Felices, seguros y orgullosos de estar apoyando la lucha a favor de los derechos de la mujer, así es como lucían los feministas que se multiplicaron exponencialmente por las redes sociales con letreros y playeras grises para declarar abiertamente sus ideales y dejar de ser lo que la actriz Emma Watson llamó «feministas de closet» durante su popular discurso en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sin embargo esa expresión de orgullo seguramente desapareció de sus rostros con rapidez luego de que el diario el diario «Mail on Sunday» hiciera público el no tan responsable origen de las camisetas.
De acuerdo con la investigación de la publicación que se ha replicado en múltiples medios internacionales, las populares playeras grises lanzadas por la organización feminista Fawcett Society y utilizadas como parte de una campaña apoyada por la revista Elle en Reino Unido, fueron fabricadas en Islas Mauricio por mujeres que trabajan en condiciones realmente lamentables.
Trabajar hasta 12 horas diarias en la fabricación de estas camisetas vendidas por más de 70 dólares, ofrece a cada trabajadora sólo el equivalente a 191 dólares al mes y un pequeño dormitorio que comparte con quince compañeras más, sin la posibilidad de convivir con sus familias; condiciones que no sólo se alejan del significado de la palabra feminismo, sino que se encuentran muy lejos de ser respetuosas de los derechos humanos.
En un comunicado publicado en la página de la organización , la directora de Fawcett Society, Eva Neitzert negó las acusaciones y aseguró que si desde el inicio de su colaboración con la revista Elle para el diseño de esta edición especial, se acordó que las camisetas se fabricarían de forma ética al interior de Reino Unido, aunque posteriormente se tomó la decisión de fabricarlas en CMT, una empresa de Islas Mauricio que cuenta con certificación Oekotex para avalar sus estándares de calidad y prácticas ambientales, y con una fuerte política de sustentabilidad.
«Estamos muy decepcionados de escuchar que las condiciones laborales que se viven en las fábricas de Mauricio problablemente no se ajustan a los estándares que promueve Fawcett Society y de cualquier producto que se distribuya en nuestro nombre», declaró Neitzert a Toronto Sun.
Por su parte un portavoz del viceprimer ministro de Reino Unido, Nick Clegg declaró que el funcionario asume «que la Fawcett Society no era consciente del origen de las playeras, ya que de lo contrario no le habrían pedido ponérsela».
Hasta el momento Lena Dunham, Tom Hiddleston, Joseph Gordon Levitt y otras celebridades que se unieron a la campaña de Elle, incluida la propia Emma Watson, no han dado ninguna declaración respecto al terrible escándalo que gira en torno a las camisetas feministas, aunque ¿realmente queda en entredicho el compromiso social de los embajadores, o es sólo que la revista y la organización involucradas debieron verificar mejor su cadena de valor?