¿Qué tan difícil es llevar una vida sustentable? Es una pregunta que muchos se hacen dado que el término aparece cada vez más en los titulares de negocios pero también en nuestra vida diaria.
A fin de dar una respuesta certera, habría que definir rápidamente sustentabilidad; su concepto más coloquial podría ser: es el comportamiento que permite satisfacer nuestras propias necesidades sin poner en peligro la subsistencia de las generaciones venideras.
Esto quiere decir que cuando apoyamos modelos sociales de escasa ética o atentamos contra recursos naturales, por supuesto que no somos sustentables. La trata de personas, la mano de obra infantil, las sweat shops, la inequidad de género, la contaminación, el uso desmedido del agua, el calentamiento global, etc. son todos ejemplos de ausencia de sustentabilidad.
Ahora ¿Cómo incorporar comportamientos verdaderamente sustentables en nuestro diario existir? Permíteme narrarte un día en la vida de cualquiera de nosotros… y de hecho pongámosle un nombre común para hacerlo aún más cercano… veamos un día en la vida de David.
David trabaja en un corporativo sobre Avenida Reforma, aunque él vive hasta Coyoacán. Consciente de su responsabilidad para con la sustentabilidad, David está inscrito en un programa de carpool impulsado por su misma compañía, en el cual varios empleados de la misma zona usan un solo auto para llegar a la oficina, turnándose cada semana a quien le toca el vehículo.
David usa un portafolios para sus documentos, mismo que adquirió de una marca mexicana que cuenta con el Distintivo Empresa Socialmente Responsable; él sabe que así impulsa este tipo de organizaciones y que además, al ser un producto nacional, incentiva el comercio y la industria de su propio país, a la vez que reduce volúmenes de importación que propician grandes cantidades de emisiones. Adicionalmente en su lugar de oficina, prefiere las plumas y los cuadernos que están hechos con materiales reciclados y/o reciclables, pues sabe que con ello contribuye al aprovechamiento cíclico de los mismos.
Cuando llega la hora de la comida, David podría tomar un taxi para llegar en cinco minutos a la plaza más cercana y buscar alguna opción alimentaria; sin embargo sabe que el pedir comida a la oficina y evitar ese gasto y trayecto es más sostenible; como conoce perfectamente los platillos más pedidos de Pane en Vía por internet, realiza su solicitud a través de su app e incluso invita a algunos compañeros a hacer lo mismo para que aprovechen todos la ruta de repartición, evitando emisiones y ahorrando tiempo.
Por la tarde vuelve a tomar el carpool con sus compañeros hacia su hogar. Al llegar a su edificio baja sus bolsas de basura que ha separado cuidadosamente para canalizar desechos orgánicos, inorgánicos pero además también ha segregado el PET, el vidrio y las latas de aluminio, ya que sabe que todo esto es reciclable.
Finalmente se adentra en su departamento y tras hacer algo de ejercicio, se dispone a descansar, viendo su televisión que cuenta con el sello Energy Star de ahorro de energía, a la luz de su lámpara de mesa que por cierto, funciona con un foco ahorrador.
Como puedes ver, la vida de David, la mía y la tuya, no son tan distintas en cuanto a la jornada laboral. La pregunta es ¿Y tú, te preocupas tanto por la sustentabilidad como él? ¿Qué futuro le vas a dejar a tus hijos?