El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, de gira en Asia, instó ayer en Yakarta a la comunidad internacional a reforzar su lucha contra el grave problema del calentamiento global, que calificó de «arma de destrucción masiva».
En un discurso ante estudiantes indonesios, Kerry advirtió que los países asiáticos próximos al nivel del mar estaban especialmente amenazados por la subida del agua en caso de catástrofe climática.
Los países del sureste asiático se encuentran «en primera línea del cambio climático», afirmó.
El jefe de la diplomacia estadounidense comparó el calentamiento global con otras amenazas como el terrorismo o la proliferación nuclear, ámbitos en los que las naciones deben trabajar juntas para conseguir un mundo más seguro.
«En cierto sentido, el cambio climático puede considerarse otra arma de destrucción masiva, quizás el arma más terrorífica», indicó John Kerry.
«Los diez años más cálidos se registraron desde que Google se pusiera en marcha en 1998», dijo a su joven auditorio.
El jefe de la diplomacia estadounidense criticó a los escépticos del cambio climático y los acusó de recurrir a ciencia y a científicos de mala calidad para retrasar las medidas necesarias tendientes a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, a riesgo de poner en peligro al planeta.
«No debemos permitir que un grupo de científicos y ciencia de pacotilla ni que ideologías extremistas rivalicen con los hechos científicos», advirtió.
No hay tiempo.
Kerry también censuró a quienes pelean por señalar a los culpables de las emisiones y afirmó que cada individuo, cada país, debe asumir su responsabilidad y actuar de inmediato.
«Simplemente no tenemos tiempo para permitir que reducidos grupos de intereses secuestren el diálogo sobre el clima«, afirmó Kerry en referencia a lo que describió como las «grandes compañías« que «no quieren cambiar ni gastar recursos« para reducir los riesgos.
El secretario de Estado, citando a científicos, advirtió que si el mundo no reacciona, el nivel del mar podría subir un metro antes de finales de siglo.
«Un metro basta para sumergir la mitad de Yakarta. Un metro obligaría a desplazarse a cientos de millones de personas alrededor del mundo y costaría miles de millones (de dólares) a la actividad económica», explicó Kerry.
Indonesia, un archipiélago de unas 17.000 islas, es uno de los principales países emisores de gases de efecto invernadero.
Kerry se entrevistó ayer con el ministro indonesio de Relaciones Exteriores, Marty Natalegawa.
El jefe de la diplomacia estadounidense visitó Indonesia después de viajar a Corea del Sur y China en el marco de su gira asiática.
Siria.
Mientras tanto, Kerry atribuyó a la «obstrucción» del régimen de Bashar Asad la suspensión indefinida de las negociaciones en Ginebra entre las partes envueltas en el conflicto civil que vive Siria.
«Ninguno de nosotros está sorprendido de que las conversaciones hayan sido duras y de que fuera un momento difícil, pero todos estaremos de acuerdo en que la obstrucción del régimen de Asad las hizo aún más difíciles», dijo Kerry en un comunicado difundido ayer en Washington.
Kerry instó a los partidarios de Asad a presionar para la creación de un gobierno de transición, advirtiéndoles que deberán asumir la responsabilidad «si el régimen continúa con sus intransigencias en las conversaciones y sus brutales tácticas en el terreno».
Las negociaciones de paz entre el gobierno sirio y la oposición, que estaban bloqueadas desde hace tres semanas, se suspendieron el sábado en Ginebra.
No se fijó una fecha para una tercera ronda de conversaciones y no estaba claro siquiera si se llevaría a cabo ese tercer intento, pero Kerry dijo que Estados Unidos sigue comprometido con el proceso de Ginebra y con todos los esfuerzos diplomáticos para encontrar una solución política.
«No hay receso en el sufrimiento del pueblo sirio, y las partes y la comunidad internacional deben utilizar el receso en las conversaciones de Ginebra para determinar la mejor forma de usar ese tiempo y su reanudación para encontrar una solución política a esta terrible guerra civil».
Fuente: El País