De acuerdo con Triple Pundit, en las últimas décadas, los defensores del medio ambiente han estado combatiendo activamente el fenómeno del greenwashing, donde empresas que no adoptan prácticas respetuosas con el entorno se presentan de manera engañosa como sostenibles.
Sin embargo, a medida que los gobiernos responden con regulaciones más estrictas para abordar este problema, ha surgido una nueva preocupación: el «greenhushing».
Qué es el greenhushing
Este término se refiere a la estrategia que adoptan algunas empresas, incluso aquellas comprometidas genuinamente con la sostenibilidad, de ocultar deliberadamente sus metas climáticas. La razón detrás de esta táctica es cumplir con las nuevas regulaciones y evitar la atención pública. En lugar de comunicar abiertamente sus esfuerzos contra el cambio climático, estas compañías optan por el silencio estratégico.
Aumentan los casos de greenhushing
Un reciente informe de South Pole, una consultora climática con sede en Suiza, revela que aproximadamente el 70 por ciento de las empresas enfocadas en la sostenibilidad a nivel mundial están adoptando esta práctica de «greenhushing». Este dato marca un cambio significativo en comparación con unos años atrás, cuando las empresas, incluso las del sector petrolero, hacían promesas llamativas de eliminar completamente sus emisiones.
Curiosamente, el «greenhushing» no se limita a un sector específico, sino que afecta a empresas en diversas industrias. Según el informe de South Pole, las compañías de servicios ambientales, que incluyen energías renovables y reciclaje, encabezan la lista con un sorprendente 88 por ciento practicando el «greenhushing». Incluso aquellas en la industria de bienes de consumo, que abarca alimentos, bebidas y productos para el hogar, le siguen de cerca con un 86 por ciento, superando a la industria del petróleo y gas que se sitúa en un 72 por ciento.
¿Por qué las empresas practican el greenhushing?
Según el estudio, los motivos detrás de esta tendencia de silencio estratégico son diversos. Las empresas de servicios ambientales, al igual que las del sector petrolero, mencionan el creciente escrutinio de inversores, clientes y medios de comunicación como una razón principal para reducir la comunicación sobre sus metas climáticas. Además, más de la mitad de las empresas que admitieron practicar «greenhushing» señalaron los cambios en las regulaciones como una razón clave para no hablar sobre sus compromisos climáticos. Algunas también citan la falta de datos suficientes o directrices claras de la industria sobre cómo comunicar sus reclamos ecológicos.
Los efectos de esta reticencia empresarial son significativos. Reducir la comunicación sobre metas climáticas disminuye la competencia y la presión que impulsan a las empresas a ser más ambiciosas con sus objetivos ambientales.
«Realmente no podemos darnos el lujo de no aprender unos de otros. Las empresas deberían compartir las lecciones que han aprendido al tratar de reducir sus emisiones, entablando duras conversaciones entre sí sobre qué funciona y qué no, y cómo podemos mejorarlo».
Nadia Kähkönen, subdirectora del Polo Sur y autora principal del informe.
George Favaloro, jefe de soluciones climáticas de South Pole para América del Norte, también destaca que ocultar acciones puede frenar a otras empresas. Además, la tendencia también podría limitar el intercambio de consejos para descarbonizar que podrían ayudar a otras empresas a reducir sus emisiones de carbono.
¿Qué regiones practican más el silencio en sostenibilidad?
El informe también destaca que el «greenhushing» no se distribuye uniformemente en los 12 países encuestados. Las empresas estadounidenses son menos propensas al silencio, probablemente debido a regulaciones menos estrictas en torno a las afirmaciones medioambientales. Los Estados Unidos se sitúan como el segundo país menos propenso a «greenhushing», solo detrás de Japón. En cambio, las empresas europeas, especialmente en Francia con leyes que limitan el «greenwashing», lideran en este comportamiento silencioso, con un 82 por ciento de empresas que optan por el «greenhushing».
A medida que las regulaciones ambientales en los Estados Unidos avanzan y las leyes anticamuflaje se implementan, es probable que el «greenhushing» también aumente en este país. La reciente entrada en vigor de una ley en California que exige a las grandes empresas revelar sus emisiones respalda la idea de que la presión legal podría intensificarse. Además, las demandas judiciales, como las dirigidas a Nike y Delta Air Lines el año pasado por afirmaciones cuestionables sobre sus impactos ambientales, están en aumento.
«Cuanto más los líderes dejen de comunicar sobre lo que están haciendo, proporcionará menos motivación para que ese grupo participe en el juego».
George Favaloro, jefe de soluciones climáticas para América del Norte del Polo Sur
Transición empresarial hacia cero neto
Aunque el informe de South Pole se basa en la encuesta de 1,400 empresas que están entre las más avanzadas en acción climática, resalta que, en general, la mayoría de las empresas aún no han comenzado sus esfuerzos hacia objetivos netos cero. Solo el 8 por ciento de un grupo más amplio de 77 mil corporaciones, que incluye a las Fortune 500 a nivel global, ha establecido un objetivo neto cero, según el informe.
El «greenhushing» representa un desafío adicional en la narrativa empresarial sobre sostenibilidad. Aunque las empresas continúan invirtiendo en la reducción de emisiones de carbono, el silencio estratégico podría obstaculizar el progreso global.
En un mundo donde la transparencia y la acción son esenciales para abordar la crisis climática, es fundamental que las empresas encuentren un equilibrio entre cumplir con las regulaciones y mantener una comunicación abierta y transparente sobre sus esfuerzos climáticos.
Este enfoque no solo fomentará la competencia y la presión necesaria para la acción, sino que también permitirá el intercambio de conocimientos esenciales para acelerar la transición hacia un futuro más sostenible, puntualiza el informe.
