Por: Emilio Guerra Díaz
El 8 de septiembre la Organización Editorial Mexicana publicó en sus diversos diarios que tiene en el país la colaboración semanal del Dr. Ramón Ojeda Mestre, intitulado “Filantrofagia”, el cual es un ejemplo sobre cómo escribir visceralmente, mostrando al tiempo, que las posibles oportunidades de aprender que ofrece la vida a través de los trabajos que hemos tenido a veces se desperdician.
La principal tesis de esta colaboración editorial es “desenmascarar a los falsos filántropos”. Ojeda Mestre señala “Los que se dedican a crear fundaciones dizque caritativas o dizque promotoras del arte o de la obra de algún artistilla o dizque para apoyar al medio ambiente o a los derechos de los huérfanos etc., etc., esos simuladores de bondad son en realidad defraudadores del fisco”.
Escribe Ojeda Mestre “ellos no, hacen la Fundación equis o la asociación civil a modo para que todo lo que reciben o dan de dinero sea deducible de impuestos. Una farsa ruin, execrable y vil. Y adicionalmente se autonombran directivos de esos bodrios dizque filantrópicos y se otorgan sueldos y prebendas, celulares, vehículos, viajes y todos lo que a ustedes se les ocurra en sus brillantes y sagaces mentes. Hay algunos que hasta la comida de sus casas y el sueldo de sus secretarias o sirvientas y choferes meten en la nómina de la Fundación”.
Ojalá Ojeda Mestre pudiera probarlo pero para infortunio de sus palabras, las donatarias autorizadas, es decir, las organizaciones autorizadas por los parámetros que marca la ley, tienen reglas de operación reguladas por la misma SHCP. Aquellas sólo pueden destinar el 5% de sus ingresos a gastos de administración, ah y están sujetas a entregar una vez al año sus estados financieros auditados por contador externo. Requisito que es fundamental para renovar la autorización anual para ser donataria.
Remata don Ramón: “Es de escándalo ya la cifra de evasión fiscal real que suma decenas de miles de millones de pesos escamoteados al erario por estos lobos disfrazados de ovejas”. Y brota su filantropía: “Si ellos entregaran al fisco los miles de millones de pesos que le escamotean, el Estado podría realizar acciones importantes frente a la mayor pobreza de la historia de México como la que estamos padeciendo en la actualidad”.
No reconoce la valía de la contribución de recursos privados para fines públicos esas son las donaciones, no son recursos públicos en el sentido que da el ex legislador (el Dr. puede asomarse a una de esas “leyezuelas” que recogen el espíritu de contribución de las organizaciones filantrópicas y fundaciones en la Ley de Fomento a las Actividades de las organizaciones civiles). Por otra parte le podríamos preguntar si ¿Tendrá las cifras precisas sobre a cuánto asciende el monto de las donaciones en México?
Si se trata de ver el uso de recursos públicos derrochados desproporcionadamente, ¿Por qué no Ojeda Mestre se une al movimiento de miles de ciudadanos que quisieran limitar excesivos los recursos públicos que reciben los partidos políticos? Imagine el lector que el presupuesto de los partidos para imprimir basura electoral y plásticos fuese destinado a organizaciones con proyectos productivos para población vulnerable.
Hoy, necesitamos de un Estado fuerte de una sociedad civil participativa y del sector filantrópico que brinda servicios adicionales allende el mercado no los cubre y el gobierno no satisface. No necesitamos que regrese el “ogro filantrópico” en el cual Ojeda Mestre fue legislador y si lo que él considera “una verdadera plaga de Organizaciones no gubernamentales” que contribuyan a desarrollar el poder ciudadano que tanto espanta a políticos y funcionarios públicos.
Finalmente, en su sesudo artículo Ojeda Mestre nos quiere brindar algunas tesis morales de lo que según él debería ser la filantropía:
• Un ejercicio de “compartir discreta o secretamente parte de su fortuna económica o patrimonial con otros seres en situación de infortunio”
• No puede hacerse publicidad de una acción de esa naturaleza (dice Ojeda Mestre: “si hubiera diputados de a de veras, estarían haciendo, con carácter de ya, una modificación a todas esas leyezuelas que le permiten a los infamantes falsarios de la bondad y de la solidaridad hacerse publicidad en los medios de comunicación)
• Mucho menos tomarse fotos por las entregas que los filántropos hacen “con nuestro dinero” (dice Ojeda Mestre: “Sí, con nuestro dinero, pues es lo que dejan de pagar de impuestos que usted estoica lectora y vos elector lector y nosotros los pobres marinos, sí pagamos sin escapatoria”).
¿Sabe? El señor Ojeda Mestre fue diputado (no sé si de a de veras), por el estado de Veracruz y parece ser que no propuso ninguna “leyezuela” para mejorar ni el régimen fiscal ni el filantrópico. Fue diputado en la época del estado priista absoluto, si del Ogro Filantrópico.
