Por: Antonio Tamayo
El concepto del trabajo dentro de la empresa está en un proceso de cambio radical, en el cual el empleado o trabajador, es revaluado como persona en el más amplio sentido del término. Lo cual implica un drástico cambio de paradigma.
Hasta ahora, el modelo tradicional, es una reminiscencia del concepto que viene desde el siglo XIX, el cual siguió a su vez el existente en la época feudal, en donde existe un señor feudal llamado después patrón, y su contraparte los siervos con el nombre de trabajadores. Este patrón es el propietario de la riqueza y del conocimiento, y los trabajadores lo único que aportan es su mano de obra.
Este modelo hacía y todavía hacer ver a la empresa como una entidad donde solamente hay un único dueño, y todos los demás están para generar valor para ese único dueño. Y este último se desatendía de su responsabilidad social con su personal, ya que se consideraba y en muchos casos actuales se sigue considerando, que esto no es de su competencia, que es algo personal o en el mejor de los casos le corresponde al gobierno.
Y el cambio al que me refería en un inicio, se muestra de manera clara en el informe «Workplace Trends 2014» de Sodexo, que analiza las principales tendencias que marcarán la evolución del mundo del trabajo en los próximos años.
En dicho informe se menciona que los trabajadores de hoy en día buscan que su empleo sea significativo y relevante. También desean que sea flexible, y que incluya formación. Además, los empleados aspiran a que el clima laboral sea bueno, y a que las retribuciones y compensaciones reconozcan los valores personales.
Si bien cada uno de los puntos mencionados por sí mismos implican un cambio importante, creo que uno clave en todos ellos y que de alguna manera los engloba es el del clima laboral, en otras palabras, que el trabajo no sea visto como un castigo, sino más bien como el medio por el cual la persona pueda desarrollarse tanto profesional como personalmente.
El informe agrega que el empleo del futuro proporcionará a las plantillas algo más que un puesto de trabajo. El análisis sugiere que las compañías de éxito serán las que promuevan el bienestar y la salud de los empleados, las que creen espacios de trabajo centrados en los empleados y las que presten atención a las experiencias que viven los trabajadores en el desempeño de sus funciones.
Esto último es una real y verdadera Responsabilidad Social, la atención al Capital Humano y no solamente al recurso humano como todavía se le llama, en el cual ahora se atiende a la persona como un todo, y no únicamente como un ente que opera junto con una máquina.
Y aunque suene obvio, con este clima laboral positivo se espera un incremento en la productividad, pero esta última ya no basada en la “disciplina del látigo”, sino en la atención del personal en todas sus dimensiones, y que el centro de trabajo se convierta en un lugar de un ambiente positivo donde todos los participantes disfruten su actividad productiva. Viendo esta última no como un castigo, sino como un medio para su mejora profesional y personal.
Seguiremos platicando…
Antonio Rey Tamayo Neyra
Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. Desde 1991 colabora en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de colaborar en otros medios. Desde el 2002 involucrado en la Responsabilidad Social, escribiendo y realizando proyectos editoriales de este tema, y además documentando las actividades de las empresas (tipo caso)
También es profesor de posgrado e imparte capacitación en relacionales laborales.
Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México; su preparación profesional posterior incluye un Diplomado en Responsabilidad Social en el Tecnológico de Monterrey, y un Curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña. Actualmente estudia la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña.