Los buenos empleados tratan de mejorar hasta las malas situaciones, pero los malos simplemente la dejan así: no les importa porque no es su trabajo, porque su título o la descripción de su puesto no lo mencionan. Los líderes suelen notar esta actitud, y eso en definitiva no es bueno para el empleado. Aquí otras once acciones o hábitos que podrían hacer dudar de tu responsabilidad y profesionalismo:
1. Un trabajo de baja calidad:
Un trabajo hecho sin ganas se nota y es molesto porque causa problemas con los clientes y a la larga contribuye a una mala reputación. Nunca hagas un trabajo que pueda perjudicar el nombre de tu empresa o tu jefe.
2. Ignorar problemas de tu departamento:
Si te deslindas de los problemas de tu área porque tú no eres el jefe, se notará. Situaciones como retrasos en la entrega de productos, un error en una campaña de marketing o la revisión del trabajo son importantes para la operación y éxito de la empresa, y todos deben ocuparse de que salgan bien.
3. Mala ortografía:
A ningún jefe le gusta pasar tiempo corrigiendo errores de puntuación, gramática, sintaxis u ortografía, sobre todo porque con seguridad tiene más cosas que hacer. Por eso aprecia a los colaboradores eficientes que no requieren este tipo de revisión.
4. Fingir confusión:
Si tienes una duda o estás confundido pide una aclaración inmediatamente. Si después haces mal tu trabajo y lo justificas diciendo que no habías comprendido la tarea demostrarás un mal juicio y falta de interés por hacer bien las cosas.
5. Callar sobre los errores:
Cuando algo ande mal, notifícalo inmediatamente. Si no comunicas esta información, el problema crecerá y otros tendrán que lidiar con él. Además, demostrarás que tu empresa y tu equipo no significan nada para ti.
6. No comunicar retrasos:
Hacer un trabajo incompleto y no informarlo a la persona que está esperando que se termine es romper un contrato de confianza. En las empresas es común que los equipos planeen varias actividades en función de en qué momento se recibe un trabajo hecho. Tu retraso afectará a muchas personas y puede crear muchos problemas.
7. Dejar solo al equipo:
Terminar tu parte y desentenderte del equipo hablará muy mal de ti, ya que da a entender que el proyecto total no es tu trabajo sino el de tu jefe o gerente y que no te importa el éxito del proyecto ni del equipo. A ninguna empresa le gusta este tipo de empleado.
8. Malos reportes escritos:
La buena comunicación requiere de trabajo: esfuerzo, tiempo, planeación y energía. Y es necesario hacer todo este trabajo duro. Es cierto que las personas introvertidas o que no hablan bien en público tienen una justificación, pero lo que no se perdona es una mala comunicación escrita. Escribir correos electrónicos, crear reportes semanales o presentaciones que solo tú puedes entender es hacer un mal trabajo. Recuerda que este tipo de textos están hechos para que personas que no tengan tu contexto o experiencia puedan comprenderlos. No esperes que nadie te lea la mente.
9. Evitar tomar la iniciativa:
Si solo haces tu trabajo de 9 a 5 y no te importa nada mientras recibas tu cheque cada dos semanas, tu jefe y tu empresa sabrán que eres una persona prescindible, así que olvídate de ascender dentro de la compañía o de salvarte de un despido cuando sea momento de un recorte de personal.
10. Ser grosero:
Si creas conflictos o tienes una personalidad difícil, con seguridad no encontrarás un buen equipo. Quienes trabajan bien con otros ayudan a los demás, son positivos, hábiles y comprensivos.
11. Necesitar demasiada atención:
Si repites errores, aun cuando se te ha explicado cómo hacer las cosas, con seguridad le estás causando muchos problemas a tus superiores, ya que se están tomando el tiempo y energía de darte retroalimentación pero tú no estás rompiendo los malos patrones. Esto habla de incompetencia.
Fuente:
LinkedIn
