En un mundo interconectado, donde las noticias e información sobre el cambio climático viajan a través de redes digitales a todos los rincones del planeta, no es sorprendente que la ecoansiedad, una preocupación persistente por el estado actual y futuro de nuestro planeta, haya ganado relevancia como un problema de salud mental.
Sin embargo, en medio de predicciones pesimistas, existe esperanza. Según Karen Magruder, terapeuta y profesora de trabajo social clínico de la Universidad de Texas en Arlington, en un mundo que se enfrenta a desafíos ambientales sin precedentes en la historia humana, es importante emprender acciones para controlar la ecoansiedad. Estas acciones proporcionan orientación sobre cómo canalizar la preocupación ambiental en acciones concretas y significativas, de acuerdo con The Conversation.
¿Qué es la ecoansiedad y a quién afecta?
La ecoansiedad es una respuesta emocional a la crisis ambiental que afecta a personas de todas las edades y orígenes. Es una respuesta natural a la creciente conciencia de los desafíos ambientales que enfrenta nuestro mundo. Las preocupaciones sobre el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación del aire y del agua, y otros problemas ambientales graves pueden generar una sensación abrumadora de ansiedad y desesperación.
Esta ansiedad no discrimina. Puede afectar a personas de todas las edades, géneros, razas y trasfondos socioeconómicos. Los jóvenes, en particular, están sintiendo el peso de esta ansiedad, ya que son conscientes de que heredarán un mundo con desafíos ambientales cada vez más graves. Los adultos también sienten la ecoansiedad, preocupados por el futuro de sus hijos y las generaciones venideras.
A medida que los medios de comunicación informan sobre desastres naturales, crisis climáticas y la degradación del medio ambiente, es común que muchas personas experimenten sentimientos de ecoansiedad. Estos sentimientos pueden variar en intensidad, desde una preocupación ocasional hasta una angustia abrumadora.
Es fundamental comprender que la ecoansiedad no es una forma de histeria o hipocondría. Es una respuesta lógica y comprensible a la situación crítica de nuestro planeta. A medida que la evidencia científica respalda la gravedad de los problemas ambientales, es natural que las personas se sientan ansiosas y preocupadas por el futuro de la Tierra y la humanidad.
Además, la ecoansiedad no se limita a las personas que viven en áreas especialmente afectadas por desastres ambientales. Incluso aquellos que viven en entornos relativamente seguros pueden experimentar esta ansiedad debido a la conciencia de las amenazas ambientales a nivel global.
8 acciones para controlar la ecoansiedad
Ahora que hemos definido qué es la ecoansiedad y a quién afecta, es importante explorar cómo se puede abordar y controlar esta preocupación a través de acciones y actitudes que tengan un impacto positivo en el planeta. Aquí te presentamos ocho acciones respaldadas por la evidencia para manejar la ecoansiedad:
1. Comprender y practicar la autocompasión
Sé amable contigo mismo y reconoce que no estás solo en estos sentimientos. Preocuparte por el mundo en el que vives no te convierte en una persona «loca» o alarmista. De hecho, un número creciente de personas en todo el mundo comparten tus preocupaciones. En encuestas recientes, dos tercios de los estadounidenses informaron sentir al menos cierta preocupación por el cambio climático.
Tiene sentido que las personas se sientan nerviosas cuando se ven amenazadas sus necesidades básicas, como la seguridad y el refugio. Concédele gracia a ti mismo, porque castigarte por estos sentimientos perfectamente válidos solo te hará sentir peor.
2. Sé parte de la solución
Puede ser difícil sentirse empoderado cuando los daños ambientales afectan tu salud mental, pero la creciente crisis global aún exige una atención urgente. En lugar de ignorar los problemas, utiliza esa incomodidad mental como un catalizador para la acción.
Los esfuerzos individuales para reducir tu huella de carbono son importantes. Sin embargo, unirse a movimientos más grandes tiene el potencial de generar impactos aún más significativos, así como la capacidad de aliviar la ansiedad, según revelan algunas investigaciones al respecto. Voluntar tus pasiones, talentos y habilidades únicas para abogar por cambios sistémicos que beneficien al planeta y a la humanidad.
