Hace unos meses me preguntaba si American Apparel, una empresa que se jacta de ofrecer salarios justos (algo raro en la industria de la moda) y de tener prácticas sustentables puede realmente ser llamada responsable, ya que tanto su CEO como su publicidad demostraban actitudes francamente sexistas, o hasta misóginas.
La respuesta parece haber llegado con el despido de Dov Charney, el fundador y CEO de la compañía. Cherney fue retirado hace unos días de sus cargos como cabeza de la junta directiva, presidente y CEO de la empresa que fundó en 1998. ¿Las razones? Una investigación que lo acusa de utilizar dinero de la empresa para comprar vuelos de avión, de usar departamentos corporativos cuando no estaba trabajando, y también de filtrar fotografías comprometedoras de una mujer que lo había demandado.
Charney ya había sido blanco de varias demandas y acusaciones por acoso sexual. En 2011 una empleada lo acusó de querer convertirla en su «esclava sexual». Su demanda no procedió, y se llegó a un acuerdo económico fuera de la corte. Sin embargo, durante el juicio surgió un blog falso donde se publicaron fotografías de la demandante desnuda. Según la junta directiva de American Apparel, su fundador sabía que detrás de este blog estaba uno de sus empleados.
La carta redactada por la junta para justificar el despido, también denuncia que Charney utilizó dinero de su empresa para pagarle a otras exempleadas con las que tuvo fallas de conducta, para así evitarse futuras demandas. Además, lo acusa de tener actitudes que lo ponían en riesgo para acusaciones de acoso, discriminación y agresión.
Como resultado de todo esto:
Para la empresa fue muy difícil recaudar capital y asegurar el financiamiento de la deuda a tasas razonable. De hecho, muchas fuentes financieras se han negado a involucrarse con American Apparel mientras seas parte de la empresa.
Como se puede ver, el despido vino solamente cuando las acciones poco responsables del CEO comenzaron a interferir seriamente con los prospectos financieros de la empresa. Pero el caso demuestra que este tipo de actitudes afectan profundamente a la reputación de un negocio.
Ahora falta saber si, en ausencia de Charney, la publicidad y la imagen de la marca seguirán su línea sexista, o si existirá un cambio a profundidad para rehabilitar la imagen de la compañía.
Fuente:
The Wall Street Journal
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