El 31 de mayo se conmemora el Día Mundial sin Tabaco, motivo por el cual la Mtra. Graciela Saldaña Hernández, académica del Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana, analiza en el presente artículo de su autoría cómo afecta el consumo de cigarros a las mujeres.
¿Se ha preguntado usted por qué razones el consumo de tabaco no cesa? Pocos nos sorprendemos hoy al reconocer que esto se encuentra estrechamente ligado al hecho de que contiene sustancias adictivas como la nicotina, que como tal tiene efectos sobre cualquier individuo y tipo de población. Sin embargo, parece haber una coincidencia entre algunos estudios que tienden a señalar la existencia de un claro componente de género en el consumo de tabaco en la mujer (Cfr. I. Nerin, 2005).
La mujer se incorpora al consumo de tabaco condicionada por factores socioculturales estrechamente relacionados con su incorporación al mundo laboral, inducidas por el tema de igualdad de derechos, como una muestra de liberación femenina (INM. Comunicado de prensa 41. 30 de mayo de 2011).
Por otro lado, de acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres (INM), algunas adolescentes se inician en el tabaquismo debido a factores psicosociales, como pensar erróneamente que les ayudará a controlar su peso. Muchas veces el consumo tiene que ver con factores socioeconómicos y de estatus.
Algunos estudios revelan que en mujeres adultas el consumo del tabaco está más relacionado con estados afectivos como depresión, estrés y ansiedad, siendo un escape a las condiciones agobiantes que viven, en el ámbito laboral, familiar y la doble jornada de trabajo (INM. Comunicado de prensa 41. 30 de mayo de 2011).
Otras fuentes revelan la influencia decisiva de las compañías tabacaleras en la configuración de muchas de estas creencias (Cfr. I. Nerin, 2005). Por mucho tiempo se han utilizado campañas para alentar a las mujeres y niñas de países llamados desarrollados, y de aquellos que no lo son, a que fumen.
Las empresas tabacaleras han fomentado la imagen de la mujer fumadora que tiene que ver con aspectos de frialdad, de desafío, de seguridad en ella misma, de sexy y de esbelta. Los problemas en las mujeres fumadoras no se han hecho esperar en muchos de los ámbitos de su vida.
En cuanto a la salud, se reconoce que el consumo de tabaco provoca cáncer de pulmón, enfisema y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Kumate, 2010). Acelera la aparición de la menopausia y se encuentra asociado a la osteoporosis. Las mujeres fumadoras usuarias de anticonceptivos orales presentan un mayor riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular.
Por otro lado, su imagen y su estima también pueden quebrantarse debido al deterioro general de su piel, la aparición prematura de arrugas faciales, la tinción amarillenta de los dedos y de los dientes y el mal aliento. La mujer puede tener problemas en la familia por dificultades en la concepción, o por el síndrome de muerte súbita infantil. En las mujeres gestantes fumadoras hay un incremento del riesgo de muerte neonatal de hasta 35 por ciento.
El bolsillo de la mujer también se ve afectado ya que el precio de una cajetilla oscila entre 40 y 50 pesos. De acuerdo con el INEGI, una persona fumadora en México gastará 89 mil pesos a valor actual durante los años promedio de consumo. Los costos a la sociedad en general son muchos si se tienen en cuenta los gastos en atención médica, hospitalizaciones, medicamentos, incapacidades, el gasto de los cuidadores, el costo de una mujer que deja de trabajar porque debe atenderse o cuidar a sus hijos o esposo.
El costo también se paga de los impuestos; los médicos que los atienden, los hospitales y los recursos materiales en general se pagan con las contribuciones de los ciudadanos. No debemos olvidar los costos de la parte emocional, es decir, el dolor que estas enfermedades cobran y que no puede ser cuantificado (INEGI, Aguascalientes, 31 de mayo, 2012).
El problema no es menor si consideramos el número de mujeres fumadoras. En efecto, de acuerdo con cifras del boletín de la Organización Mundial de la Salud 2010,88:563-563, de los más de mil millones de fumadores que hay en el mundo, aproximadamente 20 por ciento son mujeres. Todo dice que estas cifras tienden a aumentar.
Por esto creemos imperativo generar políticas públicas de prevención en el consumo de tabaco, que tomen en cuenta los riesgos específicos relacionados con el género. Asimismo, consideramos indispensable la participación de las mujeres en la formulación y ejecución de las políticas de control del tabaco, así como también de las organizaciones no gubernamentales. Al mismo tiempo, consideramos fundamental generar políticas públicas diseñadas para mejorar la calidad de vida y condición de las mujeres, fomentando el valor de la salud y fortaleciendo su autoestima.
De manera individual las mujeres tenemos la responsabilidad de informarnos y compartir la información con otras mujeres. Podemos comenzar en nuestro entorno cercano como lo son el hogar y el trabajo, y también valiéndonos de las redes sociales.
Fuente: UIA (Universidad Iberoamericana)