En un golpe para sus anunciantes y una llamada de atención para sus competidores, Disney anunció esta semana que a partir de 2015 (para respetar los contratos ya existentes) someterá a sus patrocinadores de la industria alimenticia a una estricta revisión de sus cualidades nutricionales. Quienes no la pasen, simplemente no podrán anunciarse.
Según estas nuevas reglas, alimentos como los jugos Capri Sun y los snacks de Kraft desaparecerán de canales como Disney Chanel y Disney XD. La empresa tomó como referencia nutricional los estándares propuestos por el Gobierno Federal, que son impulsados también por Michelle Obama.
La obesidad infantil es un problema mundial, y en Estados Unidos el número de niños con este problema se ha triplicado en los últimos 30 años. Al tomar esta medida, Disney se consolida como una empresa en la que los padres pueden confiar la salud y el bienestar de sus hijos.
Por supuesto y no sin un dejo de ironía, los parques de Disney son conocidos por vender casi como única opción, comida chatarra, refrescos azucarados y muchos productos no saludables. Al respecto, la marca se compromete a reducir el nivel de sodio en sus comidas para niños y ya desde 2006 retiró el uso de sus personajes como imagen para comidas con alto nivel de azúcar. No obstante, las medidas específicas de sus parques lucen un tanto flacas ante un muy, muy obeso problema.
Otro de sus esfuerzos consistirá en poner un «Mickey Check» en productos con licencia Disney, menús y recetas online que cumplan con los criterios nutricionales, con el fin de avisar a los padres de que se trata de un alimento sano.
El presidente de la marca, Ebert A. Iger resume las razones tras estos cambios diciendo que «las empresas que estén en una posición para ayudar a solucionar la obesidad deben hacerlo. No es altruismo, es sobre hacer negocios de forma inteligente». Así, Disney se adelanta a su competencia, logrando el liderazgo en una de las áreas de más importancia para los padres en la actualidad.