En los últimos años, al surgir la inspiradora historia de Malala Yousufzai, y el muy desafortunado secuestro de más de 200 niñas en Nigeria, el mundo ha comprendido la importancia de ofrecer educación de calidad a las niñas de todo el mundo, así como los serios obstáculos que ellas enfrentan todos los días para obtenerla.
Esta formación, además, debe ser lo más diversa posible, impulsando a las jóvenes a aprender y utilizar materias que tradicionalmente no son vistas como «femeninas», como las ciencias e ingenierías. Esto significaría una verdadera revolución, y ayudaría a acabar con la desigualdad e inequidad de género.
En este contexto, vale la pena conocer cuál ha sido el avance en las últimas dos décadas a lo largo del mundo, para así saber qué se debe mejorar, qué países son los más rezagados y también en qué se ha mejorado. A continuación, 10 datos que ayudan a comprender el panorama, tomados de la Unesco y de los Indicadores del desarrollo mundial.
En 2013, la tasa de alfabetismo de mujeres entre 15 y 24 años alcanzó el 87%
En 1990, la cifra era de solamente 79%
Como comparación: para los hombres, la tasa llegaba al 92% en 2013, y en 1990 era del 88%
Las zonas geográficas donde la brecha es mayor son África subsahariana, el sureste de Asia, el norte de África y el Medio Oriente.
De los 774 millones de personas en el mundo que son analfabetas, dos tercios son mujeres
Eritea, un país situado al noreste de África, es en el que se da un menor porcentaje de niñas inscritas a la educación primaria, con un 41%. Después siguen Mali (75%), Nigeria (79%) y Pakistán, con 85%
La inscripción a educación secundaria es casi pareja entre hombres y mujeres: un 49% de las niñas y un 54% de los niños están inscritos.
En latinoamérica, el porcentaje es favorable a las niñas: el 93% asiste a la secundaria, y solo el 87% de los hombres
Un tercio de las niñas que no asisten a la escuela viven en Nigeria, Pakistán y Etiopía. En total, son 9.5 millones.
Globalmente, hay más mujeres recibiendo enseñanza superior, pero la estadística se revierte cuando se habla de países pobres.
Fuente:
Eudemic