A todos nos ha pasado en algún momento de nuestra carrera profesional, o aun antes, cuando éramos estudiantes: tener un compañero de trabajo que es simplemente tóxico. El lidiar con este tipo de personas puede ser muy frustrante y quitarnos una gran cantidad de energía que podríamos estar usando para hacer algo más productivo. Pero, como dice la periodista Lisa Evans en un artículo para Fast Company, no tenemos control sobre las personas con las que laboramos, por lo que hay que aprender a lidiar con este tipo de personas.
Para Evans, un trabajador tóxico es aquel que tiene una o más de estas características:
* Hace drama cuando sus ideas no son elegidas
* Es un «peso muerto» que perjudica al equipo con su mal desempeño
* Se empeña en ser «el abogado del diablo» en las discusiones, llevándole la contraria a todos
* Prefiere trabajar solo y no comparte sus ideas con los demás
* Se interesa más por su carrera que por el equipo y toma crédito por el trabajo de otros
Si una persona así es parte de tu equipo de trabajo, es probable que esté afectando también tu desempeño. Aquí los tres tips que ofrece Evans en su artículo para lidiar mejor con el problema:
1. Enfócate en ti:
Pensar todo el tiempo en el comportamiento de esta persona solo te quitará tiempo y energía. Mejor decide concentrarte en ti y lo que puedes hacer para que tu trabajo tenga los mejores resultados posibles.
Las personas tóxicas son también muy ecogénticas, y eso es algo que puedes aprender de ellas: despreocúpate de los demás y trata de buscar formas de protegerte. Por ejemplo, si tu compañero es hábil convirtiendo una conversación en un duelo de acusaciones o en un debate, lo que puedes hacer es invitar a un tercero a sus reuniones y mantener un registro de lo que se discute. Así cubrirás tus espaldas.
2. No te lo tomes personal:
Otra característica de una persona tóxica es que no suele tomar responsabilidad por sus actos, culpando a otros o a las circunstancias de sus errores con excusas. Así, te puedes encontrar en la situación de tener que cubrir a tu compañero porque «está teniendo un mal día» o de creer que su actitud se debe a algo que tú hiciste o dijiste.
Reacciona ante esto obligando a tu compañero a hacerse responsable. Evita justificarlos, ellos ya lo hacen por sí mismos, y no te tomes sus acciones como una afrenta personal.
3. Establece límites:
Define qué es aceptable y qué no, para después comunicarlo. Por ejemplo, si el problema es que el compañero es que no hace su parte, tu reacción puede ser corregir sus errores para no quedar mal con el jefe o con el cliente. Sin embargo, en algún punto debes decidir cuánto trabajo extra estás dispuesto a hacer para compensar el de la otra persona. El establecer límites claros previene el cansancio y el resentimiento, además de forzar a la persona a cambiar su comportamiento o a arriesgarse a un despido por mal desempeño.
Es muy importante recordar que si te enfocas en los aspectos negativos al momento de confrontar a tu compañero, lo más seguro es que se niegue a cambiar. Por eso, intenta darle un giro positivo, sugiriendo otros nuevos comportamientos.