Cómo comprarle un Nobel a un racista misógino

El nombre James Watson es conocido en todo el mundo, y no es para menos. Este científico, junto con Francis Crick y otros investigadores, descubrió la estructura del ADN a mediados del siglo pasado, hazaña por la que se llevó un Premio Nobel de Medicina en 1962. En estos días, Watson está de nuevo en boca de todos porque su premio fue subastado por la casa de subastas Christie’s, vendiéndose por 4.1 millones de dólares.

Watson mencionó días antes que pensaba usar parte del dinero para dar regalos filantrópicos a instituciones como la Universidad de Chicago y después de la subasta, reporta el New York Times, reiteró esta intención. Sin embargo, esta noticia también causó que resurgieran críticas hacia el científico por sus creencias raciales.

En una entrevista para el diario británico The Sun, en 2007, Watson mencionó que era «inherentemente poco optimista sobre los prospectos de África» porque «todas nuestras políticas sociales se basan en el hecho de que su inteligencia es igual a la nuestra, cuando todas las pruebas dicen que eso no es verdad». Esto, dijo, pueden comprobarlo los empresarios que emplean a personas de raza negra. Después de publicada la entrevista, el laureado investigador fue expulsado del consejo de varias empresas, como explicó él mismo al Financial Times al anunciar su decisión de subastar el Nobel: «como era una ‘nopersona’, fui despedido del consejo de compañías, así que no tengo ingresos además de los académicos».

En esa misma conversación, además de hablar de donar sus ganancias por la subasta, también mencionó que le gustaría comprar obras de arte y afirmó que «no es racista de una forma convencional», una declaración mucho menos definitiva que la disculpa que dio en 2007, cuando dijo: «No es a lo que me refería. Y, más importante que mi punto de vista, no hay bases científicas para esta creencia.»

A pesar de esta disculpa, hace siete años Watson efectivamente perdió algunos puestos y sus declaraciones fueron públicamente repudiadas por la comunidad científica y por instituciones como la Federación de Científicos Americanos y el National Institutes of Health.

Ahora, Watson pretende regresar a la vida pública y parece que lo logró, ya que el valor de su premio superó las expectativas previas a la subasta por más de un millón de dólares. Sin embargo, varias publicaciones han afirmado que no debemos ser tan rápidos en olvidar su historial de racismo y misoginia.

Laura Helmuth, editora de ciencia en el portal Slate, recuerda que Watson no le dio crédito a Rosalind Franklin por su trabajo en el descubrimiento del ADN, que tiene una reputación de ser grosero y que en el año 2000 hizo otros comentarios racistas, afirmando que el término «latin lover» está justificado porque hay un lazo entre la exposición al sol y el libido. Ese mismo año, también dijo en una entrevista que jamás contrataría a una persona gorda. Por si esto fuera poco, Helmuth también cita que en 2012 Watson afirmó, refiriéndose a mujeres en la ciencia: «creo que tener a todas estas mujeres alrededor hace las cosas más divertidas, pero son probablemente menos efectivas».

Escribiendo para The Guardian, el editor de ciencia y presentador televisión Adam Rutherford también aboga por dejar a Watson fuera de la comunidad científica: «Aquí está nuestro reto: celebrar la ciencia cuando es genial, y a los científicos cuando se lo merecen. Cuando resulten ser intolerantes terribles, seamos honestos sobre eso. Resulta que igual que el ADN, las personas son complejas y a veces llenas de terribles errores.»