En medio de la creciente tendencia de las organizaciones por crear estrategias que estimulen la productividad de sus trabajadores, se han alzado muchas voces a favor y en contra de medidas como la remodelación de oficinas para crear espacios abiertos, los horarios flexibles y las vacaciones ilimitadas que los líderes de negocios más excéntricos han implementado ya como una realidad. Pero ¿son estas medidas realmente adecuadas para toda clase de organizaciones?
Cuando la emprendedora Sarah Kauss comenzó su búsqueda de un espacio para albergar las actividades de S’Well Bottle, una línea de botellas reutilizables a la moda, ella sabía que quería algo que le permitiera a su equipo interactuar sin límites, por lo que pronto pensó en instalarse en una casa en Union Square en Nueva York y crear un modelo de oficinas abiertas. Con lo que nunca contó fue con algunos problemas que obstaculizarían en desarrollo de su ambiente laboral ideal.
«Tenemos a una chica en el equipo a quien le encanta cantar las canciones de Frozen mientras trabaja, así que hemos tenido que animarla a tener auriculares», afirma Kauss en un articulo reciente.
El ruido constante es uno de los principales inconvenientes que se han detectado en las organizaciones que cuentan con oficinas de espacios abiertos, ya que no todos los colaboradores pueden acostumbrarse fácilmente a mantener la concentración en medio del caos. Para la publicista Lindsay Kaufman, esto desencadena un decremento de la productividad en los equipos de trabajo más que una comunicación adecuada.
Y Kaufman no es la única a disgusto con haber tenido que cambiar su oficina privada por un asiento en una sala compartida llena de conversaciones aisladas, música y risas frecuentes. Un estudio realizado en 2013 por Journal of Environmental Psychology reveló que muchos de los trabajadores que se desempeñan en oficinas abiertas sienten frustración debido al bajo nivel de concentración que consiguen fuera de las contadas oportunidades que tienen de apartar uno de los espacios privados destinados al aislamiento.
Casi la mitad de los trabajadores encuestados señalaron la falta de privacidad auditiva como un problema significativo de las oficinas con espacios abiertos, mientras que un 30% de ellos aseguró que la ausencia de privacidad visual constituía también un inconveniente de este modelo. Por su parte sólo un 10% de los trabajadores de oficinas con separaciones físicas señaló la falta de interacción en el equipo como un problema a resolver.
Estos indicadores no significan que los espacios abiertos constituyan un error por parte de todas las organizaciones que las implementan, sino una alternativa viable para las empresas que necesitan impulsar la colaboración entre sus trabajadores y cuentan con un equipo capaz de mantener determinado nivel de concentración aún en situaciones de ruido. Reglamentar algunas conductas como la música y los gritos dentro de la oficina puede ser también una excelente herramienta para contrarrestar el problema de las distracciones.
Finalmente, las empresas deben recordar que la mejor forma de incentivar la proiductividad de los trabajadores es identificar sus necesidades y estar abiertas a la retroalimentación, a fin de crear las condiciones adecuadas a nivel físico y laboral dentro de la organización.