Esta columna es patrocinada por CEMEX, impulsando la construcción sustentable.
Existen muchas teorías acerca de cómo terminará el mundo, algunas más desastrosas que otras, pero ninguna comprobada. Enfocándonos más en la supervivencia de la humanidad después de estas catástrofes, se creó una bóveda con el objetivo de salvar a la humanidad.
En Noruega en una montaña del archipiélago Sbvalbard, a 120 metros de profundidad, se encuentra una construcción que posiblemente sirva para preservar la vida en la tierra, se trata de “El Banco Mundial de Semillas Svalbard”, una bóveda subterránea que almacena semillas de todo tipo de cultivo alrededor del mundo.
Este almacén diseñado por el agricultor Cary Fowler, es también conocido como “La Cámara del Juicio Final”, y está considerada para guardar aproximadamente 825 mil diferentes tipos de semillas.
Se construyó en 2008, y es actualmente la bodega de semillas más grande del planeta, almacenando 100 millones de semillas procedentes de un centenar de países del mundo. La construcción es resistente a actividad volcánica, terremotos, inundaciones y radiación, contemplando distintos tipos de catástrofes.
Las variables que puedan llegar a haber están consideradas ya que en caso de que falte electricidad, el frío del hielo sirve de refrigeración natural, lo que permitirá la conservación de las semillas durante siglos.
Según el diseñador de esta bóveda, preservar la diversidad de los alimentos es la manera más económica y efectiva de ayudar a que la agricultura se adapte a los cambios sufridos.
En el caso de un desastre natural o nuclear en el planeta, esta cámara cuenta con la suficiente cantidad de semillas como para replantar todo el mundo y recuperar las cosechas.
Los países que deseen pueden enviar las muestras de sus semillas, y su conservación en la bóveda es un servicio gratuito, cada entidad seguirá siendo el propietario, pudiendo recurrir a las copias de repuesto siempre que una variedad desaparezca de su medio natural.