Everyday Sexism Project es una iniciativa global que existe para compliar y publicar historias de mujeres reales que se enfrentan a situaciones de inequidad en su vida diaria. Por medio de su página web, las mujeres pueden enviar sus anécdotas, las cuales pueden leerse en el mismo sitio y sirven como una prueba de que falta mucho por hacer para eliminar el sexismo en el mundo. Aquí, algunas situaciones que tienen que ver con el mundo laboral. Si dudas que sean reales, solo pregúntale a alguna mujer trabajadora. Con seguridad ella ha vivido una o más en el transcurso de su carrera:
1. Ser confundida con la secretaria:
«Aunque he sido la figura de mayor rango en juntas con clientes, cuando todos los otros asistentes son hombres, con frecuencia que espera que yo tome notas y distribuya las bebidas»
«Soy la cabeza del departamento de recaudación de fondos en mi organización. Cada vez que voy a una junta con mi subalterno, a él lo saludan primero, le dan la mano primero, y dirigen la conversación hacia él. Una vez me preguntaron si yo estaba ahí para tomar notas, aunque ya me habían presentado como la gerente.»
2. Ser confundida con la «chica del té»:
«Visitantes internacionales de la sede de la compañía vinieron a mi oficina para una junta en la que yo, la única mujer en la administración, tenía que rendirles cuentas. Entré con mi reporte y me pidieron café: con leche y dos cucharadas de azúcar».
3. Ser llamada una «buena chica»:
«Que me digan que soy una ‘buena chica’ cuando ofrezco ideas a mis superiores. Tengo que resistir las ganas de ladrar. Una vez funcionó simplemente alzar una ceja y decir ‘lo siento, no entendí eso’, pero otro solamente lo repitió. Una vez llamé a uno un ‘buen chico’, pero no en una junta. Pareció entender mi punto y dijo la expresión no significaba nada en especial.»
4. Ser acusada de estar menstruando al dar una opinión:
«Mi colega (mujer) tuvo que perseguir a un hombre en otro departamento para que le entregara un papeleo atrasado. Cuando fue a hablar con él, su única respuesta fue: ‘¿Son esos días del mes?’ Esto pasó en una gran empresa, y ella es una abogada.»
5. Preguntar si hay «un hombre disponible»:
«Al trabajar en una oficina legal, muchas personas en el teléfono han demandado hablar con un hombre y no conmigo»
6. Ser ignorada en una junta:
«Estuve en una junta la semana pasada en la que se hizo una pregunta. Yo sabía la respuesta y dije:’la respuesta es sí, van a asignar a un equipo para hacer esto’ El director de la junta, un hombre, ignoró por completo mi comentario y dijo ‘creo que la respuesta es sí, la junta prometió trabajar en el asunto así que supongo que asignarán a un comité.’ Compartí una mirada con la única otra mujer en la sala, suspiré y repetí que yo estaba segura de que asignarían a un comité. Ojalá esta fuera la primera vez que me ha pasado algo así… no lo es.»
7. Recibir preguntas sobre planes de tener hijos:
«En mi entrevista para mi posición actual, me preguntaron su planeaba tener hijos y cómo planeaba cuidarlos. La pregunta siempre va precedida por un ‘Tal vez no debería preguntar, pero…’¡Claro que no deberías! ¿Me preguntarías eso si fuera hombre?»
8. Ser considerada un riesgo por posible maternidad:
«Fui entrevistada para un trabajo en una empresa pequeña cuando tenía 20 años. El socio de la firma me dijo que no me contratarían porque con seguridad iba a embarazarme y a necesitar permiso de maternidad, y que si repetía que él había hecho ese comentario, él lo negaría.»
9. Recibir acusaciones de «pensar solo en el bebé»:
«Recientemente regresé a mi puesto en el extranjero después de mi permiso de maternidad, y conocí al nuevo jefe. En nuestra primera junta, me explicó que yo ya no estaría a cargo de la unidad que había liderado por más de un año, por mis ‘circunstancias especiales’… También dijo que sería difícil que me concentrara en mi trabajo mientras amamantaba, así que estaba siendo generoso al reducir mis responsabilidades y darme un puesto más bajo.»
10. Sufrir acoso:
«Tenía 22 años, me acababa de graduar de la universidad y estaba en mi periodo de tres meses de prueba en una empresa muy pequeña: solo yo y el jefe (casado, con hijos de mi edad) Un día estaba ocupada archivando y él se acercó por detrás, puso sus brazos alrededor de mí y metió su lengua a mi oreja. Lo empujé y le dije que no hiciera eso de nuevo. Me despidió una semana después por no acceder a tener una aventura»
Fuente:
The Guardian