El ex diputado tiene formación de licenciado en Derechos por la UNAM (Institución que tiene una Fundación) y cuenta con una amplia trayectoria en derecho ambiental a nivel internacional que hay que reconocerle por propios méritos, pero la oportunidad que le dio la vida cuando fue legislador federal para aprender sobre legislación fiscal en la que está inscrito el sector filantrópico que tanto odia, tiene reglas muy claras y que se encuentran hoy en la Ley Federal del Impuesto Sobre la Renta. Don Ramón, nadie que dona en México deduce el 100% del importe del donativo. Por el contrario un donante tiene el derecho de deducir sólo el 7% de sus ingresos del año fiscal anterior.
Desconoce el ex legislador Ojeda Mestre que cualquier donativo viene del ingreso del donante y no del fisco. Así la empresa que dona lo hace de sus utilidades antes del pago de impuestos. Luego, cuando entera a la SHCP, ajusta a la baja sólo el porcentaje que habrá de disminuir su tasa de impuesto, pero no desaparece la obligación de pagar impuestos de un contribuyente donador. Lector, que no le vendan la ilusión de que sí da un donativo de mil pesos, usted recupera los mil pesos. No, eso si sería vil, ruin y execrable.
La tesis de Ojeda Mestre trae de la memoria los análisis que existen respecto a las distintas motivaciones que puede tener el Hombre para ayudar a sus semejantes. Existen tantas razones y motivaciones como Hombres hay. Cierto es que si para algunos donar es una vía para ganar un pedazo de cielo, para publicitar a la empresa o para mostrarme como ciudadano responsable, pues… ¡Bienvenidas esas motivaciones y cualquier otras!
Sin duda la vacuna para evitar ser un filantrofóbico, es participar. Done, pero dé seguimiento a su contribución, platique con su contador sobre el cómo va a deducir su donativo; involúcrese con la organización, pregunte, indague de dónde vienen los recursos, cómo trabajan, por qué la gente lo hace, visite sorpresivamente a la organización, entreviste a los beneficiarios. Done, done mucho, no hasta que le duela, sino hasta que le plazca, es decir, hasta que le llegue el disfrute ayudar a otros y que su aportación le cambia la vida a otros.
Done dinero, mucho dinero, ¡ah!, pero también done tiempo, dé su talento, dé un consejo, sea voluntario… gustará de ser un filántropo. Cuando lo sienta, percibirá que también es sumamente necesario contar con una filantropía organizada llena de fundaciones y organizaciones que serán el espacio para que se desarrolle la participación ciudadana que equilibre el poder económico, el poder político y acote los abusos.
Que hayan en México y en el mundo muchos más hermanos Chan, oriundos de Hong Kong que estudiaron en la Universidad de Harvard. Como son testigos vivientes de que la filantropía sirve, recién donaron 350 millones de dólares a la Escuela de Salud Pública de esa institución y que por cierto dirige Don Julio Frenk. Esto constituye la máxima cantidad donada de manera personal en los 378 años la universidad no lucrativa.
Gracias don Ramón por hacernos reflexionar sobre el trabajo que nos falta por hacer para ablandar corazones y alentar el entendimiento de la contribución que desde particulares se hace al bien público. No todos conocen a fondo la economía no lucrativa.
Desde el Consejo Directivo
El Presidente del Directorio señaló que Teletón regresa a diciembre para realizar su evento anual de recaudación de fondos, el año pasado lo adelantaron a noviembre quizá por las medidas de anti lavado que se han impuesto a las organizaciones filantrópicas. Fernando Landeros encabeza una nueva serie de spots para promover la nueva campaña. Llaman la atención dos cosas, por un lado poner énfasis en el sentido de justicia respecto a la discapacidad, que se contrapuntea con el mismo discurso de la cápsula de que “no es un asunto de lástima” y el tono meloso que se siente forzado. La historia de Teletón a pesar de ser un gran ejemplo y éxito para atender una causa social y es indiscutible el liderazgo de Fernando Landeros, los resultados están a la vista; no se ha visto apoyado con buenas estrategias de comunicación.
La Secretaria del Consejo Directivo expresó que se verá si Teletón emprende una nueva modalidad de sus conductores pues Lucero y Pedro Ferriz de Con se han visto inmersos en problemas personales que trascendieron a la opinión pública. El esfuerzo de todos quienes integran Teletón con sus distintos servicios y organizaciones dentro y fuera del país, merece todo el reconocimiento y apoyo, pero los cambios pueden resultar beneficiosos.
El Director de la organización señaló que la Delegación Mexicana que participa en la 23ª conferencia de la International Association for Volunteer Effort ya se encuentra ahí y tuvieron una entrevista con el Consejo Mundial que dirige aquella organización para conocer el estado del arte del voluntariado en el país. Compartieron que hay poca participación de países latinoamericanos y en cambio una nutrida asistencia de europeos y asiáticos. Sin duda ir hasta Australia resulta un reto enorme en tiempo y dinero.
Emilio Guerra Díaz
Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.