Cuando te sientas ansioso, utiliza esa energía como combustible para la lucha. Aprovechar la ecoansiedad de esta manera puede reducir tu sensación de impotencia.
3.Controlar el diálogo interno
El peso de la crisis climática es lo suficientemente abrumador como para que tu mente no te haga sentir aún peor. Cuando se trata de pensar en el cambio climático, un enfoque realista nos coloca en una zona psicológica «justa». No debes adormecer tus emociones psíquicas, pero tampoco debes exagerar los problemas.
4. Procesar el trauma ambiental
La crisis climática se ha conceptualizado como un trauma colectivo, y muchas personas están luchando con la tristeza ambiental debido a los impactos climáticos que ya han ocurrido. Procesar el trauma pasado es un paso crucial para fortalecer la capacidad de hacer frente a nuevas experiencias.
Incluso las personas que aún no han experimentado impactos climáticos significativos directamente pueden experimentar signos de estrés pre-traumático, que es un término clínico que describe la angustia experimentada en anticipación de una situación de alto estrés. Profesionales de salud mental con licencia pueden ser de gran ayuda para ayudar a procesar estas emociones.
5. Reducir el aislamiento
El apoyo social sólido es un componente clave para lidiar con la ecoansiedad de manera impersonal. Rodearse de amigos que comparten tus preocupaciones es fundamental para mantener esfuerzos sostenibles en la búsqueda de hacer la diferencia.
Considera unirte o crear grupos de discusión sobre inquietudes ambientales. Participa en reuniones relacionadas con el duelo por el cambio climático. Únete a organizaciones ambientales locales. O simplemente comunícate con un amigo cuando necesites alguien que te escuche.
6. Terapia al aire libre
Pasar tiempo en la naturaleza puede ser una forma efectiva de reducir la ecoansiedad de manera impersonal. Salir a caminar en el bosque o disfrutar de la observación de la naturaleza, como el concepto japonés de «baño de bosque», es una práctica para la relajación. También puedes dedicar tiempo a la jardinería o realizar ejercicio al aire libre en lugares que te resulten relajantes y restauradores.
La jardinería, en particular, puede ser una actividad que relaja la mente y te conecta con la naturaleza. Incluso si no tienes un jardín, puedes unirte a un jardín comunitario para experimentar los beneficios terapéuticos de trabajar con la tierra.
7. Actos de autocuidado
El autocuidado es fundamental para gestionar el impacto emocional de la ecoansiedad de manera impersonal. Participar en prácticas de autocuidado, como garantizar un sueño adecuado, mantener una alimentación saludable y buscar actividades que te hagan sentir bien, te ayuda a mantener un equilibrio frente a las abrumadoras preocupaciones ambientales.
Recuerda lo que te enseñan en los aviones: debes colocarte primero la máscara de oxígeno antes de ayudar a otros pasajeros. De manera similar, cuando te cuidas a ti mismo y mantienes tu bienestar, estás mejor preparado para lidiar con el estrés de la ecoansiedad y contribuir a marcar una diferencia.
8. Mindfulness
La ecoansiedad a menudo se enfoca en el pasado y el futuro, por lo que reconectar con el presente es una poderosa manera de combatirla de manera impersonal. Cultivar la atención plena, que implica una conciencia no crítica del momento presente, permite estar más atento a los pensamientos, sentimientos y sensaciones corporales en respuesta a los desencadenantes de la ecoansiedad.
Prácticas de atención plena, como la meditación y la respiración profunda, brindan un efecto calmante y fundamentado, ayudando a reducir el estrés y aliviar la sensación de impotencia. Además, la atención plena fomenta una conexión más profunda con la naturaleza y una apreciación del momento presente, contrarrestando la sensación de desesperación asociada a las incertidumbres ambientales futuras.
Finalmente, estas acciones para controlar la ecoansiedad pueden ayudar a las personas a enfrentar el problema de manera personal. Sin embargo, reconocer que nuestras acciones y actitudes colectivas tienen un impacto mayor en el planeta nos permite contribuir de manera más efectiva a la construcción de un futuro más sostenible y esperanzador para todos.