Conoce cuáles son los obstáculos que sortean las emprendedoras latinoamericanas en la odisea de hacer crecer a su propia empresa.
Poco acceso al financiamiento, falta de asesoría profesional en el establecimiento de un negocio y el miedo al fracaso forman parte del inventario de obstáculos que las mujeres emprendedoras latinoamericanas tienen que enfrentar para construir el éxito de su propia empresa.
“Hay muchas áreas por trabajar en el caso del emprendedurismo entre las mujeres, pero en la región hay esfuerzos que permiten observar los avances y las historias de éxito de la emprendedoras que enfrentan barreras mucho más complejas en comparación con economías desarrolladas”, asegura Guadalupe Castañeda, socia líder de Mercados Estratégicos en Crecimiento de Ernst & Young (E&Y).
El estudio ‘Liberando el potencial de crecimiento de las emprendedoras en Latinoamérica y el Caribe’, elaborado por el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) del Banco Interamericano de Desarrollo y la firma de asesoría global, revela los obstáculos que las empresarias visualizan en la actualidad y el perfil que tienen.
En la región, las mujeres representan el 41.6% de la población económicamente activa y la actividad emprendedora representa el 15%, del cual el 71% emprende al visualizar áreas de oportunidad y el 29% por necesidad.
Las emprendedoras de bajo crecimiento establecen sus negocios en sectores más vinculados a su género, como es el caso de alimentos y bebidas, servicios empresariales o manufactura y tienden a emprender más tarde en su carrera: en promedio las empresarias tienen la mayoría entre 30 y 39 años, además de vivir con su pareja y dos hijos, mientras que un menor porcentaje de las decide poner su negocio entre las edades de 20 a 29 años.
Pero hay un factor que podría incrementar el éxito de las empresas: el 35% de las emprendedoras de alto crecimiento en la región, aquéllas que dirigen una empresa con crecimiento anual superior al 20%, se caracteriza por contar con estudios en el extranjero, mientras que sólo el 32% de las mujeres empresarias de menor crecimiento tenía la experiencia académica internacional.
En el caso de los hombres, el 60% de los emprendedores de alto crecimiento se caracteriza por tener estudios en el extranjero, una tasa más elevada en comparación las emprendedoras de la misma categoría.
“El hecho de contar con estudios de posgrado y con experiencia internacional es un diferenciador, ya que les da una mayor visibilidad sobre las perspectivas que tienen en los negocios, así como una mayor diversidad cultural y diferentes herramientas para enfrentar retos que se presenten”, asegura Carolina González, socia de asesoría de negocios de E&Y.
Pero no sólo eso, la pasión y el deseo por ser dueñas de su propio negocio son las otras fuerzas que empujan la conquista del ejército del tacón alto en el emprendimiento, de acuerdo con los datos obtenido en el estudio.
Esta investigación contó con la participación de 306 emprendedoras, 121 emprendedores de alto crecimiento y 16 mujeres ejecutivas, es decir, empresas con crecimientos en sus ingresos entre el 10 y 19% en los últimos 3 años, en 9 países de América Latina y el Caribe.
A continuación te presentamos los 8 obstáculos que enfrentan las emprendedoras mexicanas y de Latinoamérica, de acuerdo con el estudio presentado por E&Y y el BID.
1. Capital menor
Contar con un capital menor al iniciar su propio negocio, en comparación con los hombres, es un reto que las emprendedoras tienen por delante. Esta característica de los negocios impulsado por las empresarias se traduce en un bajo desempeño en términos de activos, ingresos, rentabilidad y supervivencia.
2. Temor a los préstamos
Obtener la capitalización suficiente para una empresa no es un asunto sencillo para el llamado ejército de tacón alto. El estudio revela que las emprendedoras temen solicitar y tomar préstamos, pues consideran que sus solicitudes no serán aprobadas por las instituciones encargadas de otorgar el crédito.
Además, las emprendedoras latinoamericanas consideran que el capital que les pueda ser otorgado no será suficiente para hacer crecer su negocio.
“Su principal fuente de préstamos es su círculo más cercano a diferencia de los hombres que a medida que van creciendo su negocio diversifican sus canales de financiamiento”.
3. Mujeres de poca agenda
Desarrollar una amplia agenda de contactos que sea funcional en los negocios resulta una misión imposible para muchas mujeres. En ese sentido, los emprendedores toman la delantera por su facilidad para desarrollar redes de contactos para sus empresas.
4. Mayor demanda
Las emprendedoras enfrentan una mayor demanda laboral y de vida personal, lo que se explica por la multiplicidad de roles como madre y profesional que juega en su vida diaria.
5. Miedo al fracaso
La falta de financiamiento y de una red de contactos en los negocios puede que sea el menor de los problemas para las emprendedoras cuando se trata de enfrentarse a un solo temor: al fracaso.
El 56% de las mujeres se consideran capaces de emprender su propio negocio, porcentaje que se contrapone con el 68% de los hombres.
La mayor parte de las empresarias de alto crecimiento confiesa en el estudio la falta de confianza en sí mismas y el miedo a fracasar.
Sin embargo, el 60% de las emprendedoras entrevistadas ha superado sus objetivos iniciales y el 90% tiene el deseo de seguir creciendo.
Asimismo, el 88% de las mujeres está dispuesto a hacer lo necesario para llevar su negocio a nuevos niveles, aunque de forma conservadora.
6. Falta de empleados
La mayor parte de las emprendedoras son susceptibles a operar sus proyectos sin empleados: el 73% de las mujeres decide emprender su negocio sólo de la mano de su círculo cercano para asociarse u operar el negocio.
“Los hombres tienden a ir más allá de su círculo cercano e integran a colegas y otras personas”, explica González.
7. Amplitud de la brújula
Las empresas actuales requieren que las emprendedoras tengan en cuenta a todos los consumidores. Sin embargo, el estudio del BID revela que las mujeres en la región sólo fijan la aguja de su brújula en un solo cliente, es decir, que en pocas ocasiones venden sus productos o servicios fuera de su país.
“Las mujeres cuando inician el emprendimiento tienen ambiciones más conservadoras y buscan crecimiento en su mercado nacional; los hombres desde un inicio tienen la ambición de buscar metas internacionales”, comenta Carolina González.
El 61% de los hombres visualiza desde el inicio llevar a su empresa a trascender en el extranjero, pero sólo el 26% de las mujeres considera esta posibilidad en las primeras etapas del emprendimiento.
8. La ausencia del mentor
Otro de los baches recurrentes que encuentran las emprendedoras en su camino es la falta de de asesoría especializada para hacer crecer a sus empresas.
El estudio revela que el 75% de las emprendedoras provienen de familias en las que los padres también llevaron a cabo labores de emprendimiento empresarial.
Fuente: Forbes México