculizar a una persona de tu equipo en una reunión o cualquier lugar público es la forma más fácil de ganar una mala reputación como líder. Puedes pensar que algo que tu colaborador dijo o hizo fue tonto, pero señalarlo solo demuestra que eres inestable y que no respetas a quienes trabajan contigo.
Los líderes débiles suelen minimizar a otros para sentirse más importantes, pero lo responsable cuando una persona necesita recibir críticas constructivas es hacerlo en privado. Si los regañas en público, los buenos elementos no tolerarán que se les ponga en ridículo y se irán de la empresa, dejándote con un equipo temeroso que logrará resultados mediocres.
No cumples tu palabra:
Si sueles entrar a juntas con clientes, asegurarles que tú personalmente te ocuparás de algún asunto y luego salir de la sala, esto te hará ver bien por un momento, pero si no cumples tus promesas la respuesta será peor, porque el equipo tendrá que ocuparse de todo, lo cual disminuirá tu credibilidad y te hará ver como una persona habladora que no cumple.
Le pides a varias personas que hagan el mismo trabajo:
Puede parecer una buena idea, porque tendrás más material para elegir un proyecto ganador, pero cuando tus colaboradores se enteren se sentirán poco apreciados y aquel cuyo trabajo no elijas pensará que no confías en la calidad de sus entregas. Hacer que tu equipo sepa que valoras y aprecias lo que hace es una parte vital de ser líder y con esta actitud se logra lo contrario.
No das retroalimentación honesta:
Si evitas dar retroalimentación honesta para no herir los sentimientos de tu equipo creas una expectativa poco realista en las personas y mucha confusión cuando ellas notas que no están avanzando como quisieran dentro de la empresa. Además, ese comportamiento hará que las personas no confíes en lo que dices, pensando que es solo una parte de la verdad. Tu papel es ayudar a las personas a alcanzar su potencial y esto solo lo pueden hacer si saben tu opinión honesta.
Que articulo mas light. Un calificativo como terrible a una argumentacion tan pobre. En serio no es responsable estos articulos.