Hace exactamente seis años se llevó a cabo un estudio con una muestra de 11 mil personas y 200 marcas diferentes de EUA, Inglaterra, España, Brasil, Alemania, China, India, Francia y México, países que, según Andrew Zimmerman de Havas Digital en Brasil, representan al 53 por ciento de los internautas del mundo. El nombre del estudio: “Consumer perception of climate change and its potential impact on business.”
De acuerdo con este documento que sentó un precedente a nivel global, cada vez más consumidores alrededor del orbe, están conscientes y de hecho preocupados por fenómenos como el cambio climático y el calentamiento global, mismos que están originando sucesos meteorológicos que nunca antes se habían presentado en nuestro planeta.
Ante esta situación, es un hecho que el mercado se está desplazando hacia opciones más verdes en cuanto a las marcas que adquiere, no importa si se trata de venta de computadoras online o de nuestras compras semanales en el supermercado. Irónicamente, aún cuando como clientes estamos comenzando a buscar estas opciones, de acuerdo a diferentes encuestas, no estamos dispuestos a pagar un sobreprecio por ellas; es decir, estamos esperando que las empresas cobren responsabilidad y sean ellas quienes absorban el costo de su nuevo actuar.
Esta demanda social que está ocurriendo en distintas latitudes, también se ve reforzada por la presión que ejercen diferentes ONG y grupos activistas como podría ser Greenpeace, quienes continuamente evalúan a las empresas en distintos ámbitos de su cadena de valor, para ver qué tan respetuosos son con el entorno. La campaña Detox o el Ranking Verde de Electrónicos que emite este organismo periódicamente son una muestra de ello.
Ante este contexto, una realidad es clara: el «business as usual» está muerto y las marcas se están adentrando en un nuevo paradigma porque las condiciones climáticas y sus propios stakeholders están ya dentro de él. El reto es enorme pero la oportunidad lo es aún más.
Los grandes corporativos están comenzando a comprender desde hace unos años que la sostenibilidad no es un lujo o una moda pasajera, sino el requerimiento de una nueva realidad de la que no se pueden sustraer. Aquellos que han girado el timón de su estrategia hacia ello, están comenzando a cosechar los primeros beneficios, no solo en reputación corporativa, sino en engagement con sus grupos de interés.
Esta es la nueva era del marketing. Atrás quedó la época de los productos, atrás quedó también la de la publicidad, hoy entramos a un nuevo estadio, uno más humano que clama por relaciones más sociales y ambientales… Bienvenidos a la era del marketing sustentable.