Quienes apuestan por la inversión de impacto quieren no solamente rentabilidad financiera, sino que su dinero haga algo bueno en el mundo. Esto significa balancear los riesgos financieros con las complejas métricas de un impacto ambiental y social. Aquí nueve tips para lograr ese equilibrio:
1. Aprovechar las fortalezas:
Enfoca las inversiones de tu fondo en el área fuerte de tu organización. Por ejemplo, la ventaja competitiva de la organización Oxfam es la reducción de pobreza, por lo que se trata del área en la que puede medir el impacto de su fondo. Oxfam es socio del Small Enterprise Impact Investing Fund, el cual se creó para abordar la brecha entre el microfinanciamiento y los préstamos comerciales. Según la organización, este sector en crecimiento es clave para el empleo y la participación económica.
2. Aceptar que la inversión de impacto no siempre es la solución:
No hay una sola estrategia que provea de todas las respuestas. A veces se necesita una inversión del gobierno, mientras que en otros (generalmente cuando las empresas ya han establecido un récord de éxito) fondos de impacto privados pueden hacer una diferencia.
Siembre habrá circunstancias cuando la filantropía debe prevalecer, pero hay otras áreas donde los retornos sociales y financieros tienen una correlación positiva.
3. Contar historias:
Ten una narrativa clara sobre lo que quieres hacer y cómo. Es importante poder comunicarla a inversores potenciales, y también para reunir recursos. Es intelifente identificar a inversores objetivo y hacer investigaciones de mercado con ellos antes de cristalizar toda la oferta del fondo.
4. Medir el impacto social:
Lo que hace exitosa a una inversión de impacto es la visibilidad de los objetivos y el rigor con el que se les da seguimiento, ya sea que se logren o que no. Tanto la Global Impact Investing Network como el Global Impact Investing Ratings System ofrecen diversas métricas, que se centran en aspectos como la creación de trabajo, salarios, empoderamiento de la mujer y el crecimiento de pequeñas empresas.
5. Tomarse tiempo:
Los emprendedores que quieren ayudar a las secciones más pobres de la sociedad suelen necesitar de más tiempo y ayuda que aquellos que se dedican a las demografías más afluentes. Quienes hacen inversiones de impacto deben entender esto, ya que se enfrentarán a proyectos de mayor riesgo y que tomarán más tiempo en ser viables en términos financieros.
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6. Tener en cuanta riesgos financieros:
Hay un gran rango entre el riesgo y el retorno, y es necesario ser realista sobre estas métricas. Los fondos pueden tomar medidas para minimizar riesgos cuando sea relevante, pero también evitar el riesgo sistémico.
7. Planear:
Es importante ver hacia el futuro. Por ejemplo, en caso de estructurar un fondo cerrado, hay que tener en cuenta que la presión para invertir puede ser alta una vez que se hayan reunido los activos, por lo que se puede intentar un arreglo flexible en lugar de que todo el dinero del fondo se use desde el principio. En cualquier caso, hay que investigar el área en el que se invertirá, porque los inversores querrán saber más antes de comprometerse.
8. Ofrecer más que dinero:
A los emprendedores sociales les interesa poder tener acceso a redes, recursos y otro talento, así como a asistencia técnica.
9. Tener cuidado con la burbuja:
Los inversores financieros que aceptan financiar a pioneros de alto riesgo tienen muchas opciones, mientras que aquellos que buscan un menor riesgo y un mayor retorno financiero tienen menos. Según estudios, el número de fondos de inversión de impacto está creciendo, pero las oportunidades de inversión no, lo que significa es que todo ese capital puede estar persiguiendo a las mismas compañías.
Fuente:
The Guardian
Traducción y adaptación:
María José Evia Herrero