La causa número uno de accidentes automovilísticos es la conjugación del alcohol y el volante. A sabiendas de esto, la Don’t Drive Drunk Foundation ejecutó esta guerrilla social afuera de los sitios donde los jóvenes suelen ir a divertirse y a beber por las noches en Tailandia.
En ese país se tiene la tradición, proveniente de China, de llevar y quemar en el funeral de los seres queridos, objetos de papel que simulen las pertenencias del difunto, como muebles, casas y carros.
Tomando como base esa tradición, se desarrollaron automóviles de cartón a tamaño real que se colocaron en los sitios ya descritos. En ellos se incluyó la frase «Drink-Drive-Die» como una secuencia lógica de lo que sucede con muchos de los automovilistas alcoholizados.
Un buen concepto que no sólo está desarrollado a partir de una buena idea, sino incluso aprovecha inteligentemente la cultura del entorno para enviar un mensaje local de responsabilidad social.