Llevamos ya años inmersos en una trepidante y vertiginosa revolución digital que parece no tener fin. Se ha escrito mucho al respecto y se seguirá haciendo porque se adapta, se transforma y continúa sin fin aparente.
Está provocando un permanente cambio en el modo en que se relacionan las personas, está reestructurando la forma en que se hacen negocios, la manera en que se desarrollan los países, el entretenimiento y el ocio, y la vida entera del planeta, en definitiva.
Pero este increíble tsunami que nos arrastra implica el riesgo de que se quede gente fuera, corremos el riesgo de que no todos estemos incluidos.
De esto precisamente trató el 5º Congreso Nacional de Tecnologías para la Accesibilidad organizado por CENTAC en Málaga el pasado 15 de octubre, con el objetivo de dar a conocer y difundir los avances tecnológicos y la innovación alrededor de las nuevas tecnologías para la inclusión de personas con discapacidad y dependientes.
Las tecnologías wearables, como máximo exponente de esta increíble trasformación tecnológica, fueron las grandes protagonistas de la jornada inaugural, en la que se presentaron los últimos avances en este ámbito: nuevos modelos y nuevas funcionalidades de la mano de distintos fabricantes, pero con las Google Glass y sus múltiples aplicaciones a la vida diaria, como gran protagonista.
Pero la pregunta es: aparte de incentivar la vida saludable y el innegable efecto de “moda”, ¿pueden los wearables mejorar la vida y ayudar a la inclusión de las personas con discapacidad? Yo pienso que sí, siempre y cuando seamos capaces de dar mayor valor a los usuarios, integrar esta tecnología en programas de cuidados y salud, e incorporar a los circuitos socio-sanitarios en el uso de la misma. La tasa de abandono de este tipo de tecnología, según diversos estudios, es superior al 50 por ciento pasados los primeros seis meses porque, después de ese efecto de “moda”, el usuario percibe poco valor en su uso.
Creo que el gran potencial de las tecnologías wearables está aún por llegar, y sólo hemos visto la punta del iceberg. Para la mayoría de las patologías crónicas, el ejercicio físico y los hábitos saludables son tan importantes como el tratamiento farmacológico, o incluso más. Los enfermos de EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), una de las patologías crónicas de mayor impacto, necesitan hacer ejercicio a diario para evitar una mayor degradación de sus pulmones. La posibilidad de que los médicos puedan monitorizar, controlar y tener mediciones de la actividad física, para obtener mejor información del paciente y tomar las decisiones clínicas adecuadas en el momento oportuno puede contribuir de forma muy notable a la gestión de la enfermedad, y lo mismo ocurre con otras patologías como la diabetes o la insuficiencia cardíaca.
Éste es realmente el gran potencial de las tecnologías wearables: la posibilidad de unir la prestación socio-sanitaria y la tecnología para ofrecer una nueva manera de gestionar la salud y el acompañamiento social, que puede mejorar la calidad de vida de los usuarios y también la eficiencia de los servicios socio-sanitarios.
“¿Y realmente pueden ayudar este tipo de avances a las personas con discapacidad?”, preguntaba Juan Luis Quincoces, Director General de CENTAC. La edad avanzada, la cronicidad, la dependencia y la discapacidad son caras de una misma realidad. El envejecimiento continuado de la población en España, junto con una de las esperanzas de vida más altas del mundo, muestra un escenario en el que un alto porcentaje de población reúne estas características. La aparición de soluciones que integran las nuevas tecnologías wearables y los servicios asistenciales aportará gran valor para estos colectivos, pero no hay que olvidar que los dispositivos y las tecnologías que se pongan en marcha deben estar adaptados a ellos y a sus características, con funcionalidades orientadas a discapacidades sensoriales, intelectuales y físicas, para asegurar la inclusión de todos en el uso de estas novedades.
Todo ello sin olvidar la seguridad, requisito imprescindible sobre todo en casos como éstos en los que se trata información de carácter médico y de salud. Los fabricantes deben cumplir la LOPD para gestionar y almacenar la información recogida.
Con estos requisitos como premisa, sin duda lo mejor está por llegar, y en los próximos años vamos a asistir soluciones reales que nos van a impactar en la gestión de nuestra salud y en el impulso de una vida saludable. La revolución de los wearables no ha hecho más que comenzar.
Fuente: Telefónica