Cuando salimos de viaje es casi inevitable que nos invada el deseo de llevar con nosotros un detalle sobre la región que visitamos para recordar la experiencia al regresar a casa. Desde luego a esto hay que sumar las extrañas solicitudes previas a abordar el transporte. Sin embargo adquirir este tipo de Souvenirs no siempre es del todo ético e incluso puede afectar la comunidad que visitas.
Un gran porcentaje de estos artículos están hechos de piel, concha o hueso, por lo que evidentemente su fabricación genera un fuerte impacto ambiental y dañan directamente a la vida silvestre de la región.
Por otro lado, muchos monumentos históricos alrededor del mundo son dañados o robados diariamente por turistas. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ha revelado recientemente información sobre un aumento en el tráfico ilícito de bienes culturales, y estima que algunos países africanos han perdido ya el 95% de su patrimonio debido a este grave problema.
Afortunadamente, con el surgimiento progresivo de leyes dedicadas a la protección animal y de monumentos históricos en diferentes países del mundo, las posibilidades y las costumbres sobre los souvenirs que se adquieres durante una aventura en un lugar lejano afortunadamente han cambiado para bien, sin embargo aún falta mucho camino por recorrer tanto en lo ambiental, como en lo social.
Durante el lanzamiento de la plataforma Bearesponsibletraveller.org Irina Bokova, directora de la UNESCO describió la guía web como una herramienta en la lucha contra quienes consideran el patrimonio de la humanidad como una especie de «bazar al aire libre».
Por desgracia, aún es muy fácil incurrir en compras que atenten contra la integridad de las regiones que visitamos, por lo que adquirir productos producidos de manera local y evitar artículos de piel, colmillos o conchas, cuya regulación es en muchas ovaciones inexistente, es la mejor forma de realizar un viaje sustentable y contribuir al desarrollo de la comunidad que visitamos.