Una acción muy interesante, similar a las que maneja Greenpeace, sin embargo aquí no se buscó apoyar la fauna o el ecosistema, sino hacer una declaración antibélica: Juega, no hagas la guerra. Para lograrlo se le colocó a la estatua del Emperador Constantino en Milán, un lúdico globo rojo.
Esto me hace pensar en la matanza que acaba de acontecer hace un par de días en una Universidad de Estados Unidos. Ante el incidente, el gobierno norteamericano ha hecho un sinfin de declaraciones, discursos, eventos y homenajes. Es verdad que el hecho fue miserable, abyecto, imperdonable y deleznable. Sin embargo una reflexión cabe muy bien aquí:
Estados Unidos ha realizado todos estos actos porque un terrorista les mató a 32 ciudadanos, sin embargo en Irak, la complicadísima situación socio-política-bélica origina ese mismo número de muertos… diario.
Es entonces que acciones como ésta cobran mayor sentido, al señalar con repugnancia el invento más sórdido y vano que haya hecho el hombre… la guerra.